“El kirchnerismo inventó la grieta hace más de diez años y Cambiemos entró en esa grieta”

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¿Cómo impacta la sequía en Córdoba y cómo estás viendo las consecuencias económicas que va a tener, no sólo por el campo, por ejemplo, la mitad de camiones que trasladan lo que se produce, todo el derrame que genera, no son simplemente las exportaciones?

—En Córdoba pega muy fuerte, porque es una provincia agroalimentaria y pesa el sector agropecuario casi el doble en el PBI provincial, de lo que pesa en el PBI nacional, para que tengamos una dimensión de la importancia que tiene el campo para nuestra provincia. Por eso lo cuidamos permanentemente y por eso lo defendemos con uñas y dientes. Y hoy precisamente estuvimos trabajando con nuestro ministro de Agricultura con la Mesa de Enlace, donde se amplió el área de emergencia, son más de cuatro millones de hectáreas y está previsto que quien se quiera incorporar, quedando fuera de esas áreas, se puede incorporar y estamos tomando medidas para ayudar a los productores, ésta es la realidad. Y sin duda se siente en todas las actividades conexas, porque Córdoba tiene 427 municipios en comuna y muchos dependen absolutamente de cómo funciona el campo. Cuando al campo le va bien a Córdoba le va bien, y cuando el campo tiene situaciones de dificultad, sin duda impacta sobre todo en esas ciudades que están en lo que nosotros llamamos “pampa gringa”, que ya se expandió la frontera agropecuaria hacia el norte, ya no es más pampa gringa, es la mayoría del interior de la provincia. Y en relación a lo nacional, sin duda no terminan de valorizar cuántos miles de millones de dólares son los que va a perder Argentina de divisas, arrancaron pensando que podrían ser 15 mil, después dicen 20 mil, ahora que es más. Lo que me parece que eso sin duda trae consecuencias para la economía. Pero me parece que lo que pone en blanco sobre negro es la errada política impositiva que tiene el Estado argentino con el campo, o sea, las retenciones son impuestos que no existen en ningún lado de América Latina, no existen en Uruguay, ni en Paraguay, ni en Brasil, ni en ningún lado, no existe en Europa, y no existen en Asia, y eso penaliza la producción. Y ahora que hay sequía se hace más dramática la evidencia de que este mal impuesto, hay que bajarlo gradualmente hasta eliminarlo y ponerlo a cuenta de ganancias. Y es un planteo que venimos haciendo siempre desde Córdoba, pone con dramatismo la evidencia de lo malo que es este impuesto ahora que el sector agropecuario entra en dificultades por esta sequía, y sin duda, va a impactar la falta de dólares porque impactará en el desarrollo de la economía argentina. Va a caer dos o tres puntos el Producto Bruto, fruto de la sequía y de impactar también en toda esta carencia de dólares que está sufriendo la Argentina.

—En el caso de la Argentina en su conjunto dice que alrededor de 3% significaría la caída del PBI. En el caso de Córdoba entonces es un poco más. 

—Es un poco más, porque tiene más incidencia, no lo tenemos valorizado porque tiene más incidencia el campo. Y además de la sequía pasó un fenómeno raro, que en febrero hubo días que hizo frío y hubo zonas que tuvieron heladas, además de la sequía tuvimos que soportar heladas en febrero.

—Cada gran sequía generó desborde cambiario, la anterior marcó el comienzo del fin de Macri y hay forma de reducir ese riesgo. En Brasil el 50% del campo tiene riego artificial y en Argentina solamente el 15%, ¿el riego podría solucionar estos problemas climáticos acrecentados con el cambio climático?

—En primer lugar hay que resolver el tema de las retenciones, porque no hay un país que tenga retenciones en América Latina. Eso es clave para impulsar la producción y no castigarla, porque si hay una característica del gobierno kirchnerista, es que trata al campo como su enemigo, en vez de cuidarlo como uno de los sectores dinámicos por excelencia y el que nos puede traer divisas. Esto me parece que es lo primero que Argentina tiene que cambiar.

—¿La menor rentabilidad por las retenciones hace que no se invierta en riego artificial para cubrirse los momentos de sequía? 

—En Córdoba lo que es la zona central hacia el norte de la provincia, que es donde se expandió la frontera agropecuaria estas últimas dos décadas, sí se utiliza más el riego, probablemente no hay tradición de riego en la zona sudeste, la pampa gringa.

—Llueve. 

—Llueve siempre, hasta que viene una sequía y te muestra que el riego es necesario que esté. Y creo que hay otra cosa que también es necesario que Argentina aplique y que el gobierno nacional tiene que impulsar, que es el seguro multirriesgo agrícola. 

—¿Cómo es eso? 

—Es un seguro que es para cuando hay sequía, para cuando hay granizo, para cuando hay inundación que se utiliza en otros países del mundo y que estabiliza la rentabilidad de los ingresos a los productores, porque siempre es mejor soportar eso un poquito. 

—Como el seguro del auto. 

—Claro, es como si tuvieras que pagar una prepaga, siempre conviene pagar un poco todos los meses y cuando lo precisás no tenés que encontrarte en dificultades severas, que es otro elemento que nosotros queremos impulsar también, que el Estado Nacional ayude a que se pueda concretar el seguro multirriesgo.

—Te reuniste con el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, y con Bordet de Entre Ríos, para celebrar los 25 años de la Región Centro, de allí surgió un documento que, entre otras cosas, reclamaba una baja gradual de las retenciones a las exportaciones y todo el sector agropecuario, ¿cómo sería en el caso de que te tocara ser presidente de la Argentina para, al mismo tiempo, solucionar el déficit fiscal e ir bajando las retenciones?

