Juez-Macri o el agua y el aceite

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Luis Juez fue el dirigente opositor que con más ímpetu expuso sus molestias tras conocerse la impensada reunión que protagonizaron días atrás Mauricio Macri y Martín Llaryora, el candidato a gobernador de Hacemos por Córdoba. El impacto del encuentro fue tan fuerte que aún siguen sacudiéndose los cimientos sobre los que se asienta Juntos por el Cambio.

En el juecismo dan por sentado que el expresidente trabaja en tándem con Hacemos por Córdoba –como ya lo hizo tácitamente en 2019– para un objetivo nacional que es prioritario y que, en cambio, desdeña la recuperación del poder provincial para la oposición. Según esa mirada, ganar la Gobernación de Córdoba en 2023 no es prioritario para el fundador del PRO. Y mucho menos si el candidato de Juntos por el Cambio termina siendo el actual senador. Macri sólo apoyaría una candidatura provincial si es liderada por Rodrigo de Loredo, el otro aspirante opositor del espacio.

La relación Juez-Macri acumula más desencuentros que coincidencias. Y en los últimos meses esa distancia se tradujo en una frase que los macristas aseguran que el expresidente repite a menudo: “Juez no representa los valores de Cambiemos”. Pero, ¿qué elementos forjaron esa percepción negativa de Juez en el exmandatario?

Un poco de historia. El miércoles 15 de abril de 2015 marca el primer veto concreto que recibió Juez de parte de Macri. El episodio está apuntado en el almanaque político del Frente Cívico. Y recuerda el punto fundacional de un vínculo intrincado que tiene hoy, más de siete años después, un nuevo capítulo de discordia.

En aquella jornada, Juez llegó a la entonces flamante sede del gobierno porteño, en el barrio de Parque Patricios, sabiendo que Macri –por entonces alcalde porteño en su segundo mandato– ya había optado por Oscar Aguad para encabezar la boleta del primer y único ensayo de unidad provincial que registra la oposición de Córdoba.

“Hace ocho años que me vengo preparando para este partido, pero parece que el técnico quiere otro equipo. Lo acepto”, graficó en términos futbolísticos Juez , que cubrió en el lugar aquel encuentro. No hace falta aclarar a quién se refería el hoy senador cuando hablaba del técnico.

Juez aceptó la determinación del DT en pos de la unidad y acordó, a cambio de esa declinación, encabezar la boleta de senadores de Cambiemos.

Tras los comicios provinciales en los que Juan Schiaretti logró la reelección, Juez, enfrentado en aquel momento al intendente Ramón Mestre, desconoció el acuerdo con Macri y se asoció inesperadamente con la peronista Olga Riutort, buscando desbancar al radical de un segundo período, que finalmente conquistó el 13 de septiembre de ese año. Ese día, Macri celebró abrazado a Mestre en el balcón de la Casa Radical, mientras que Juez padeció su fracaso electoral más estridente: terminó cuarto en esos comicios municipales.

Aquella misma tarde de abril de 2015 en la jefatura de Gobierno porteño, y tras la reunión con Juez, Macri también convenció a Mestre de que repetir en la Capital era la mejor proyección que podría tener el radical para 2019. Mestre aceptó tras saber que Juez ya había quedado fuera de competencia.

MÁS CORTOCIRCUITOS
El porrazo electoral que pegó Juez por intentar volver a la Intendencia fue tomado por Macri como una desobediencia. Igual, una vez en la Casa Rosada, el fundador del PRO nombró al cordobés al frente de la Embajada argentina en Ecuador. Fue la etapa en la que la relación personal entre ambos volvió a fluir. Sin embargo, el romance tenía fecha de vencimiento.

Menos de dos años después de aquella designación internacional, Juez volvió a darle un dolor de cabeza a Macri. Un pronunciamiento fuera de lugar suyo –quedó enredado en una frase en la que se interpretó había tratado de “mugrientos” a los ecuatorianos– generó un pedido inmediato del gobierno de Quito para que el representante argentino dejara el cargo. Macri se molestó por esa conducta, pero decidió mantener a Juez en la órbita estatal. En marzo de 2018, lo puso al frente del Instituto Nacional de Capacitación Política (Incap), un área que dependía del entonces ministro del Interior, Rogelio Frigerio.

Desde ese refugio, Juez se reconstruyó políticamente. Y en 2019 plantó su tercera candidatura capitalina. Lo hizo en sociedad política con Mario Negri, protagonistas ambos de la fractura del espacio opositor, que tuvo enfrente a otra sociedad de las más antinaturales que se recuerde: Mestre-De Loredo.

LA VICTORIA DE JUEZ SOBRE MACRI
El último y más reciente desacuerdo entre Juez y Macri data de 2021. El exintendente salió victorioso de esa puja que estuvo enmarcada por la disputa de candidaturas para los comicios legislativos de 2021.

Juez había explorado un acuerdo contra natura con Gustavo Santos, exministro de Turismo macrista y antiguo adversario político suyo en la Capital. Esa compleja sociedad se desvaneció a días del cierre de listas. Es más, se cuenta que la tensión entre ambos llegó tan al límite que estuvieron cerca de terminar a las manos en el patio de la casa del ex-mano derecha de Rubén Martí.

Antes de que termine asociado a De Loredo, Juez vio otra vez la mano de Macri influyendo en su futuro. El expresidente le ordenó a Santos que se sumara al esquema que habían acordado los radicales Negri y De Loredo y que, hasta ese momento, dejaba aislado a Juez. Esa jugada incluía que De Loredo debía resignar la cabeza de la boleta de Diputados a manos de Santos.

La historia es más conocida desde allí: Juez y De Loredo terminaron sellando un acuerdo y se impusieron ampliamente a Negri y a Santos, que contaban con el patrocinio de un Macri que todavía estaba golpeado por la derrota presidencial de 2019. Seguro continuará.

Fuente: La Voz, sobre una nota de Mariano Bergero

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