Así se negocia el apoyo de Llaryora a Massa para el balotaje
POLÍTICA - CÓRDOBAAgencia de Noticias del InteriorCórdoba siempre fue una provincia esquiva para el peronismo nacional. Todo se profundizó con la llegada del kirchnerismo al poder y la famosa 125. No es ninguna novedad. Pero ayuda a explicar las intenciones y la relación que puede llegar a tener Sergio Massa con la provincia y sus dirigentes, especialmente con su amigo Martín Llaryora.
No hay que buscar intermediarios. El tigrense y el sanfrancisqueño se conocen desde antes del 2000.
En plena campaña del joven Llaryora para ocupar la intendencia de San Francisco, buscó comenzar a crear su red de vínculos nacionales. Ramón “Palito” Ortega jugó un papel clave sin saberlo. Por ese entonces, hacía una pausa en los escenarios y desde el ministerio de Desarrollo Social proyectaba sus aspiraciones para pelearle el poder a Eduardo Duhalde.
En una mesa nacional logró reunir a tres jóvenes dirigentes que hoy tienen protagonismo en la esfera nacional: Diego Santilli, Sergio Massa (asesor en el ministerio) y Llaryora, su "pata cordobesa".
El “Cabezón”, hábil político, lo invitó a Ortega a integrar la fórmula presidencial que luego perdería las elecciones con Fernando De la Rúa. Nacía, en la derrota, un fuerte vínculo de jóvenes peronistas.
Cada uno tomó su camino en sus territorios. Massa integró el gobierno nacional en el Anses con Duhalde en el poder y luego con Néstor Kirchner. Por su lado, Llaryora comenzaba a pelear por la intendencia en San Francisco y a hacerse lugar en la esfera provincial.
En la búsqueda de inspiración y no aislarse del escenario bonaerense, en reiteradas ocasiones el tigrense y el cordobés se aceptaron las invitaciones cruzadas para recorrer los municipios.
Al mismo tiempo, Massa aprovechó las charlas con el “cordobés” para tener información de primera mano de la gestión de José Manuel De La Sota, además de ir conociendo a los protagonistas que iban surgiendo en la esfera provincial. Asesores políticos suelen decir que el cordobesismo “alambró la provincia, lo que impidió que ingresen los dirigentes nacionales o porteños, pero también impidió que salgan a la esfera nacional los propios”.
Massa siempre retribuía la información que recibía atentamente. Hasta llegó a telefonear a Ramón Javier Mestre, cuando recuperó la Municipalidad de Córdoba, episodio que se calificó como la resurrección del radicalismo provincial. La imposibilidad del intendente radical de continuar los vínculos con un peronista, obligó a Massa a buscar puentes con el gobernador De La Sota. Nota al pie de página: los mestristas fiscalizaron en varias elecciones para la fuerza que compartían con el mandatario provincial.
Ubicarse en las cercanías del fundador de cordobesismo fueron años de mucho aprendizaje para el ya diputado nacional. Había dejado la gestión del municipio de Tigre cuando decidió comenzar a pisar fuerte en la política nacional desde su banca en Diputados. Con el mandatario cordobés crearon el partido UNA (Unidos por una Nueva Alternativa), fuerza integrada por el Partido Renovador Federal. En esa oportunidad, consiguió ganarle la interna a De la Sota con la recordada frase “voy a barrer a los ñoquis de La Cámpora”. Llaryora siempre estaba en las conversaciones, era el incipiente rival interno que le surgía al mandatario, cuando éste se desconcentraba en sus aspiraciones presidenciales.
Para 2017, en la Cámara de Baja California la relación entre los diputados de Massa y Llaryora era cada vez más sólida. Los gestos del bonaerense para consolidar su seducción al joven diputado cordobés eran constantes. Hasta llegó a proponerlo como tercera autoridad de la Cámara. Por ese entonces, el sanfrancisqueño ya había llegado a ocupar la vicegobernación de Córdoba.
A pesar de la muerte del exgobernador en un trágico siniestro camino a Río Cuarto, la alianza con el cordobesismo continuó con Juan Schiaretti y la famosa "avenida del medio". Pero todo terminó en plena campaña de 2019, cuando Massa decidió sumarse al Frente de Todos en la campaña, que apoyó a Fernández-Fernández como fórmula. Eso fue considerado como una traición al gobernador de Córdoba. Hasta hoy no lo perdona. En plena campaña electoral, cuando Schiaretti fue consultado, no dudó: "Hay que preguntarle a él (por Massa). Yo no cambié". Y quizás allí reside una de las causantes de su falta de apoyo. Otra razón es que el 70% del electorado provincial es antikirchnerista, como señala el politólogo Federico Zapata en su libro: "El cordobesismo siempre busca mostrarse como una fuerza al lado de los ciudadanos y no de los políticos nacionales".