—Porque son un mal impuesto las retenciones y lo que Argentina tiene es una cantidad de impuestos que penalizan la producción. Pero no cobra los impuestos que se cobran a todo el mundo, es muy simple. Tenemos que simplificar el sistema tributario y cobrar los impuestos, no tener el nivel de evasión que hay en el país que hace que el que paga al final termina pagando muchísimo, porque termina teniendo una presión fiscal enorme. Me parece que por ahí va el ataque al desbarajuste impositivo que tiene Argentina. En relación al equilibrio fiscal, no se trata de hacer un ajuste salvaje, se trata de evitar superposición en función del Estado Nacional, el Provincial y Municipal, se trata de que los subsidios de la energía lleguen a quienes lo necesitan. Yo soy de clase media, no preciso que me subsidien la energía. Se trata también que las empresas públicas no sean deficitarias, y no entro en una discusión ideológica si una empresa es pública o es privada, digo, la empresa no puede dar déficit. En Córdoba tenemos la Empresa Provincial de Energía que es pública y paga impuesto a las ganancias porque da utilidades. El Banco Provincia de Córdoba es público y paga impuesto a la ganancia porque da utilidades. O sea, no hay ningún motivo para que una empresa pública tenga déficit. Si hay que subsidiar algo, se subsidia delTesoro, y a los que precisan. Tocando esas tres cosas, sin necesidad de atacar a los sectores vulnerables, se puede resolver el tema del déficit fiscal en Argentina. Por un lado, atacando las causas como las que mencioné recién, que originan que el déficit fiscal sea grande. Y por otro lado, simplificando y sacando los impuestos que son distorsivos y penalizan la producción. 

—Se cumplió hace muy poquito medio año de Sergio Massa como ministro de Economía, ¿cuál es tu propio balance de la gestión de Massa como ministro de Economía? 

—Yo nunca particularizo sobre ningún funcionario kirchnerista y tampoco lo voy a hacer sobre la actuación de Sergio Massa. Lo que sí digo que la inflación está alta, la inflación de marzo, los datos que hay hasta ahora indican que va a ser superior a la de febrero. Y yo no veo ni razones objetivas para que la inflación disminuya. Ni veo tampoco, desde el punto de vista de la expectativa, que son las dos cosas que juegan en la economía, las razones objetivas, las leyes que tiene de desarrollo, y la expectativa. En ninguno de los casos veo motivo para que la inflación baje. Por el contrario, me parece que se va a mantener en niveles altos, y espero que no tengamos un brote muy grande inflacionario. Hablabas recién del tema de lo que significa la falta de dólares, espero que Argentina no tenga un sacudón fuerte. No lo deseo y hago votos para que eso no pase, para que se pueda desarrollar el país sin necesidad de que tenga que sufrir tanto la gente. Porque algunos dicen: “cuanto peor mejor”, yo digo: “no, cuanto peor es peor, siempre”. Eso de “cuanto peor es mejor” es una falacia enorme. Objetivamente no veo motivo para que baje la inflación, pero espero que no se dispare y tengamos que entrar en zozobra más de lo que ya estamos, porque realmente la plata no alcanza.

—En esta reunión de los gobernadores del Centro, también hicieron un reclamo por los subsidios que están centralizados en el AMBA. Ahora la segmentación energética ¿modifica esto de que las personas que necesiten subsidio lo reciban y las que no, no; o de cualquier forma, hay una concentración de subsidios?

—Sigue la concentración en el AMBA, porque segmentan lo que es la energía mayorista, pero el AMBA tiene subsidio y por eso las tarifas son más baratas que en el resto del interior del país, también en la distribución. No es en la parte de lo que es la venta mayorista de energía, o sea. La otra gran cosa que hay en el tema energético, en el único lugar del país donde las dos empresas la concesión es del Estado Nacional, o sea, la pagamos todos los argentinos. A los subsidios, a las condonaciones de deuda, por eso la energía es mucho más barata en el AMBA que en el interior. Y lo mismo pasa con los subsidios al transporte, están concentrados más del 80% aquí en AMBA, por eso el boleto es más barato aquí que en el interior del país. Y ni hablar de la empresa de Agua y Energía. Todas las provincias nos hacemos cargo, los Estados Provinciales. Ahora aquí los déficits que tiene AySA, la inversión y los subsidios que le dan para funcionar, los pagamos todos los argentinos. Esto es absolutamente injusto, como es injusto que la nafta sea más barata acá en el AMBA que en el resto del país. Estas son las cosas que indican la existencia de un país unitario que hay que reformular. Nosotros tenemos un dicho de que Dios está en todas partes, pero atiende en Buenos Aires. Nosotros queremos que Dios, como corresponde a un país federal, atienda también en todo el interior del país. 

—En el documento de la reunión de la Región Centro se resalta que representan 25% del Producto Bruto Argentino y 38% de las exportaciones, cuando uno compara esos mismos datos en la provincia de Buenos Aires se encuentra que el Producto Bruto es 32%, y si se le suma la Ciudad de Buenos Aires pasa al 50%; parte del problema de la Argentina es esa centralización que hay alrededor de la Provincia y la Ciudad de Buenos Aires, porque se está comparando Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, y aun así es más chico que la provincia de Buenos Aires. 

—Yo diría que más que toda la provincia de Buenos Aires, la asimetría está con el AMBA, con esta gran área metropolitana de Buenos Aires, que es donde se centralizan las cosas. El interior de provincia de Buenos Aires, el interior profundo, tiene las mismas características que la Región Central del país, me parece que ahí está la gran asignatura. Y es uno de los problemas que tiene Argentina, desde que nacimos como Nación hay un federalismo declamado puesto en la Constitución, pero es unitario para funcionar el país. En Córdoba está la Fiat, Renault, Iveco, la sede central de esas fábricas está aquí en Buenos Aires. En otros países, yo trabajé en Fiat, en Mina Gerais cuando me tuve que ir porque me buscaban los militares del Tercer Cuerpo para matarme en Córdoba, donde estaba la fábrica. En Argentina es todo concentrado en Buenos Aires, hasta las empresas que están radicadas en el interior la administración la tienen en Buenos Aires, y así viene desde épocas inmemoriales. Es una cosa que cuando las pocas vueltas que me tocó dar por el mundo, más me llaman la atención. Y una de las características que tiene Córdoba, es que los empresarios nuestros prefieren quedarse allá. Nosotros tenemos dos grandes empresas alimentarias que son de origen familiar, de esas sólo uno de los miembros de la familia, en el caso de Arcor, que vive acá en Buenos Aires, el resto está todo en Córdoba, cerca de donde se produce. Y Aceitera General Deheza, Roberto Urquía está en General Deheza, que es una localidad que está a más de 200 kilómetros de la ciudad de Córdoba. Esa es una característica que tiene también la provincia de Córdoba, una característica de nuestros emprendedores, productores, industriales, de todos nuestros empresarios.

