La trama oculta detrás de la pelea entre Macri y Larreta

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En pocos días, Mauricio Macri pasó de renunciar a cualquier candidatura a desistir también de mantener su liderazgo en Juntos por el Cambio: su rechazo al desdoblamiento concurrente que anunció Horacio Rodríguez Larreta para las elecciones porteñas demostró su interés excluyente en la suerte del PRO y no en el futuro de la coalición opositora. El jefe de Gobierno demostró lo contrario al instrumentar un sistema electoral en la ciudad de Buenos Aires, estipulado por la ley y que hasta ahora defendía toda la dirigencia de JxC, que equilibrará las chances del PRO y de la UCR en las urnas.

La batalla que se desató desde hace 24 horas en el PRO era previsible. A partir de ahora, será inexorable que se profundice. La duda es hasta dónde llegará. Está en juego el liderazgo dentro de la oposición y, sobre todo, el pleno ejercicio del poder: Macri se quiere reservar el papel de mentor del espacio en Juntos por el Cambio a partir de una preeminencia del partido que fundó, mientras que Rodríguez Larreta necesita dar una muestra de carácter y autonomía ante el fundador del partido, con la mira puesta en cómo ganar las elecciones y lograr gobernabilidad si triunfa. Para ambos objetivos sabe que, más allá del PRO; requiere del apoyo activo de los socios de Juntos por el Cambio.

 
El telón de fondo de este escenario explosivo es la enorme desconfianza de Macri hacia la UCR por sus “reflejos populistas”. Si fuera por él, aseguran, dejaría el lastre de un radicalismo renuente a las políticas de shock que deberán aplicarse en el próximo gobierno. Y, al mismo tiempo, se acercaría de manera proporcional a los liberales y, en particular, al “antisistema” Javier Milei, cuyo ascenso electoral, si se confirman lo que marcan las encuestas, le daría más consenso a las reformas estructurales del país.

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En las antípodas, Rodríguez Larreta debe recostarse en la multicolor coalición opositora en busca de aquellos votos que su propio electorado del PRO, en principio, le podría retacear por su perfil moderado y dialoguista. Necesita hacerlo, justifican en su entorno, si quiere llegar a la Casa Rosada. El mismo jefe de Gobierno lo explicó en charlas reservadas a gente de su confianza: “Si las primarias en la Argentina fueran como en Estados Unidos, donde no son obligatorias, seguramente yo perdería frente a Patricia (Bullrich)”. Pero en nuestro país las PASO son obligatorias y Rodríguez Larreta tiene medido en las encuestas que hay un electorado de centro, no del PRO, que está dispuesto a votarlo.

Por eso el alcalde porteño, aunque está convencido de que debe garantizar la armonía interna y repartir los espacios de poder en JxC, como viene haciendo en la ciudad desde 2015, se siente obligado a hacerlo si quiere cumplir su viejo sueño de convertirse en presidente de la Nación. Y lo hará, como quedó demostrado en las últimas horas, aunque tenga que ponerse en la vereda contraria de Macri e implique el riesgo de dejarle el terreno más allanado a Martín Lousteau para sucederlo.

Sus adversarios internos cargan con la incomodidad de haber quedado expuestos en sus contradicciones. El larretismo se preocupó por difundir tuits y videos que registran el cambio de discurso de algunos líderes del PRO. Por ejemplo, Macri desdobló las elecciones porteñas en 2015 y lo justificó en estos términos: “Necesitamos mejorar la calidad democrática con un sistema más transparente, con boleta única electrónica y no más reelecciones indefinidas”. En 2019, necesitado de traccionar para su boleta presidencial los decisivos votos porteños, el ex presidente pidió que se utilizara la lista sábana en la ciudad de Buenos Aires Y luego de la derrota electoral destacó que la boleta única permitía “sumar transparencia y fortalecer la confianza en las elecciones”, facilitaba “el recuento” de los votos y aseguraba “las mismas oportunidades para todas las listas”.

Algo similar le sucedió a María Eugenia Vidal, crítica actual de su amigo (o ex amigo) Rodríguez Larreta por su anuncio electoral: en 2017, cuando era gobernadora, replicó las críticas del kirchnerismo por la demora en brindar los resultados provisorios de las PASO con una frase muy sugestiva en las últimas horas: “No es la primera vez, y ha sucedido en varias PASO, que la carga de la provincia de Buenos Aires lleva muchas horas; entonces es importante decir que la manera de resolver esto fue propuesta por Cambiemos en el Congreso de la Nación y es el voto electrónico”. Y puntualizó: “Esa es la manera de resolver que no pasen tantas horas hasta que sepamos el final de los resultados.

Ninguna decisión en materia electoral está exenta de motivaciones políticas. Tampoco en el caso de Rodríguez Larreta porque priorizó el equilibrio interno (y la continuidad) de Juntos por el Cambio. Algunos se preguntan: ¿Qué hubiera pasado si la UCR de Lousteau, molesta por un sistema electoral que inclinaba la cancha hacia el PRO, rompía la coalición y competía por afuera, como en 2015?

