En Córdoba dan por hecho el acuerdo entre Gill y Llaryora

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Con elogios mutuos e intercambio de sonrisas, Martín Llaryora y Martín Gill compartieron escena en el Festival de Peñas de Villa María este martes. Mientras la confirmación del desembarco del villamariense se dilata, en el equipo del intendente que quiere ser gobernador dan por hecho la llegada del exsecretario de Obras Públicas de la Nación a la campaña del oficialismo provincial y anticipan un aluvión de intendentes e intendentas sumándose a la estrategia del schiarettismo.

“Con Martín hemos compartido un camino durante mucho tiempo”, destacó Gill, que remontó la historia conjunta a su etapa como rector de la Universidad Nacional de su ciudad y al trabajo realizado con la Municipalidad de San Francisco, cuando el ahora intendente de Córdoba y candidato a la gobernación comandaba los destino de la cabecera del departamento San Justo.

Gill avanzó en los elogios y puso en valor la tarea de Llaryora como intendente de la capital, uno de los principales caballitos de batalla del candidato del oficialismo. “No hace falta mucha presentación, con contar lo que hizo en la ciudad tiene que servir para trazar un camino a seguir, que se complementa con lo hecho por el peronismo en estos 24 años”, repiten desde Hacemos por Córdoba a la hora de plantear una estrategia discursiva para la campaña. En Villa María, el funcionario nacional todista hizo, entonces, su aporte, y caracterizó la actual gestión de la capital provincial como poseedora de “una impronta de una agenda motivadora y moderna de la cual los cordobeses del resto de la provincia nos sentimos orgullosos”.

Desde el llaryorismo descuentan que el villamariense se sumará a la campaña en los próximos meses. La oficialización posiblemente llegue luego de que el gobernador Juan Schiaretti anuncie el almanaque electoral, pero nadie en el oficialismo pone en duda esa llegada que, de concretarse, representaría un avance concreto en las relaciones formales entre el Frente de Todos y un potencial próximo gobierno mediterráneo.
De diálogo permanente con la Casa Rosada, Gill siempre ha manifestado su intención de "conjugar" la postura nacional con la provincia, por lo que nadie sospecha que su decisión no cuente con el aval de la conducción nacional, que, en caso de confirmarse el salto, jugaría a dos puntas en la elección cordobesa. Por adentro del peronismo díscolo y por fuera, con la lista que se conformará con el sello oficial del FdT, que hasta ahora tiene un precandidato anotado para encabezar la lista: el intendente de Embalse, Federico Alesandri. “El límite está en el kirchnerismo y eso está muy claro”, dicen en el entorno de Llaryora, donde también advierten que las conversaciones que se habían proyectado con Alesandri y el grupo del Frente Peronista Cordobés han sido abortadas hasta nuevo aviso.

“Siempre hubo una relación cordial con muchos de quienes integran ese espacio, pero es totalmente lógico que quieran defender su lugar”, advierten desde la pata más pacifista del oficialismo cordobés, donde vaticinan que una boleta como la que hoy propone el espacio que responde a la conducción nacional del PJ podría cosechar una base de votos que le permitiría “meter cinco o seis legisladores” en la Unicameral. Hoy, sólo tiene dos como resultante de un desprendimiento de Hacemos por Córdoba. En 2019, no hubo lista peronista por fuera de la de Schiaretti.

Del mismo modo en que lo hizo con la radical díscola Miryan Prunotto el pasado fin de semana, Llaryora ya no guarda los convites de su armado para las charlas puertas adentro. El martes, en Villa María, no fue la excepción. “Nosotros estamos conformando una coalición, que es mucho más que una unión de partidos, se están sumando radicales, socialistas, personalidades de distintos sectores productivos, culturales, más allá de lo que haga su fuerza política”, explicó y aceleró de golpe. “Y por supuesto que me encantaría tener a un amigo dentro de la coalición como Martín, que nos prestigia, y por su capacidad de gestión, también”, agregó, con Gill al lado.

En el cálculo meramente matemático, la figura del villamariense no sólo aportaría al armado territorial del llaryorismo una pata fuerte en el departamento General San Martín, sino que abriría el camino al diálogo con un centenar de intendentes e intendentas con los que Gill construyó una sólida relación en base a su trabajo desde el Ministerio de Obras Públicas de la Nación. El llaryorismo estima lograr el apoyo de unos 220 jefes y jefas comunales para el momento de la elección. Como contó Letra P, el acuerdo es provincial y admite la posibilidad de “apoyar al candidato a Presidente que cada uno quiera”.

Sin embargo, la escalada de la campaña de Schiaretti empieza a meterse en las conversaciones, al menos desde el plano del deseo. “No le vamos a pedir a Prunotto que haga campaña por Schiaretti si quiere votar a alguien de JxC, pero creo que eso va a decantar", advierten y se animan a vaticinar que “todos van a terminar apoyando" al gobernador cordobés. De todas formas, se esmeran en aclarar que “la elección nacional no será una limitante para el trabajo provincial”.

En 2019, Gill fue reelecto como intendente en una alianza que contempló al schiarettismo y trabajó provincialmente para Hacemos por Córdoba, pero en la elección nacional no abonó a la "prescindencia" propuesta por el gobernador cordobés y apoyó la fórmula del FdT. Luego, pasó a integrar la cartera que todavía conduce Gabriel Katopodis.

En las próximas horas, Llaryora continuará su agenda de gestión y continuará su actividad festivalera el fin de semana de carnaval participando del festival Cosquín Rock y el festival de jazz que se realiza en Córdoba. En el medio de eso, se dará una vuelta por el Festival de la Buena Mesa de su San Francisco natal y tiene agendada una recorrida por Leones, tierra gobernada por Fabián Francioni, un histórico dirigente que representa la pata del peronismo provincial identificada con el FdT y uno de los más críticos de la relación de Gill con el gobierno provincial.

Con información de Letra P, sobre una nota de César Pucheta
 

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