—¿Se parece el empresario cordobés al empresario brasileño? 

—Sí, es muy parecido. Trabajamos junto al empresario, el modelo de gestión que tenemos en Córdoba es respeto a las instituciones, nadie se mete con la Justicia. Los miembros del Superior Tribunal, de siete, tres, vienen desde hace más de veinticinco años, a nadie se le ocurrió nunca hacerle juicio político. Segundo, el Consejo de la Magistratura no lo maneja la política, tiene mayoría del Poder Judicial. Tercero, entran por concurso quienes entran a los cargos del Poder Judicial, sean fiscales, sea juez. Cuarto, tanto José Manuel de la Sota, mi amigo y compañero de ruta como yo, renunciamos a cambiar el orden de mérito. Entonces, hay independencia de poder, no perseguimos a nadie, hay libertad de prensa, hay tolerancia con el que piensa distinto, y eso genera las condiciones también para que haya previsibilidad en la provincia. Eso genera confianza y después la certeza la da el mantener el equilibrio fiscal a lo largo del tiempo, y no entrar en discusiones vanas, esa discusión ideologista que “esto lo tiene que hacer el Estado, esto lo tiene que hacer el privado, el Estado tiene que regular mucho”. Yo siempre repito esa frase de Willy Brandt, que me parece que resume...

—El socialismo en la socialdemocracia, pero podemos repetirlo. 

—”Debe haber tanto mercado como sea posible y tanto Estado como sea necesario”, porque es el equilibrio de una sociedad. Te imaginás si nosotros nos hubiéramos puesto a esperar que para llegar el gas natural al 98% de la provincia lo hiciera el mercado, no lo hacíamos nunca. Dijimos: “hacemos los gasoductos troncales”, porque esto es vital para el progreso de Córdoba y para la gente, lo hicimos en un año y medio, 2.800 kilómetros, con recursos propios de la provincia, y pasamos desde 2019 que lo terminamos al 2022 de nueve parques industriales homologados a 51. Esto es lo que produce esa inversión hecha por el Estado, pensando en la gente y pensando en aumentar la producción. Lo mismo que nos transformamos en el principal destino turístico interno de Argentina porque hicimos las rutas, las autovías, la pavimentación de caminos que permitió que el turismo se desarrollase, como el gas natural permitió también tener contra temporada en el turismo en el invierno. Son todas las cosas que en vez de quedarnos en discusiones vanas, las vamos llevando adelante, como ahora estamos para poner internet de alta velocidad, que llegue a todos los lugares de la provincia, los 427 municipios. Y lo está haciendo el Estado, no nos vamos a poner porque indudablemente el sector privado invierte donde tiene rentabilidad, pero todos necesitamos que todos los cordobeses tengan acceso a internet de alta velocidad, porque es lo que vale en el mundo actual, y sobre todo en el que viene, es lo que le va a permitir tener oportunidad. Y lo está haciendo el Estado. Y por eso no nos vamos a poner a hacer una empresa de internet provincial. Sí vamos a garantizar que haya un precio mayorista hasta la entrada de las localidades, y después lo harán empresas, cooperativas, las entidades interesadas. Esto da una idea de cómo es el modelo de gestión hoy. Y esto nos permite el haber generado confianza y el dar certeza por el equilibrio fiscal, que los cordobeses sepan que nosotros nos vamos a ir a los bandazos de un lado para otro a lo largo de los años, sino que saben que la estructura impositiva es ésta, y que no se van a encontrar con un “domingo siete” cada tanto. Es lo que nos permite trabajar juntos, nos permite coordinar lo que yo llamo la energía creativa de los cordobeses, trabajar junto con el campo, con la industria, con el turismo, con las universidades. En la provincia son doce universidades, y trabajamos con todas, independientemente del pensamiento político que tengan quienes conducen las universidades. Yo no sé si eso pasa en todos los lugares, pero sí sé que en Córdoba la voluntad es que trabajemos juntos. Complejo científico técnico, o sea, complejo científico académico, el sector productivo, el sector emprendedor y el Estado. Y esto nos permitió que en estos años hemos desarrollado el mayor polo de economía del conocimiento, de software del interior del país en estos últimos años. Ese es el trabajo mancomunado, que avancemos en pasar a ser el primer destino turístico doméstico del país, o avanzar en la industria y en la producción agroalimentaria. 

—Los tres gobernadores también reclamaron más federalismo. ¿Cuál es tu opinión respecto del juicio político a la Corte, que justamente se inició con la excusa que la Corte estaba interfiriendo en el federalismo, al decidir sobre la coparticipación de la Ciudad de Buenos Aires? 

—Rechazo absolutamente este intento de juicio político a la Corte, porque es una barbaridad, significa el pretender avasallar a otro poder del Estado. Esto va en desmedro del funcionamiento institucional de Argentina, y también va en contra de las posibilidades de inversión en la Argentina. Porque es una realidad que pasa en todo el mundo, si desde un poder del Estado se pretende avasallar al Poder Judicial y a la Suprema Corte, indudablemente tiene esas dos consecuencias. Y debo decir también que respecto del federalismo hubo un fallo de la Corte que ahora le llegó a todas las provincias, después de un tiempo porque se acordó, que restituyó parte de la masa coparticipable a tres provincias que habían iniciado juicio, que fue Santa Fe, San Luis y Córdoba, y Córdoba. Después le llegó porque era clavado que le tenía que llegar a todos, y hoy lo tienen todas las provincias. Y eso nos permitió que, entre lo que se reparte de fondos, que es la coparticipación primaria, cuánto se queda la Nación, cuánto la provincia, las provincias hayamos mejorado un poco de la masa total de impuestos. Ese fue un fallo de la Corte del año 2015. 

—Para concluir el tema económico, ¿cuál es tu opinión sobre el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y cómo imaginás que tendría que ser a futuro, si tendría que ser modificado o renegociado? 

