La oposición estudia los cálculos de 2023 y olfatea la "trampita" de Massa

POLÍTICA Claudio Mardones
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Cecilia Moreau jugará este martes la primera carta para abrir la negociación del Presupuesto 2023. Lo hará luego de una sesión donde el oficialismo pudo sacar dos temas fiscales clave. En el primer round, la titular de la Cámara Baja no hablará de números, sino del tratamiento que tendrá el proyecto en la Comisión de Presupuesto y Hacienda, que encabeza Carlos Heller. La cita será este martes a las 16 y están convocados todas las jefaturas parlamentarias. La cumbre buscará definir un esquema de trabajo que podría ser inaugurado por el ministro de Economía, Sergio Massa, cuando asista a defender el primer plan de cuentas de su gestión. Los integrantes de la oposición, que están estudiando el texto desde el viernes, lo estarán esperando con interrogantes apenas vuelva a poner un pie en su viejo edificio de trabajo. Y también con un creciente puñado de sospechas, bajo el fantasma de la paternidad compartida del ajuste. 

El oficialismo viene evaluando desde hace varias semanas la forma más adecuada para desmalezar el sendero legislativo que transitará el texto que Massa envió al Congreso. Ingresó a la Cámara Baja 15 minutos antes de la finalización del 15 de septiembre, el último día permitido para hacerlo y desde entonces comenzaron los sondeos. En el bloque del Frente de Todos, conducido por Germán Martínez, surgió la idea de formular una invitación previa. Al día siguiente del ingreso del proyecto fue Moreau la encargada de formularla. Ante las consultas de este portal, a los jefes de bloque no les cayó mal la invitación, ya que lo consideran un cambio importante respecto al año pasado, cuando el entonces ministro Martín Guzmán recién se presentó ante la Comisión de Presupuesto a mediados de diciembre. Dos semanas después, la negociación quedó empantanada en medio de una maratónica sesión que tuvo momentos de altísima tensión y dejó a la administración del presidente Alberto Fernández con un presupuesto prorrogado durante este año.

Los gestos del oficialismo para adelantar el debate podrían originar que Massa se presente a dar explicaciones en la primera semana de octubre. La oposición prefiere que sea lo más pronto posible, pero el interbloque de Juntos por el Cambio se prepara para reclamar la presencia de la mayor cantidad posible de ministros. Algunos consideran que tienen que ir todos y otros están dispuestos a flexibilizar esa demanda porque prefieren que exista una negociación concreta y que el resultado de ese proceso sea aprobado por el recinto de la Cámara baja.

Para llegar a ese punto resta un extenso camino. El núcleo de la negociación no pasa por los tiempos del tratamiento y por los asistentes. Son dos puntos que el oficialismo considera muy importantes para evitar retrasos y desgastes innecesarios, pero en la oposición están concentrados en uno de los trazos más gruesos que la cartera de Hacienda anticipó, el que tiene que ver con la idea que tiene Massa de achicar el déficit fiscal a cambio de reducir las exenciones impositivas y reducirlas para evitar que el fisco resigne ingresos. Se trata de los “gastos fiscales”. De acuerdo al detalle del Presupuesto 2023, el total de exenciones para el próximo ejercicio será de 3.664.819 millones de pesos y equivale al 2,49% del PBI. Ese listado no es el único. También hay 17 regímenes de promoción industrial y de fomento a distintas actividades. El año próximo tendrán una partida de 995.057,3 millones de pesos, es decir el 0,68% del producto bruto.

Esos montos forman parte de la famosa “separata” que mencionan en Hacienda para ofrecer otras vías de ajuste. Entre los sistemas de promoción está el régimen industrial de Tierra del Fuego y entre las exenciones, el beneficio para que los magistrados y funcionarios de los poderes judicial de la Nación y las provincias no paguen el impuesto a las Ganancias.

“Ahí hay una trampa, porque el Ejecutivo nos dice que elijamos donde recortar en forma adicional, pero es una decisión que tienen que tomar ellos, no la oposición. Nosotros estamos dispuestos a negociar, pero el Gobierno se tiene que hacer cargo de lo que quiere hacer”, resumió un destacado integrante de JxC para confirmar que la propuesta “lateral” que impulsa Massa fue leída como un “ardid”.

Otro observador de la coalición opositora consideró que no es una trampa económica. “Es política, porque no quieren elegir ellos donde cortar”, insistió, al adelantar que las críticas de su bancada harán eje en el aumento del endeudamiento y en la ausencia de “correcciones” para evitar que la emisión monetaria incremente el déficit cuasi fiscal.

 Estos cuestionamientos son la previa de la negociación más fina que se viene. La oferta oficialista de compensar el ajuste echando mano a las exenciones impositivas y los regímenes de promoción no pasa inadvertida para el mayor conglomerado opositor. No quieren asumir los costos políticos del ajuste porque consideran que ese trago amargo debe ser digerido por el oficialismo. Los trazos de la letra chica comienzan a aparecer sobre la mesa, dentro de un arco opositor donde la mayoría anticipa dureza, pero con la predisposición de permitir que el Gobierno cuente con presupuesto el año que viene. En época electoral, sospechan, no sería la mejor estrategia dejarle servida la carta de la discrecionalidad del gasto a la Casa Rosada. 

Fuente: letrap.com.ar

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