El nuevo cepo para el dólar soja: se busca al culpable de la incertidumbre

ECONOMÍA Daniel Fernández Canedo
14-af-sm

Fue el director del Banco Central Agustín D'Attellis el primero en salir a defender la medida por la cual se le prohibía comprar dólares a los productores que vendían sus granos al dólar soja de $ 200. 

D'Attellis argumentó que los productores y exportadores de soja "buscan la avivada" para volver al dólar y que están "buscando desestabilizar la economía".

Rotundo, el director del Central sacó a la luz su posición, compartida por el vicepresidente de la entidad Lisando Cleri que firmó la resolución junto al presidente Miguel Ángel Pesce.

A esa altura el Central había detectado que los productores que vendían soja a $ 200 por dólar en vez de a $ 143 del mayorista, incentivados por el gobierno para conseguir divisas, con los pesos obtenidos iban al mercado libre a comprar dólares MEP o al contado con liquidación.

Para el gobierno eso se trataba de una traición y una "avivada" ya que los dirigentes del campo se habrían comprometido a no comprar dólares con lo obtenido de las liquidaciones al dólar soja.

El resultado de esta comedia de enredos y cepo sobre cepo sobre cepo fue una marcha atrás estableciendo que sólo los productores podrán comprar dólares libres y una suba del dólar blue casi de manual de estudios.

Mientras en Economía se buscan culpables hay dos causas que el ministro y todo el equipo económico conocen a la perfección: el dólar oficial quedó retrasado frente a la inflación (es uno de los productos más "baratos" del mercado) y las reservas del Banco Central siguen siendo escasas.

Eso, a pesar de que el dólar soja (una devaluación temporal y acotada de 40% para el grano) le permitió comprar US$ 2.538 millones desde comienzos de septiembre.

Laberinto cambiario

La ida y vuelta de Massa con el dólar soja y la posibilidad de comprar dólares libres por parte de los productores revela el laberinto cambiario en el que está el gobierno.

El ministro de Economía se comprometió ante la vicepresidenta Cristina Kirchner a no devaluar el peso con un salto cambiario porque eso podría generar un nuevo fogonazo inflacionario similar o mayor al de la renuncia de Martín Guzmán.

Así, Massa se juega a mantener las actualizaciones diarias del dólar oficial (ahora más rápido al 6,5% mensual) y a cumplir con el Fondo Monetario Internacional dos acuerdos difíciles: subir las reservas del Banco Central y bajar a un rango de 70% la "brecha" entre el dólar oficial y los libres que ronda 105%.

El ministro quedó atrapado entre la necesidad de devaluar parcialmente para conseguir dólares y la decisión de los productores de ir a comprar dólares con la mayor disponibilidad de pesos que recibieron del dólar soja. Lo llamativo es que los funcionarios se consideren engañados en un país con una inflación anual que se acerca a los tres dígitos y con un dólar que desde hace años actúa como unidad de cuenta y reserva de valor de buena parte de los ahorristas.

Daniel Fernández Canedo, editor jefe de la sección Economía del diario Clarín, repasa desde la redacción el detrás de escena de la última restricción impuesta para limitar el acceso a la divisa estadounidense.

Probablemente, el gobierno crea que con la suba de 5 puntos y medio de la tasa de interés de referencia (está en 75% anual) habría brindado argumentos suficientes para que los productores se queden en pesos en vez de salir a buscar dólares.

En la lógica matemática una tasa de 6,25% mensual protege parcialmente a los tenedores de pesos de la Inflación, pero en la expectativa política, la tasa le debería ganarle al dólar en los próximos meses.

Sin embargo, el conocido "carry trade" (pasarse a pesos para después de un tiempo volver a dólares) encuentra un argumento contrario de pesos en estos días.

La tasa de referencia en 75% anual determina un importante ritmo de aumento de la emisión que debe efectuar el Banco Central para remunerar las Letras de Liquidez (Leliq) y esa emisión impacta sobre los pasivos del Central que superan con comodidad los 7 billones de pesos.

Con la nueva tasa, la emisión para financiar la deuda "cuasi fiscal" implica una inyección de pesos mensual del orden de los $500.000 millones, una cifra enorme llamada a mantener cierta presión sobre la inflación y el dólar.

Esa emisión se sumó este mes a la que tuvo que efectuar el Banco Central por la diferencia entre $ 143 y $ 200 generada por la compra de dólares provenientes de la venta de soja.

El Central emite por el dólar soja y tiene que salir a absorber los pesos colocando Leliq en los bancos para sacar la liquidez que generó y que favoreció con 75% de tasa a los plazo fijo de hasta $10 millones. El ejercicio no termina en suma cero: siempre quedan más pesos que dólares dando vueltas.

En este contexto en los mentideros del mercado financiero vuelven las especulaciones sobre un posible desdoblamiento cambiario formal que ayude a volver a aquietar las aguas.

En la semana en que Massa había logrado que el FMI la aprobación de las metas fiscal y monetaria, y aunque las de inflación y reservas quedaron lejos de los compromisos, el manoseo del dólar soja vuelve a generar un marco de incertidumbre.

Massa anuncio el dólar a $ 200 para los que vendan soja el 4 de septiembre y rige hasta fin de mes, una regla de juego que apenas duró 15 días sin cambios. Frente a la incertidumbre las conductas defensivas siempre ganan espacio.

Fuente: Clarin

Últimas noticias
Te puede interesar
Lo más visto