—A mí me parece que el Fondo Monetario Internacional no está exigiendo que le paguen. Y me parece que tampoco es que esté exigiendo algo imposible que Argentina pueda hacer. Por el contrario, veo que el Fondo Monetario Internacional tiene una actitud de que no tenga más dificultades Argentina, esta es la verdad, además al Fondo Monetario fuimos los argentinos, no es que vinieron y dijeron “tomen la plata”, y creo que no son los acuerdos como los que había hace décadas. Y es más, me parece inclusive que en una situación mundial como ésta, donde hay un gran grado de inestabilidad fruto de la invasión rusa a Ucrania, me parece que los organismos internacionales intentan poner paños fríos. Y por eso no veo que haya un apriete, hablando popularmente, hacia la Argentina. De todos modos, siempre que uno negocia algo debe discutirlo pensando en los intereses del país, esto desde ya.

—La Región Centro, tiene una lógica geográfica, pero ¿indica algo más? ¿Un intento de armado nacional de un panperonismo no kirchnerista? 

—La Región Centro lo que expresa es producción y trabajo. Las tres provincias lo que nos destaca es que queremos la producción y el trabajo. Los cordobeses creemos que Argentina necesita un gobierno que haga eje en los que trabajan, en los que producen, en los que se levantan todos los días para ir a trabajar, eso expresa la Región Centro. Algo que está metido en el ADN de las tres provincias, más allá de quiénes sean los que nos toque circunstancialmente gobernar las mismas. Y lo que expresa también es que queremos tener un país normal. No hay que vivir de banquina a banquina, o peleándonos como perro y gato. Para colmo el kirchnerismo inventó la grieta hace más de diez años, Cambiemos entró en esa grieta. Y hoy esa grieta hace que se peleen como perros y gatos los dirigentes políticos, que están fuera de lo que le pasa a la sociedad. O sea, viven girando en su órbita y se han olvidado de los problemas de la gente. Cuando me decís: “vos no aparecés mucho en reportajes”, no aparezco porque tengo que dedicarme a resolver los problemas de los cordobeses más que estar comentando la realidad. Y mucho menos peleando u opinando sobre lo que hace otro dirigente político, porque a lo que hay que dedicarse es a resolver los problemas de la gente. Esta grieta, están pidiendo eso y por eso aparecen fenómenos nuevos, como aparece el propio Milei, que está expresando la bronca legítima de la sociedad con la dirigencia política argentina. Espero que podamos salir de esta grieta. Y para salir de la grieta se sale como en los laberintos, por arriba. Por eso es que estamos impulsando un espacio no solamente del peronismo, sino un espacio que exprese la cultura de la producción y el trabajo que quiere un país normal y donde se puedan sumar no solo peronistas, sino también de otras fuerzas políticas. De hecho, lo estamos construyendo con el socialismo, está la democracia cristiana, estamos en conversaciones con otras fuerzas políticas. Ahora en relación al peronismo, tiene que sacarse de encima la colonización que hizo el kirchnerismo. Porque hace 20 años que el kirchnerismo conduce el peronismo y lo ha colonizado, lo que es peor, dieciséis años gobernó el kirchnerismo, pero cuando uno mira cuáles son los resultados en la sociedad argentina, ve que estamos peor que hace tiempo. El PBI por habitante es menor en este año, en el 2022 que en el 2011. Y de estos últimos doce años, ocho gobernó el kirchnerismo. Y esto es lo práctico, hay más pobreza, hay más desocupación, hay más empleo precario, éste es el resultado práctico de tantos años de gobierno kirchnerista. Entonces lo pueden pretender disfrazar con consignas seudoprogresistas, pero la única verdad es la realidad, y la realidad es ésta. Por eso creo que el peronismo se tiene que sacar de encima el kirchnerismo, porque nosotros expresamos junto con otras fuerzas, nadie tiene la exclusividad de expresar la producción y el trabajo. 

—Hay otros gobernadores: Perotti, Sergio Uñac en San Juan, también Rodríguez Saá, hay una serie de dirigentes políticos del peronismo que no son kirchneristas y que buscan lo mismo que vos, la senadora María Eugenia Catalfamo, el bloque Unidad Federal, que integra también Alejandra Vigo, tu esposa. 

—Sí, y cuando uno habla individualmente, te diría que la abrumadora mayoría de los gobernadores peronistas, y también gobernadores radicales, otras fuerzas, piensan lo mismo. No debo ser yo el que diga cuándo lo verbalizan ni cómo lo verbalizan, pero te diría que la abrumadora mayoría piensa eso. 

—¿Hay condiciones diferentes hoy que en el año 2019, cuando no te animaste a conducir lo que llamábamos la tercera vía, la frustrada alternativa del medio?

—No es que no me animé a conducir, lo que no podía hacer, y nunca voy a hacer, es decirle a mi gente: “elíjanme para esto”, y a las dos semanas decirles: “bueno, gracias, muchachos, me voy a intentar una aventura nacional”, no sería auténtico de mi parte. Y me parece que no sería justo con los cordobeses que me habían votado con un porcentaje del 58%, el mayor que sacó un gobernador en la historia de Córdoba. No podía decirles a los cordobeses a las dos semanas que me iba. Y eso lo sabían todos quienes integrábamos Alternativa Federal, que yo era el candidato de Córdoba y que no podía ser candidato a presidente, porque no podía hacer eso con el pueblo de Córdoba. O sea, sería fallarle a los cordobeses. Sí, impulsé hasta último instante y participaba y empujaba el armado de esta alternativa. Después por qué no se pudo concretar, más que yo, lo tienen que explicar los que pretendían ser quienes tenían la voluntad de ser candidato a presidente.

—¿No le hubiera ahorrado a Córdoba y a la Argentina cuatro años de esta decadencia que estás contando y hubiera sido mejor incluso para Córdoba que dejaras la gobernación y fueras presidente?

—Me parece que no es lógico, no es cómo se construye. Me parece que es hasta faltarle el respeto a los cordobeses, no es justo, no es como funciona la vida. Cuando digo racionalidad, sentido común, cuando digo normal, lo normal es eso. No podés estar saltando pensando nada más que en tu carrera política. No me parece que funcione así. Es una avenida de ida y vuelta cuando a uno lo eligen para un cargo, en el sentido que la gente te deposita la confianza y tenés que retribuir esa confianza trabajando lo mejor que puedas. 

—¿Y ahora sí están dadas las condiciones? 

