Papelón de Perotti que quiso chantajear a los docentes y perdió

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Se olía, pero nadie lo creía. Se percibía en el aire, pero todos estábamos convencidos de que al final, el miedo le iba a ganar a las convicciones. Ahora, con los votos sobre la mesa, todo parece sorpresivo, pero en el fondo, no lo es. El gobierno desafió a los trabajadores públicos, los chantajeó con un descuento brutal de sueldos, si no aceptaban la propuesta salarial. Y en los gremios donde las decisiones dependían de las conducciones, lo consiguió. En Amsafé, cuya conducción viene cumpliendo un rol funcional a las necesidades del gobierno, se quebró el cepo y el rechazo fue mucho más alto del que finalmente dicen los números.

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¿Qué lleva a la mayoría de los docentes santafesino a rechazar una propuesta salarial, bajo la amenaza de perder casi 30 mil pesos de sus próximos haberes?

La única respuesta posible es: el hartazgo. El cansancio de tres años de manoseo y desprecio a la docencia, que venía recibiendo reivindicaciones constantes.

Un breve recordatorio

Desde que asumió el gobierno provincial, la ministra Adriana Cantero incumplió con todas las promesas electorales del gobernador. Ni hubo paritarias, ni hubo concursos, ni hubo traslados, ni se mejoraron las condiciones laborales, ni se invirtió en infraestructura, ni se les reparó por el esfuerzo que los docentes hicieron para sostener en marcha el sistema educativo- con sus propios recursos- durante la pandemia.

Durante 2020, con el COVID como excusa, la entonces secretaria general de Amsafé, Sonia Alesso, cumplió funciones de ministra, y cerró todos los espacios de consulta y reclamos de los maestros de toda la provincia. Entre los motivos sanitarios, y la soga que quedaba para echarle culpas a las gestiones anteriores, Sonia canceló los espacios de Asamblea y cedió sin ninguna condición a las propuestas del gobierno. «¿Te molesta que apoye a Alberto y me oponga a las políticas liberales de Macri y el Socialismo?» me respondió en nuestro último mensaje de WhatsApp. La respuesta anticipaba su decisión: a diferencia de lo que había hecho durante los 12 años anteriores, con resultados muy positivos para toda la docencia santafesina, esta vez Sonia Alesso elegía ser dirigente partidaria. Entonces, su sueño era ser diputada nacional en 2022. El desprestigio que le generó el abandono de sus representados,tanto en Santa Fe como en el resto del país a cargo de CTERA, no le permitió llegar al cierre de listas, ni con chances.

¿Qué pasó en estos tres años?

En 2020, con una inflación final del 42,02%, Alesso aceptó recibir sumas fijas no bonificables con motos miserables que nunca se blanquearon, y en diciembre– un año después de la última actualización bajo clausula gatillo – final de la gestión Lifschitz- un aumento efectivo del 10 % en diciembre remunerativo y bonificable y un 4% No Remunerativo y No Bonificable.

 

No hubo ni reconocimientos a los gastos de internet, ni equipamiento de telefonía o computadoras, para quienes usaban sus propios elementos desde sus hogares. El gobierno sólo mandó «cuadernillos» que parecían redactados por maestras jardineras confesionales.

Tampoco se devolvieron los 500 cargos que «destitularizaron» en plena pandemia, ni se peleó por el reconocimiento a los docentes suplentes, que prácticamente no tuvieron ingresos.

En 2020, los docentes perdieron al menos un 25% del valor de sus salarios. La excusa era la pandemia, la «herencia» del gobierno anterior y la promesa que «su» gobierno nacional y popular, iba a remediar en 2021.

Pero… ¿qué pasó en 2021?

Un año electoral, claro. Las perspectivas no podían ser malas, y mucho menos si los gobiernos «eran del palo». Sin embargo, el espiral inflacionario estalló, y el gobierno provincial eligió seguir haciendo caja con los recursos públicos, en depósitos a plazo fijo, para ponerlos en la campaña.

Durante el año «mixto», con poca presencialidad y mucha actividad académica virtual, los aumentos salariales no cubrieron las expectativas de recuperar lo perdido en 2020.

Entre las PASO y las generales, el gobierno provincial «desempolvó» los fondos e hizo una propuesta que evitaba la continuidad de la caída salaria. Los números son contundentes: Durante todo el año pasado, los maestros recibieron aumentos porcentuales que alcanzaron el 49%. La inflación fue un poquito más alta: 50,9%, según el INDEC.

Los docentes pasaron el año electoral, protegiendo apenas lo que venían recibiendo en enero de ese año. Sin recuperar un centavo de lo que habían perdido en 2020.

Aunque, los números se dibujan en una propuesta final de 77 % hasta final de este año, lo cierto es que todos los aumentos porcentuales parciales, se computan sobre la base del sueldo de bolsillo que recibían en febrero. Esto significa que el 77% es mucho menos, y que en los hechos, representa no más del 45% real.

La inflación estalló y las proyecciones más optimistas dicen que el número final no bajará del 98%, con chances de superar ese número por diez puntos.

Es decir, los docentes venían de perder mucho en 2020, algo en 2021 y este año, con suerte, otro 25%.

Desde que asumió la gestión Perotti, y a pesar de las promesas de campaña, no sólo se perdieron todos los logros que habían obtenido durante las gestiones de Binner, Bonfatti y Lifshitz, sino que además sus sueldos perdieron más en un año, que durante todo el último mandato del Frente Progresista.

Y a eso, le añadieron el chantaje: «O aceptan, o les descontamos los días parados». A pesar de que esos paros eran la consecuencia de las negativas caprichosas del propio gobierno, para sentarse a dialogar durante los meses de julio y agosto, donde empezaban a quemar las dificultades de los atrasos salariales.

Tres años de enfrentamientos, ninguneos, acuerdos cupulares con las conducciones gremiales y la idea de que a Santa Fe volvía el garrote y la sumisión.

En Casa Gris, lejos de advertir que los hechos están escapándose de un posible acuerdo, los ministros de Perotti insisten con endurecer la postura y promover un enfrentamiento de los docentes con los padres de los alumnos y el resto de la comunidad de trabajadores del Estado. La respuesta puede ser mucho peor: Hay una mayoría harta de los incumplimientos, de las traiciones de sus dirigentes sindicales, de las pérdidas de sus salarios y especialmente del trato de «Estanciero a peones», que el gobernador manifestó el domingo en la doma de San Justo, cuando habló sin saber que lo filmaban

 
Son docentes. Y están hartos. Por eso rechazaron la propuesta, aun mediando una extorsión que en las próximas horas será un hecho: No sólo no recibirán aumentos, sino que les descontarán 30 mil pesos de bolsillos a muchos de ellos.

Quizás, en estos tiempos, el mensaje de los docentes sea un mojón de dignidad, en donde muchos ciudadanos se sientan representados. Al final, como dice el malversado slogan que siguen usando a pesar de los acuerdos cupulares, «Nadie les regaló nada».

Por Coni Cherep, para conicherep.com

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