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Roberto Mirabella está en campaña desde hace rato. No lo dice todo el tiempo, pero quiere ser candidato a gobernador de esta provincia y espera la bendición de Omar Perotti. Porque en Hacemos, la tribu peronista que conduce el jefe de la Casa Gris, nada se hace sin la venia del mandatario. Mientras espera la condecoración, el diputado recorre los pueblos santafesinos y junta medios nacionales con mayor asiduidad, aunque le cuesta de más subir en las encuestas. Por ahora, en la carrera del PJ, mira desde lejos al senador Marcelo Lewandowski.

Mirabella le pone garra y sudor a su candidatura. Es de extrema confianza de Perotti, nadie conoce al gobernador más que él en política. Pero eso no implica que el trasvasamiento sea directo. Para llegar, el legislador tiene un par de obstáculos por  sortear. Para muestra basta un botón: en 2021 era candidato puesto a senador, pero sobre la hora, en un enroque que el gobernador acordó con la vicepresidenta Cristina Fernández, cambió de cámara.

Ahora, en esta ocasión, arrancó más temprano. Por un lado, conjuga una agenda de temas centrales para Santa Fe, como el intento por robustecer a la raquítica justicia federal o levantar la bandera de sectores clave para la producción local, como el biodiesel. Por el otro, acumula de manera incansable contacto y entrevistas en medios. Como nunca antes, Mirabella se pasea por medios provinciales y nacionales.

 

Alejandro Fantino, casi un perottista declarado, lo invitó dos veces en las últimas semanas al estudio de Animales Sueltos. En la primera oportunidad, lo presentó ante el panel de periodistas como “el futuro gobernador”. En la segunda fue más explícito, lo dijo al aire. En el medio, el periodista analiza la oferta que recibió de Perotti para ser candidato a gobernador. Dónde queda Mirabella si la respuesta es afirmativa por el momento se desconoce.

 

El hecho de jugar desde el Congreso a Mirabella le da aire para el terreno de la campaña. En la primera mitad de la gestión se movía casi como el rosquero del gobierno. Es verdad que era senador en ese momento, pero el desorden político de la Casa Gris lo obligaba a emparchar más de la cuenta.

 

Ahora Perotti, a un año y monedas de su adiós, logró una coraza política que nunca tuvo. El ministro de Gestión Pública Marcos Corach y la ministra de Gobierno Celia Arena le solucionaron el vinculo con propios y ajenos. Dicha amalgama le dio un respiro a Mirabella, que, si bien no abandonó los temas de la gestión, pudo concentrarse en el formato electoral. Si bien tuvo la oferta arriba de la mesa, él nunca quiso ser funcionario provincial.

 

Arena, no obstante, es una de sus competidoras internas en Hacemos. La ministra levantó el perfil y, dentro del perottismo, tiene todo un grupo con base en Rosario y Santa Fe que pelea porque ella se convierta en la referenta del perottismo. Dicho eje no juega con Mirabella y le tira piedras en las sombras cuando puede.

 

La otra dificultad del diputado, no interna en este caso, son las mediciones. Por el momento, Mirabella no rankea arriba en las preferencias peronistas. Ahí juega casi en soledad Lewandowski, pero se desconoce si se animará a la candidatura a gobernador. El legislador integra un segundo pelotón que incluye a Marcos Cleri, Leandro Busatto y Eduardo Toniolli.

 

Que Perotti haya decidido atrasar el calendario fue una buena noticia para Mirabella. Cerrar lista en febrero lo hubiera puesto contra la pared. Ahora, si hay que definir candidaturas en abril o mayo, el diputado tiene más camino para recorrer, más territorio para cubrir y más medios para visitar. Todo para que, sobre la hora, el gobernador lo condecore con el lauro mayor.

Por Pablo FORNERO para Letra P

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