—Ahora que ni siquiera voy a participar como gobernador, el empuje es llegar a fondo, si este espacio que estamos creando necesita que yo esté ahí voy a estar, esa es la situación. 

—¿Llegar a fondo sería plantear realmente una alternativa distinta, tanto de Juntos por el Cambio como del Frente de Todos?

—Sí, por lo pronto no vamos a ir a un interna junto con el kirchnerismo, desde ya. Tampoco nos parece Junto con el Cambio, porque las dos grandes fuerzas están presos de la grieta, y conviven con los que representan la grieta. Entonces, meterse en una de estas dos grandes coaliciones significa diluirse para formar una alternativa que sea la del trabajo, sea la de la producción, sea la de un país normal. Y para hacer un país normal uno precisa tener un acuerdo básico. Comento permanentemente que luego del estallido de la convertibilidad, en realidad la salida de Argentina se consiguió cuando Duhalde y Alfonsín se pusieron de acuerdo, eso le dio encarnadura y volumen político a las decisiones que se tomaron, y eso permitió superar la crisis, y esto es lo que precisamos ahora también. Cualquiera de los dos integrantes de la grieta, donde lo que más expresa son los que gritan más fuerte y más se pelean, no van a conseguir ese volumen, entonces va a continuar lo que hay hoy, que es un empate de debilidades. Hay un empate de debilidades, basta ver que el Congreso se traba, que no se puede avanzar. 

—El famoso empate hegemónico de Portantiero, pero ahora en lugar de hegemónico de debilidad.

—Hay un empate de debilidad, y cualquiera de los representantes de la grieta que pueda ganar la elección, continúa este empate de debilidades. Para colmo, con la grieta que la van exacerbando a medida que se aproximan las elecciones, imaginá cómo va a hacer para sentarse a una mesa a acordar cosas. Además, siempre se acuerda antes.

—En 2019, allí estaba Lavagna y quienes hoy están en el Frente de Todos como Sergio Massa o en Juntos por el Cambio como Pichetto. Hoy, ya sin Lavagna, sin Sergio Massa, no hay ningún otro candidato que tenga las credenciales que vos tenés para ser candidato a presidente de ese sector. ¿Estás decidido a acompañarlo siendo candidato a presidente, que el compromiso no solamente sea en alma, sino un cuerpo? 

—Vamos a ir hasta el final, pero hay varios que pueden seguir. Nosotros vamos a hacer unas PASO donde hay varios dirigentes que pueden participar. 

—Urtubey, por ejemplo. 

—Randazzo puede participar como candidato a presidente de las PASO, puede participar el propio Alberto Rodríguez Saá, si se concreta lo que hablamos. Pueden participar otros dirigentes que se sumen, porque eso le va a dar encarnaradura. Que haya varios dirigentes, no es que me parezca que eso debilita la fuerza, por el contrario, nos potencia. Esto es lo que creo. Voy a ir a donde el espacio me indique que tengo que estar. Vamos a ir hasta el fondo. 

—¿Ir hasta el final implica que seas candidato también?

—Ir hasta el final significa ir hasta el final, y voy a estar donde haga falta que esté.

—¿Hay otro modelo de éxito a nivel nacional como el modelo de Córdoba que se pueda exportar a nivel nacional?

—Sería injusto de mi parte calificar a las demás provincias, los gobiernos, cómo funciona la sociedad de las demás provincias. Sí puedo decir que el modelo de Córdoba, el éxito que tiene se ratificó, por ejemplo, con los resultados del Censo, que aclaro que fue una sorpresa para mí, porque Córdoba pasó de un Censo al otro de tener 610 mil habitantes más, de los cuales 290 mil se deben al crecimiento vegetativo y 310 mil fue la migración interna. Y es indudable que si en estos 12 años del 2010 al 2022 llegaron llegaron 310 mil compatriotas o tal vez de otros países hermanos, van a Córdoba porque piensan que allí pueden vivir mejor. Esto me parece que es la prueba evidente de que el modelo cordobés funciona, y que ha sido exitoso. Pero yo sería un presuntuoso si dijera que tal provincia está peor que Córdoba. Sí creo que Argentina tiene gran potencialidad, pero puedo decir cuáles creo que son los hilos conductores de los problemas de Argentina, y cómo creo que se pueden arreglar. 

—Tu esposa, Alejandra Vigo, que es senadora por Córdoba hace un mes fue protagonista en la conformación de un nuevo bloque, Unión Federal, ¿cuál es el impacto del nuevo bloque: obliga a negociar tanto al kirchnerismo como a Juntos por el Cambio, y dinamizó el funcionamiento del Senado?

—Indudablemente reconfiguró el mapa político del Senado. Y te aclaro que no tiene que ver este bloque con mi posible candidatura, tiene que ver con cuidar el federalismo, con una posición federal, y no hay dudas de que reconfigura el mapa de poder en el Senado, obliga a que sea tanto el Frente de Todos como Cambiemos, tengan que negociar más. Más allá de las dificultades que pueda haber habido en la sesión, hay temarios que este bloque está planteando, temas que el Senado no va a terminar discutiendo, como el tema del subsidio del transporte, como el tema de la energía eléctrica, como son los temas que hacen a la cuestión federal en nuestro país. 

—Vuelvo con un tema que me parece crucial, las ideas y las personas que las encarnan son mutuamente importantes. Decís “si el espacio me lo pide, si soy la mejor alternativa, seré candidato”. A la distancia claramente sos la mejor alternativa, gobernás la provincia más numerosa, con mayor Producto Bruto, con mayor cantidad de años de experiencia de todos los candidatos que mencionaste, ¿qué es lo que haría falta para que dijeras: “Soy candidato”? 

—El tiempo para presentar la candidatura, eso es lo que hace falta. Además creo que decir: “Soy candidato...”

—Un mes y medio. 

—Es mucho tiempo en Argentina. 

—¿Tenés la vocación de hacerlo?

