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La idea de suspender las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) sobrevuela la escena política desde la crisis sanitaria por la pandemia y tomó envión en las últimas semanas de cara a 2023, aunque con matices interpretativos según sea el oficialismo o la oposición quien analice la conveniencia o no de concretarla; pero desde bastante tiempo antes el obispo Sergio Buenanueva, de San Francisco (Córdoba), se ha transformado en una suerte de profeta de lo que evalúa como el sinsentido de esta instancia electoral para definir candidaturas y, sobre todo, de la necesidad de su cancelación definitiva.

Lo hace desde sus redes sociales y esgrimiendo argumentos que, en muchos casos, no lo libran de quedar enredado en polémicas públicas o de recibir críticas de sus pares episcopales. En 2017, en la previa de las PASO para las elecciones de medio término, Buenanueva no solo cuestionó este mecanismo –más allá de subrayar su legitimidad democrática– sino que también posteó en su cuenta de Twitter que había pensado en no votar o bien hacerlo en blanco o nulo; ergo debió retractarse al interpretarse su publicación como una incitación al desacato electoral.

 

Buenanueva fundamenta su posición anti-PASO en dos ideas fuerza. Una, considera que las primarias “no tienen sentido” porque desde su implementación, salvo alguna excepción, se llegó a esa instancia de votación –argumenta- con listas únicas y personas precandidateadas elegidas a dedo por alguna referencia partidaria fuerte o corriente interna. La otra, lo que evalúa como un “escandaloso” costo en la actual coyuntura de crisis socioeconómica. Según trascendió, el proyecto de Presupuesto 2023 contempla una partida estimada en 63 mil millones de pesos, destinada a pagar los dos operativos electorales y el eventual balotaje presidencial.

 

La prédica de Buenanueva en cuanto a la necesidad de cancelar las PASO, por entender que se han eliminado las discusiones internas para buscar mecanismos “a favor de una supuesta unidad”, conlleva también el reclamo intrínseco por una reforma política a fondo y urgente. En esa cruzada no está tan solo. El obispo tiene el respaldo de un sector católico y también de otras representaciones religiosas como la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (Aciera), que en otras oportunidades ya coincidió sobre la eliminación de las listas sábanas, exigió que se instrumentara la boleta única de papel y hasta puso reparos a la ley de financiamiento de los partidos políticos.

 

Desmuteador serial
A Buenanueva, quien alguna vez se autodefinió como un moderado, se lo tilda de “desmuteador serial” de los silencios u omisiones clericales sobre temas candentes de la coyuntura política; posición que le ha valido más de un dolor de cabeza en los propios claustros episcopales. El motivo: el temor arraigado de que el prelado “pise el palito” y deje mal parada a la Iglesia; todo pese a que queda claro que todo lo que dice y expresa son posiciones personales y no institucionales.

 

El obispo opina sobre todas, o casi todas, las temáticas de la agenda pública y publicada; matizadas con reflexiones bíblicas, homilías y notas de color sobre fiestas de fe popular. También algún que otro palo para periodistas de temas religiosos. Lo hace apelando a sus cuentas personales en Twitter, Instagram y YouTube, en las que -pese a no tener un número exorbitante de followers- hay comentarios a favor y en contra de sus publicaciones, y más de un debate abierto que transciende. Una recorrida por sus registros de este mes certifican las preferencias: intento de magnicidio a Cristina Fernández de Kirchner, misa en la basílica de Luján con el frente oficialista en pleno y escasa presencia opositora, la reaparición de la vicepresidenta en la Cámara alta junto a curas villeros bergoglistas y de la opción por los pobres.

En uno de sus últimos posteos, Buenanueva interpeló a la dirigencia política vernácula sobre lo sucedido en los comicios italianos, donde la ultraderechista Giorgia Meloni se alzó con el triunfo y podría ser primera ministra. “La política tiene que preguntarse por qué tantos ciudadanos en diversas regiones del mundo se vuelcan a posiciones extremas, identitarias y casi apocalípticas. Asoman tiempos recios...”, pronosticó.

 

 La reunión de CFK con sacerdotes católicos que reivindicaron públicamente el liderazgo de la expresidenta, más allá del lógico acompañamiento espiritual a raíz del atentado del que fue víctima, tampoco escapó al análisis del obispo tuitero. “Mientras más cautivadora resulta una ideología o movimiento político, más advertido ha de estar el cristiano de no disolver la fe en un proyecto político concreto, siempre contingente y perfectible. Vale aquí la advertencia que escucharemos este domingo: o Dios o Mammon”, escribió.

 

Buenanueva fue también una de las primeras personas religiosas en pronunciarse tras el ataque a la vicepresidenta: “Repudio el atentado contra la vicepresidenta #CristinaKirchner. A Dios gracias porque salió ilesa. Somos un pueblo que ama la paz y rechaza la violencia en cualquier forma, especialmente la política. Pacifiquemos los corazones. Actuemos con responsabilidad y templanza”, pidió.

 Fuente: Letra P, por Guillermo VILLARREAL

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