Las cuatro señales de alerta del Banco Central

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Del Banco Central salen sonidos de alarma. La escasez de divisas y la relación entre los activos y pasivos de la entidad preocupan por encontrarse en niveles no vistos desde hace por lo menos 40 años en algunas variables. Las reservas netas se estiman en -US$1100 millones, según las proyecciones de numerosas consultoras, lo que restringe el poder de fuego en la delicada situación cambiaria. Mientras tanto, el Ministerio de Economía negocia un salvavidas por parte del Fondo Monetario Internacional y pide un adelanto de los desembolsos de este año por unos US$10.000 millones.

Los economistas advierten un futuro cercano complejo. La consultora GMA Capital Research señaló cuatro semáforos en rojo. La diferencia entre la base monetaria -la cantidad de pesos en circulación- y los pasivos remunerados -Leliq y pases, que generan intereses- “acusa un golpe de unos US$50.000 millones en tres años y medio”, sintetizaron en la consultora.

De acuerdo con los últimos datos disponibles, procesados por GMA, las reservas brutas alcanzan los US$34.100 millones. Si se descuentan los encajes y swaps, las netas son negativas en US$1200 millones, siempre según esos números. Es la primera vez que se ubican en ese umbral en toda la gestión de Fernández. “Con una mirada más ácida aún, si al stock neto le restamos el oro y los DEG del FMI, las reservas líquidas son negativas por US$7000 millones”, calcularon.

Sus estimaciones dan cuenta de que los depósitos en dólares se redujeron en US$890 millones en abril. A modo comparativo, en enero los retiros fueron de cerca de US$6 millones. Los especialistas apuntan a que los bancos debieron reclamar cada vez más billetes para atender la demanda física, aunque coinciden, en su mayoría, en la robustez del sistema bancario y de encajes.

Imposibilidad de acumular divisas
El diferencial entre los tipos de cambio provoca cada vez más problemas para retener las liquidaciones del dólar agro. En esta tercera versión, el llamado Programa de Incremento Exportador (PIE) generó aportes por cerca de US$2029 millones, de los cuales quedaron en el BCRA US$278 millones. El problema es que mientras la brecha -cada vez más ancha- reduce el incentivo a liquidar, el Banco Central debe hacer enormes esfuerzos para pagar la diferencia entre comprar caro y vender barato a los importadores.

“Desde que arrancó el PIE III hasta el 2/5, el BCRA confirmó emisión por $227.267 millones, mientras que en base a los números que proceso yo había emitido por $227.023 millones”, dijo el economista Salvador Vitelli.

Para GMA, por el diferencial entre el tipo de cambio de $300 y el dólar oficial, la entidad monetaria tuvo que emitir $214.000 millones para adquirir ese pequeño monto en términos netos. “En otras palabras, pagó un tipo de cambio implícito de $765 por cada divisa. De aquí en adelante, la sequía se plantea como la mayor amenaza para el Gobierno, con un costo cercano a US$20.000 millones con respecto a la última campaña”, explicaron.

Sergio Massa busca un adelanto del FMI por US$10.000 millones, pero los vencimientos para este año están programados en US$10.700 millones. Esto quiere decir que sin atraso en los pagos o financiamiento extra, la salida y entrada de dólares no surtirá efecto en permitir una acumulación de reservas. En términos de financiamiento externo, Massa se enfocó en acumular deudas menores de distintos organismos multilaterales de crédito. Son préstamos a los que el Gobierno les llama “aportes”, como el último del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por US$265 millones, la semana pasada, y que usualmente tienen destino específico y no podrían utilizarse en el mercado cambiario.

Se acelera la emisión
En las dos ediciones anteriores del dólar soja se estimó una emisión en términos netos $1,14 billones y $580.000 millones, respectivamente, expandiendo así la base monetaria en 28% y 13% en cada caso. Debido al importante volumen de ventas netas en el resto del período, esta dinámica explicó apenas el 7,4% de la expansión total de los pasivos del Banco Central en los últimos 12 meses.

“Para financiar el déficit fiscal, el BCRA imprime pesos. Pero los argentinos hace años que no demandan pesos para ahorrar, solo para consumir. Con alta inflación y bajo nivel de confianza en el Gobierno, nuestra moneda es meramente transaccional. Por eso, cada peso excedente en la economía alimenta fácilmente la inflación y la presión sobre la brecha cambiaria (con cepo). Para mitigar ese efecto, el BCRA esteriliza esos pesos con Leliq y pases que devengan tasas cada vez más altas. Este costo cuasifiscal -el principal responsable de la emisión- genera nuevos pesos que también tienen que ser esterilizados. Basta con pensar que, en 126 días, los intereses de esos pasivos remunerados podrían generar otra base monetaria”, indicó Nery Persichini.

Un indicador como en los 80
Según GMA, el stock de Leliq y pases araña récords de los años 80. La relación entre la deuda remunerada del BCRA y la base monetaria (la deuda que no paga interés) está en 250%, el umbral más alto desde esa época, según la consultora. “Esto no implica que la historia se repita. Pero es un indicio de que el desequilibrio monetario es de magnitud y que el próximo Gobierno va a tener que manejarlo”, explicaron. Traducido: será necesario emitir más pesos para atender la deuda futura y la relación entre los existentes y los que deberá haber para cumplir con los compromisos anticipan mayor inflación.

“Un tema interesante es la evolución de los pasivos remunerados del BCRA que aumentaron en los que va del año 31,9%, con una fuerte aceleración de la tasa en los últimos meses. Como dato a tener en cuenta, mostramos lo que se paga por mes de intereses por los pasivos del BCRA, que hoy crecen a un nivel muy alto, y de seguir el aumento de los pasivos, los intereses próximamente crecerán a un ritmo de $1 billón mensual”, estimó Salvador Di Stefano.

POR: Camila Dolabjian.

FUENTE: LANACION.COM.AR

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