—Decir: “Soy candidato” y después vamos a construir el espacio, es poner el carro delante de los bueyes. Vamos a ir hasta el final en el espacio y yo voy a hacer el lugar que me digan quienes construimos el espacio que tenga que estar, haré todo lo que sea necesario para eso. Pero ¿cuántos han dicho que son candidatos en este último mes? En vez de decir las ideas y lo que se quiere hacer para el país, parece que lo más importante es decir “soy candidato, no soy candidato”. La vida es construir, plantear qué es lo que queremos hacer con el país y después se dirimirá en las PASO quién es el candidato.

—Dedicaste tu vida a lo público y hay cuestiones de orden motivacional, hasta de familia: tu mujer casualmente es senadora. Ser candidato es una decisión existencial, el momento de uno en la vida. Independientemente que los demás decidiesen que fueras el mejor para el espacio, ¿te gustaría, tenés motivación de hacer? 

—Soy militante desde que tengo 17 años, crecí y tengo grabado de mi niñez cuando fue el golpe de Estado del 55, cómo el Ejército vino y lo metió preso a mi viejo, que era un militante barrial del peronismo, me recuerdo que lo fuimos a visitar durante un mes, un poco más, a la Penitenciaría de Córdoba, yo tenía seis años, lo tengo grabado. Y crecí viendo el peronismo proscripto, de allí también por lo que vi de mi padre, porque soy de un barrio popular, cuando nací era de calle de tierra, no entraba el colectivo, no había iluminación. Después, con el esfuerzo de los vecinos, fue progresando, entonces crecí con todo eso.

—Además tuviste que vivir en el exilio durante la dictadura militar. 

—Tengo un tiro también, tuve un atentado. Fui dirigente estudiantil del cordobazo y después tuve un atentado, tengo un tiro acá en la zona de la pierna, para poder sacarme la bala me tuvieron que abrir de los dos lados porque se había alojado muy cerca de la arteria femoral. Tenía 20 años. 

—Eso fue en el Cordobazo. 

—Fue después del Cordobazo, fue a los siete, ocho meses, en el 70, que estábamos peleando contra las restricciones que podían poner al ingreso a la universidad, y según la información del Servicio de Inteligencia, cuando salíamos de donde nos juntábamos los dirigentes estudiantiles de la época, nos patotearon y me tiraron un tiro. 

—O sea que si te bancaste todo eso te bancarías ser candidato a presidente. 

—Yo voy a estar siempre, pero no por el cargo. Creo que lo que vale es el equipo, en serio, no creo que haya personas providenciales, ni creo que haya un líder mesiánico. Sí creo en las ideas, creo en la racionalidad. Además, por ser parte de la generación del 70 y de los que peleamos en serio contra la dictadura, uno aprendió también de todos los errores que cometió la generación, que no viene al caso comentar, pero aprendió de la necesidad de la democracia, la necesidad de ser tolerante. De saber que uno no es dueño de la verdad, sino que la verdad se construye entre todos, que se puede trabajar juntos pese a pensar distinto. Todo eso lo aprendí, pero también llevo adentro, y supongo que será así hasta el día que parta, siempre voy a estar trabajando por eso, desde el puesto que me toque. 

—Con esa experiencia, ¿qué recordás de Cámpora? 

—El tío Cámpora, era una persona que tenía una lealtad inquebrantable hacia Perón, y era muy buena persona por sobre todas las cosas, humilde, no se la creía, eso me recuerda Cámpora.

—¿Representa La Cámpora actual las ideas de Cámpora?

—No puedo opinar sobre una organización política que ya no son tan jóvenes, fueron jóvenes hace veinte años. No puedo entrar a juzgar lo que hacen, lo que dicen. 

—La polarización no es solamente un fenómeno argentino, uno mira a Estados Unidos, por ejemplo, y se encuentra un fenómeno creciente incluso en Brasil, Bolsonaro que parecía una persona que estaba superada por su mala performance durante la pandemia, terminó sacando en el ballottage 49% de los votos, y una persona como Lula solamente sacó uno y medio por ciento más, ¿a qué atribuís esa polarización, creés que estamos llegando al fin, y un mensaje que cruce y salte la grieta hoy es más posible que hace cuatro años?

—Es posible que la polarización tenga que ver con los nuevos tiempos y las confusiones que pasan en la humanidad cada vez que se cambian los modos de producir. Y ahora, con la revolución científico-técnica en marcha, se está produciendo eso. Es posible que ahí aparezcan fenómenos de polarización que son transitorios en el devenir de la historia. Indudablemente eso es un fenómeno mundial, pero puede servir para ganar la elección, no para gobernar, la prueba evidente de eso es cómo perdió Bolsonaro y cómo perdió Trump. Entonces, es evidente que como argentinos, esa polarización que no sirve para gobernar, la tenemos que dejar de lado. Tal vez sea más cómodo salir y gritarle al otro, salir, insultar al otro. Pero la verdad que, para que el país progrese y deje atrás tantos años de decadencia y podamos darle trabajo a nuestra gente, podamos mejorar, precisamos dejar atrás la polarización. Corresponde que digamos quiénes queremos la producción y el trabajo y que queremos un país normal. 

—Freud en entreguerras escribe el malestar en la cultura, vos decís es que hay un cambio en el sistema de producción que genera injusticia, redistribución de la renta regresiva, lo que eso genera malestar en la sociedad y que la polarización es una de sus expresiones, incluso mencionaste a Milei y que el enojo de la sociedad era justo. Pero, al mismo tiempo, decías que te gustaría hablar de las posibilidades futuras que tiene la Argentina, ¿curar la grieta requiere que Argentina crezca, ves posibilidades geopolíticas mejores que en el pasado, para crecer y de esa manera superar la grieta? 

—Primero, no creo que sea lo único que pasa cuando cambian los medios de producción, pero sin duda eso está influyendo. No soy un experto en sociología, pero sin duda eso está influyendo, porque así pasó en la historia de la humanidad. Acordate lo que fue la migración del campo a la ciudad con la Revolución Industrial, todas las consecuencias que trajo. Pero lo que hay que entender, sobre todo porque uno ya tuvo la experiencia que para gobernar y para mejorar la situación de la gente precisamos dejar de lado la polarización. Creo que Argentina sí tiene condiciones. Lo primero que Argentina tiene que recuperar es la institucionalidad, no puede tener un gobierno como el actual, que parece un barrabrava que hace este intento de juicio a la Corte Suprema, que dice “juntémonos para hablar” y que insulta al mismo tiempo a la oposición. Es imposible que se pueda coordinar, consensuar algo. Me parece que lo primero que Argentina tiene que dejar de lado, además tiene que respetarse la institucionalidad, si se pretende colonizar el Poder Judicial nombrando jueces, indudablemente vamos a seguir con dificultades. Entonces, primero respetar la división de poderes, la institucionalidad, respetar a rajatabla la libertad de prensa, no apretar a los medios de prensa que no piensan como el Gobierno. Me parece que eso es clave para ir dejando atrás la grieta, y creo que desde el punto de vista socioeconómico, cuando mirás estos años, en el 74 teníamos un 5% a 7% de pobres. 

