El problema para el Gobierno ya no es solo la escasez de dólares sino también cómo conseguir pesos

ECONOMÍA Daniel Fernández Canedo
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El Gobierno sigue aferrado a la idea de que un problema central de la Argentina es la falta estructural de dólares y a caballo de esa idea viene aplicando cepo tras cepo para que no se le escapen las divisas. 

El economista Ricardo Arriazu viene insistiendo en que, en realidad, no hay una escasez estructural, sino que a quien le faltan dólares es al Estado.

Es bastante claro -y más aún después de la segunda ronda de dólar soja, que le fijó un dólar de $ 230 para los exportadores del grano- que difícilmente un exportador se sienta tentado a vender cualquier producto a los $ 168 del mayorista cuando el Gobierno ya dio muestras de reconocer un tipo de cambio mayor.

Tanto el cepo que mantiene retrasado al dólar oficial (el economista Víctor Becker calcula que el tipo de cambio real en octubre fue el segundo menor desde mediados de 2018, después del de mayo pasado), como las restricciones al pago de importaciones y la incertidumbre que el propio esquema genera desembocaron en un nuevo dólar soja con un arranque tibio en lo que hace a la liquidación de operaciones.

El tira y afloje entre productores y exportadores sobre quién se queda con la mayor parte de la ventaja del dólar de $ 230 marcó la tibieza en los primeros días de vigencia de un esquema que rige hasta el 31 de diciembre.

Curiosamente, en estos días, las disputas en el costado de los dólares llaman menos la atención que en el segmento de los pesos, donde el Gobierno enfrenta un "mercado roto". En otras palabras, el Tesoro no tiene quien le quiera prestar dinero en las actuales condiciones.

El acortamiento de los plazos de financiamiento se transformó en un problema serio para el Tesoro. Solo basta destacar que el año pasado el Tesoro lograba colocar bonos a 17 meses de plazo mientras que a comienzos de 2022 esa refinanciación se redujo a 8 meses y ahora es de solo dos meses.

Y ese resultado lo obtiene (en la última licitación apenas cubrió 84% del vencimiento) ofreciendo sobretasas en bonos indexados por CER (inflación) y bonos duales también atados a la variación del dólar oficial.

En números, bonos que vence el año que viene ofrecen 3 o 4 puntos sobre la inflación y los que vencen en 2024 pagan hasta 12 puntos, pero no encuentran inversores con apetito.

Con ese marco y en el último mes del año, el Tesoro necesita un billón de pesos. Una parte vendría de la emisión que realice el Central para comprar los dólares soja, pero no le alcanzará.

El problema de fondo es la caída de la demanda de dinero y achicamiento del mercado de pesos. Un informe de la consultora Quantum destaca que "eso limita las posibilidades de financiamiento. El Tesoro sigue siendo el actor más dinámico en ese mercado más reducido, desplazando parcialmente al sector privado".

El tema estuvo presente en un encuentro de la Asociación de Bancos de la Argentina. El presidente, Claudio Cesario, señaló: "Los depósitos crecen 2/3 partes más que los créditos. No hay demanda de crédito, ni de empresas, ni de familias, y eso es producto de la elevada liquidez, que también tienen las empresas y la falta de confianza".

Y concluyó: Las pocas líneas (de crédito) que se toman son las subsidiadas, o sea por debajo de la inflación. La falta de confianza lógicamente se traduce en empresarios que no invierten y familias que no se endeudan frente al temor del cambio en su situación económica".

Los banqueros también viven la particular situación de tener que prestarle a un Estado del que se duda el dinero que toman de los ahorristas ante la baja demanda de crédito del sector privado.

Todos a la defensiva parece ser la consigna. El ministro de Economía aplica un nuevo salto del dólar para favorecer las liquidaciones de soja, el Banco Central absorbe la mayor cantidad de pesos que puede para evitar que vayan al dólar y los privados, empresas y particulares evitan endeudarse por temor al futuro.

En ese contexto los bancos toman pesos a plazo fijo de los particulares a 75% anual para pasarle esos fondos al Central también al 75% anual en el caso de las letras de liquidez, Leliqs.

Tanto el Tesoro de Massa como los particulares buscan cubrirse en un marco de incertidumbre importante.

Mientras tanto, desde el Gobierno se deja trascender que buscarían que el dólar blue, que está en $ 311, baje hasta $ 290 a fin de año en el supuesto intento de que pierdan plata los que siguen apostando por un salto cambiario que, en la cabeza de muchos fijadores de precios, ya se dio.

Fuente: Clarin

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