Massa, mi buen amigo
Al igual que el kirchnerismo, Massa entiende que las relaciones se construyen con acciones y dinero. Los fondos nacionales para obras son la forma de consolidar los vínculos.
Ya como intendente de Córdoba, Llaryora pudo mostrar una enorme inversión cantidad para "embellecer" la ciudad. Esas acciones lo llevaron a ganar la gobernación. Los votos con los que se impuso llegaron principalmente de la Capital y del Departamento San Justo, donde fue intendente de San Francisco.
"Ganó la Capital porque la ciudad está linda y la plata se la mandó Nación. Y ahora necesita de Massa, en caso que gane el tigrense, para demostrar que también es buen gestor en la provincia", remarca un político de años y protagonista en la gestión mestrista.
De la mano de Martín Gill, cuando el actual intendente de Villa María gestionaba la obra pública nacional en los municipios, "a la ciudad le bajarón mucho".
Para muestra basta un botón: "la urbanización de villas fue financiada en un 70% por Nación; el plan de pavimentación está cerrado por 5 millones de dólares; y los dispensarios que se inauguraron como Hospitales de Atención Pronta fueron construidos por el gobierno de Alberto", describe uno fuente que ya marca su inclinación por Massa en el balotaje y agrega: "Martín le debe mucho pero entiendo que esté incómodo ahora. Córdoba es territorio hostil para los kirchneristas".
Son tiempos de definiciones
Juan Schiaretti está más holgado y con mucha menos presión. Ya no deberá gobernar. Al que le pesa un poco más tomar partido es a Llaryora, quién deberá gobernar. "Massa entiende la situación, ya deben haber hablado", remarcó otro peronista que fue testigo de la buena relación que forjaron Massa y Llaryora.
Todo dependerá de los votos y del resultado de Córdoba. Desde el municipio capitalino ya no disimulan su militancia hacia el ministro/candidato. "En la reconstrucción nacional que plantea Massa, Martín será un juez clave. Llaryora no es el jefe del peronismo provincial aún. Se entiende que espera una definición de Juan", refuerza el mismo dirigente en la sede massista, mientras recibe a un intendente radical.
Unión por la Patria espera en el balotaje un piso de 30 puntos y un techo de 40 en la provincia mediterránea. Si logra menos de treinta la suerte dependerá mucho de la diferencia que pueda obtener Massa en Buenos Aires, hoy por hoy encabezando las encuestas en el distrito clave. Es jugar muy al fleje. Llegar al 40% en Córdoba sería una gran victoria, que definiría (casi) el resultado nacional a favor de Massa.
Pese a las aspiraciones del actual intendente capitalino de llegar a la presidencia, “que sea electo Massa no son malas noticias para Llaryora. Será uno de los protagonistas en la mesa que está armando para la reconstrucción del PJ a nivel nacional”. “El cordobés no será discriminado, así no construye Sergio”, sentencian desde Buenos Aires.
Para los analistas, “si el ministro gana el balotaje, el kirchnerismo quedará muy acotado. Hasta en la misma provincia de Buenos Aires. Basta recordar que Kicillof ya pidió una nueva canción para hablar de lo que se viene: el post-kirchnerismo”.
Desde las oficinas del Ministerio de Economía esperan “gestos más que declaraciones” por parte del gobernador electo. Se atreven a adelantar que, en los próximos días, más dirigentes de peso en la provincia irán declarando su apoyo a Massa. La última semana de campaña será clave. Y como si fuera un "espiral de acompañamiento", todo puede terminar con una declaración del intendente electo y delasotista confeso Daniel Passerini (quien ya programó un viaje oficial a Barcelona) o una frase del mismo Martín Llaryora. Todos siguen atentos a las señales.
Pese a los vínculos que se tejen con Javier Milei, aseguran que el futuro de la obra pública será clave para el próximo gobernador. Deberá, de alguna manera, mostrarse superador a Schiaretti. “El cemento en las calles y rutas ayuda mucho y Milei ya dijo que iba a cortar la obra pública”, una reflexión que hace pensar mucho a todos los gobernadores. Y a los mandatarios electos.
Con información de Peefil, sobre una nota de Juan Bernaus