—Se cumplen 50 años el año próximo de la neodecadencia de la Argentina y teníamos el Producto Bruto per cápita de Canadá y Australia. 

—Y venimos cuesta abajo como dice el tango.

—¿Ahora hay mejores posibilidades por los términos de intercambio, el litio, la minería, Vaca Muerta? 

—Hay dos cosas que son hilos conductores de las sucesivas crisis argentinas, una es el saldo de la cuenta corriente de la balanza de pagos, que es la falta de dólares que influyó un montón de veces. Los vientos hoy soplan a favor de Argentina porque son varios los sectores donde tenemos chances. En el complejo alimentario, sin duda. Si le sacan el pie de encima el campo va a tener más ganas y productividad de la que hizo con estos años, donde le pusieron un pie encima con las retenciones y los cepos. El complejo agroalimentario, el litio, el petróleo y el gas es otra posibilidad. Hace siete años que están discutiendo hacer el gasoducto, nosotros hicimos 2.800 kilómetros en un año y medio en Córdoba. Pero es una falta de racionalidad no haber hecho ese gasoducto que hace falta, y ampliarlo para poder exportar gas y petróleo. Otro sector donde tenemos chance, pese a la caída del nivel educativo, es economía del conocimiento, Argentina está bien vista en todo Latinoamérica. Además, nosotros tenemos un huso horario que es también importante para todo el continente americano. En economía del conocimiento tenemos la gran posibilidad de traer dólares. Hay otro sector donde tal vez Argentina nunca le dio la importancia que tenía que es la pesca. Cuando veo una foto de satélite, hay un montón de buques pescando del lado del mar continental nuestro. Estos sectores que los vientos soplan a favor, nos pueden hacer superar esta falta de dólares o el problema cíclico del saldo en la cuenta corriente de balanza de pagos. Hay otro elemento que es también algo común, donde siempre estuvieron de acuerdo los que quieren que el Estado haga todo, hasta fijar el precio de las golosinas de un quiosco, y lo que quieren que el Estado desaparezca. Siempre que gobernaron tuvieron déficit fiscal. Uno puede tener déficit fiscal, pero no podés. Es lo mismo que si tu empresa perdiera plata todos los años, podés perder un año, ahora si perdés todos los años es imposible. El crónico déficit fiscal de Argentina es lo que hace que tomes crédito para financiar el déficit hasta que después no te prestan más, entonces, si no pago y mientras renegociás entrás a emitir, porque nadie te presta, empieza también a acelerarse la inflación. Si bien la inflación es multicausal es indudable que está jugando, y precisamente en este momento. Y arreglar el déficit fiscal no significa castigar a los sectores más humildes, ni que se haga un ajuste salvaje. Evitás la superposición de funciones entre Estado Nacional, Provincial y Municipal. Las empresas públicas no pueden dar déficit y tenés que ver el tema de los subsidios, no precisan los sectores medios tener subsidiada la energía. Con eso lo vas acomodando al déficit fiscal. Eso junto con un plan de estabilización macroeconómica, que tiene estar juntamente con esto, pero éste es el hilo conductor del Plan de Estabilización Macroeconómica para el corto, mediano y largo plazo. Y el crecimiento, Argentina va a tener equilibrio fiscal y va a tener los dólares que se necesiten. 

—¿Es probable que al próximo presidente le toque ser el primer presidente de un ciclo ascendente de la Argentina después de 50 años de decadencia?

—Si se toman las medidas adecuadas sí, porque los vientos soplan a favor de Argentina. Si no se toman las medidas adecuadas, por más que los vientos soplen a favor, vamos a desaprovechar la oportunidad. Además, porque creo que es un fin de ciclo. O sea, esto de creer que se puede manejar así, que no importa si tenemos déficit fiscal, por más que hable en contra del Estado o a favor del Estado, es un fin de siglo que se está agotando. 

—Algunos analistas comparan tu moderación y tu mirada, en el medio de las dos grietas. con la que intenta representar Horacio Rodríguez Larreta y que una candidatura tuya le quitaría votos a Horacio Rodríguez Larreta, ¿lo sentís de esa manera? 

—Los kirchneristas dicen que le quitamos votos a ellos, que nosotros sólo estamos haciendo este espacio para que ellos pierdan en la Provincia de Buenos Aires, pero no sé si de Cambiemos dicen eso.

—El jefe de Gobierno porteño salió a criticarte duramente y dijo: “Schiaretti es contradictorio, es como una gallina, pone los huevos en un lado y grita en el otro. No queda claro cuál es su posición. Ha acompañado al kirchnerismo en muchas posiciones y en otras tuvo puntos de vista diferentes. Es errático, no es claro”. Nunca escuché a Horacio Rodríguez Larreta ser tan contundente y crítico de nadie, más crítico tuyo que de Cristina Kirchner. 

—Pero más allá que dice que poner los huevos en un lado y gritar en el otro es el tero, pero no importa. No comento declaraciones de ningún dirigente político. Debo decir lo siguiente, nosotros queremos dar gobernabilidad siempre a un gobierno que empieza. Entonces, así como le apoyamos a Macri, leyes que necesitaba para gobernar, también se lo apoyamos al actual gobierno al inicio de su gestión, porque es lo razonable en la convivencia democrática y la convivencia institucional, pero indudablemente que alguien de Cambiemos digan “son kirchneristas”, y los kirchneristas digan “son de Macri, son de Cambiemos”.

—¿Es un síntoma de que estás cruzando la grieta que te critiquen los dos simultáneamente?

