Tensión en el Gobierno por el dólar y la inflación: Massa enfrentará una ola de reclamos

ACTUALIDAD Claudio Zlotnik
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Sergio Massa creyó que terminaría la semana de una manera más apacible. Al menos, eso pensaba cuando aterrizó después de su viaje a los Estados Unidos. El recalentamiento del mercado cambiario no estaba en los cálculos de su equipo. También sus colaboradores más cercanos suponían que la dinámica de los precios -sobre todo de los alimentos- se apaciguaría tras las señales políticas enviadas desde el propio Gobierno. 

En el equipo económico observaron con intranquilidad el salto de los dólares financieros antes del fin de semana. Confiaban en que la brecha debía achicarse, luego de que el propio ministro trajera buenas noticias de su gira por Washington y Houston.

El contado con liquidación sobre los $300 alteró a algunos funcionarios. Razón no les falta para el nerviosismo: admiten que si la brecha no baja, será muy difícil convencer a los productores de trigo y a los agroexportadores que empiecen a liquidar sus divisas si no les dan concesiones, tal como sucedió con los sojeros.

Hasta ahora, el Gobierno mostró que sus alternativas para seguir ahorrando divisas vienen más por el lado de las restricciones que de una fórmula más virtuosa. Confirmó la veda del acceso al mercado cambiario a quienes mantengan los subsidios a las tarifas. Y todavía no definió si aplicará un recargo al dólar para los turistas que gastan con las tarjetas de crédito.

Si la tensión cambiaria no cesa, Massa podría verse obligado a cerrar todavía más el grifo de las importaciones. Una medida muy nociva para la actividad económica y también para los precios. Buena parte de la aceleración inflacionaria de los últimos meses se relaciona con la falta de certezas sobre los dólares que dispondrán las empresas para llevar a cabo su ciclo productivo.

Presión de los empresarios

El economista Daniel Marx, asesor del equipo económico en materia de deuda, sostiene que el Gobierno debería asegurarse un buen resultado en la balanza de dólares. Pero no asumiendo el costo de limitar más las importaciones.

Marx cree que hay margen para que a la Argentina lleguen dólares de las inversiones del sector privado. No solamente de parte de los organismos multilaterales, que se comprometieron a los desembolsos durante la reciente visita de Massa a Washington.

Está claro que, sin divisas suficientes, los empresarios ejercerán más presión sobre el Gobierno.

Es lo que sucederá hoy mismo en una reunión de la Copal. Las empresas de la alimentación van a consensuar un documento con reclamos para el Gobierno. Quieren asegurarse los dólares para poder producir. Algunas compañías ya advirtieron -por ahora con perfil bajo- que si no cuentan con esas divisas (o los insumos importados) se verán obligadas a suspender turnos de producción.

Los precios, bajo la lupa

Es un secreto a voces que el Banco Central va a seguir con la aceleración del "crawling peg" las próximas semanas. Se trata de un proceso que ya está en marcha. En principio, la idea era que esta suba más rápida del dólar oficial ayudara a achicar la brecha, pero la cuestión quedó en jaque en las últimas dos jornadas.

La devaluación mensual, que subió a un ritmo del 6,5%, podría acelerar un tramo más en las próximas semanas.

Aun en el caso de que salga todo bien, la estrategia no es para nada inocua: la suba acelerada del dólar oficial impactará en los precios de los alimentos. Es lo que ya se está percibiendo en las góndolas.

La elección del “mal menor” puede ser útil si el programa sale bien. Pero, como queda a la vista, ni siquiera puede asegurarse que salga tal cual lo planeado.

La suba de las cotizaciones de los dólares financieros y la resistencia inflacionaria encendieron las alarmas en el Ministerio de Economía.

Massa, incluso, regresó de los Estados Unidos con el pedido del FMI de preservar al máximo los dólares de las reservas. En esa línea, el ministro dará, finalmente, luz verde al nuevo “dólar tarjeta”, que encarecerá -una vez más- los gastos de los turistas argentinos en el extranjero.

En el borrador que circula entre integrantes del gabinete económico existen tres opciones. Cada una tiene sus particularidades y contradicciones, pero todas persiguen el objetivo de recortar en forma sensible la caída de las reservas por culpa del turismo de argentinos en el extranjero.

Consumo en rojo

El consumo masivo -alimentos, bebidas y productos de limpieza personal e higiene- empieza a dar los primeros indicios de lo que viene: un enfriamiento de la actividad económica por culpa de la aceleración inflacionaria.

De acuerdo al monitoreo de la consultora Scanntech, entre autoservicios de todos los tamaños en el país, el consumo de productos de la canasta básica cayó 7,3% durante agosto en relación al mismo mes del año pasado.

En los próximos días, cuando se den a conocer los resultados de las ventas en las cadenas de supermercados, se tendrá una aproximación más consistente de lo que está pasando con el consumo de las familias.

En el propio gabinete económico esperan que haya una merma en las compras: el mismo INDEC ya adelantó que en julio (último dato disponible), los salarios perdieron dos puntos en relación a la inflación de ese mes: 5,3% vs 7,4% del aumento de los precios.

Y ahí se hablará de otra presión. Ya no de los empresarios, sino de los sindicatos, que observan cómo el poder adquisitivo de los trabajadores se esfuma día tras día por la inflación.

Fuente: Iprofesional

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