El sistema electoral en la ciudad era perjudicial para Lousteau: al no tener un candidato presidencial de la UCR que sea competitivo, iba a tener menos chances de que la boleta sábana le aportara votos para su postulación a jefe de Gobierno. Para el PRO, en cambio, dos candidatos fuertes como Larreta y Bullrich dejaban mejor parado a Jorge Macri. Por eso el radicalismo es devoto de la concurrencia electoral, aunque algunos dirigentes están atrincherados y en silencio, como los miembros del llamado Grupo Malbec, que posaron con Bullrich en la Fiesta de la Vendimia y que están armando un polo de poder en la UCR para oponerse a Morales y a su presunta decisión de aliarse con Larreta. Sus miembros, como Alfredo Cornejo, Carolina Losada y Luis Naidenoff, entre otros, ya tienen acordado que de sus filas surgirá la figura que secundará a Bullrich en la fórmula presidencial.

La curiosidad es que al jefe de Gobierno se lo está criticando por instrumentar la ley que la Legislatura porteña aprobó por amplia mayoría en octubre de 2018 y cuya falta de aplicación hubiera derivado en presentaciones judiciales para obligar a su cumplimiento. Pero, a la vez, el alcalde de la ciudad también se enfocó en sus propios intereses para alcanzar su objetivo político, resaltan sus colaboradores, de la misma forma que lo hizo un bonaerense como Jorge Macri cuando decidió ser candidato para gobernar la ciudad. Aun así, Rodríguez Larreta dijo que también quiere un solo postulante del PRO a jefe de Gobierno y dicen que podría bendecir al primo del ex presidente. Si no fuera así, ¿podría mantenerlo en un puesto clave del gabinete como el Ministerio de Gobierno? Quizá hablaron sobre eso en la reunión reservada que ambos tuvieron este lunes en el Teatro Colón.

Los críticos del desdoblamiento concurrente que anunció Rodríguez Larreta se quejan de que su objetivo fue “manipular las reglas electorales” en beneficio de Lousteau, que haría zozobrar la continuidad del PRO en su bastión electoral, y cuestionan tanto el gasto que demandaría el cambio del sistema electoral (dos urnas distintas para votar los candidatos nacionales y los porteños) como la confusión que podría generar en el electorado en el cuarto oscuro.

En el entorno del jefe de Gobierno contestan una por una esas críticas y ponen de relieve un posible beneficio del cambio en el sistema de votación: afirman que diversas encuestas advierten sobre un escenario de ballotage en la ciudad entre Juntos por el Cambio y los libertarios de Milei, o una muy buena votación del diputado de La Libertad Avanza que haría peligrar la mayoría del PRO en la Legislatura porteña. El desdoblamiento concurrente, señala el larretismo, disiparía esas posibilidades.

En este complejo escenario, además, hay componentes personales. Es evidente, como quedó demostrado en estas horas, que la relación entre Macri y Rodríguez Larreta no mejoró pese a sus encuentros en Cumelén y en el Tenis Club Argentino. El ex mandatario discrepa con su postura “antigrieta” y con su vocación de diálogo a ultranza. El jefe de Gobierno cree que el fundador del PRO esmerila cuanto puede su proyecto presidencial y que terminará levantándole la mano a Bullrich.

Las últimas horas fueron vertiginosas. Desde que Larreta hizo su anuncio electoral, hubo rechazos a coro entre los “halcones” del PRO, una reunión a solas con Jorge Macri, un amago de reunión virtual del Consejo Nacional del partido que tuvo que cancelarse por el clima de tensión y un sugestivo contacto de Bullrich con la jueza con competencia electoral María Servini (aunque en el entorno de la ex ministra de Seguridad niegan que tenga pensado impugnar judicialmente la decisión de Larreta).

En las próximas horas habrá un Zoom convocado por Vidal entre dirigentes del PRO de todo el país: cerca de la ex gobernadora niegan que tenga relación con la crisis interna, aunque admiten que quiere sondear su opinión. La ex gobernadora fue durísima contra Larreta al cuestionar “la ambición personal” que habría motivado su anuncio electoral. La fractura política es evidente. La jugada del jefe de Gobierno está causando reacomodamientos en el PRO y en todo Juntos por el Cambio.

¿Seguirá escalando esta pelea a todo o nada? Preocupado, un operador todoterreno de la oposición anticipó  que una encuesta nacional marcó una nueva baja en la marca de JxC. Desde ambas fracciones del PRO tienen argumentos para sostener su batalla, pero lo que todavía no puede saberse es si todas las especulaciones electorales de hoy tendrán un correlato en las urnas. Es decir, más allá del desdoblamiento concurrente, las boletas únicas y las listas sábana, ¿la gente votará a una coalición en estado de detonación permanente y que parece lejana a sus problemas cotidianos? La necesidad de la dirigencia del PRO apunta a sellar una tregua, pero sus gestos van en un sentido contrario.

Fuente: Infobae

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