—Es posible, pero lo que sí está claro es que nosotros no vamos a abandonar la construcción de esta alternativa que está por fuera de la grieta, y además pueden coincidir o no, pero los que están conviviendo que expresan la grieta, están en el mismo espacio, son quienes están en Cambiemos y están en el Frente de Todos, no nosotros. 

—Hace unos días Mauricio Macri oficializó que no va a participar como candidato, ¿cómo recibiste el anuncio, creés que eso modifica de alguna manera el mapa político?

—Tampoco comento las decisiones que toman dirigentes políticos. Es indudable que eso tiene un impacto político en todo lo que es el funcionamiento de Cambiemos. Y me parece que también impacta sobre el funcionamiento del Frente de Todos. No es neutral políticamente. Nosotros como fuerza seguimos con nuestra contribución. 

—Por ejemplo, hace menos probable una candidatura de Cristina Fernández de Kirchner, ¿creés que ella va a cumplir lo que anunció oportunamente, que no va a ser candidata? 

—Como tiene tanta pelea el Frente de Todos contra todos, como dijo un conocido periodista. Unos dicen que la renuncia de Macri significa que Cristina no puede ser candidata, y del otro lado dicen: “significa que Alberto no puede ser candidato”. Si Cristina va a ser candidata o no, es algo que decidirá ella, lo que está claro es que no está proscripta, y que puede ser candidata en el cargo que decida.

—Cuando mencionabas esa sensación de fin de ciclo, ¿es el fin también de la obsolescencia o la decadencia del kirchnerismo? 

—Yo espero que sí. Creo que el peronismo tiene que dejar de ser colonizado por el kirchnerismo. Nosotros rompimos relaciones con el kirchnerismo cuando agredió al campo, porque agredió a Córdoba, a partir del 2008, porque ahí vimos esa esencia que tienen autoritaria, más allá de que reciten consignas progresistas. Vimos ese carácter feudal que pueden tener las cosas. El peronismo cordobés rompió con el kirchnerismo ahí, y nunca nos dejamos colonizar por ellos. Yo espero que el peronismo nacional, porque ellos siempre se ocupan del aparato nacional, no se ocupan de meterse tanto en lo que pasa tal vez en el interior de la provincia. Esa fue la característica, hacerse fuertes en el Conurbano Bonaerense y después buscar las candidaturas para tener mayoría en el Congreso Nacional. Yo espero que el peronismo se los saque de encima. Si me preguntás qué dicen los dirigentes peronistas, coinciden con esta visión que tengo. Cuándo lo van a verbalizar, si lo van a verbalizar, no es algo que yo pueda anticipar ni decirlo en nombre de ellos.

—De cualquier forma tenés tomada la decisión, si los peronistas llegaran dentro del Frente de Todos a ser mayoría, igual no te presentás dentro de ese espacio.

—En el Frente de Todos no. No tenemos nada que ver con el kirchnerismo y me parece que quedamos presos de la grieta, y de la grieta se sale por arriba.

—Tenés una imagen positiva de 55 puntos en Córdoba, algo que casi ningún gobernante, y me gustaría entender cómo en una provincia donde los gobernados están en buena sintonía con los gobernantes, se desarrolla el avance libertario, ¿es distinto en Córdoba el fenómeno de Milei de lo que es en el resto del país? 

—No sé cuán distinto será, pero no cometo una infidencia comentándolo. Cuando uno mira las encuestas de intención de voto a presidente de la provincia de Córdoba, tal vez por ser el gobernador y porque los cordobeses son generosos conmigo, aparezco en primer lugar, pero segundo está Milei, en cualquier encuesta. No entro a juzgar su posición ideológica, no corresponde, pero sí creo que Milei expresa esencialmente el divorcio de la dirigencia política con la gente. Yo soy una circunstancia en la vida de Córdoba, lo único que intentamos como gobierno es coordinar la energía creativa de los cordobeses, cuidando que todos puedan trabajar, que todos puedan progresar. Indudablemente que está este divorcio de la política con la gente, hace que alguien aparezca capitalizándolo y Milei expresa fundamentalmente eso, la bronca que hay de la gente con la política. Pero me parece también que apareciendo un espacio que plantee cosas que son de trabajo, de producción, de un país normal, me parece que parte de esa que tiene la gente con la política, se va a trasladar a este espacio. 

—¿Imaginás un escenario en el que va a haber cuatro fuerzas medianamente importantes, y una quinta también, porque la izquierda ha venido creciendo y ya tiene en algunos lugares 10% del total de intención de voto: Juntos por el Cambio, el Frente de Todos, lo que vos estás representando, y los libertarios, un escenario parecido a 2003, por ejemplo?

—En términos políticos es un escenario similar a 2003. Lo que existe hoy, esa compactadora que son las PASO, y hace que eso que es el pensamiento político y social, que son las distintos puntos de vista del pueblo argentino, tal vez no se pueda expresar, pero no tengo duda que hay una elección en términos sociales, parecido a 2003.

—Cómo es la relación con el intendente de Córdoba Martín Llaryora, hasta cuánto las diferencias sobre la convocatoria a las elecciones provinciales y municipales pueden generar alguna tensión, y por qué tendrían que ser en diferente fecha? 

—Primero, es una relación de trabajo conjunto que permitió seguramente que la gran gestión que viene desarrollando Martín Llaryora en la ciudad de Córdoba, al trabajar de manera conjunta, se hayan notado más los progresos en la ciudad, es indudable. Y no porque si el intendente no hubiera sido de mi mismo signo político hubiera tenido discriminación, sino porque pensamos lo mismo, sentimos lo mismo, jugamos de memoria, es una gran relación. Creo sinceramente que la persona que puede mantener el modelo de gestión Córdoba y puede hacerla entrar a Córdoba en los nuevos tiempos, es Martín Llaryora, ha mostrado capacidad en todas las gestiones que le tocó desempeñar. Como intendente de San Francisco, hizo un polo educativo, un polo productivo, y también ahora como intendente de la ciudad de Córdoba. También lo mostró cuando le tocó ser ministro del gobierno provincial, y es joven, tiene la cabeza abierta, le va a dar a los cordobeses certeza, es el candidato que da certeza a los cordobeses que van a continuar el modelo de gestión exitoso y que le va a incorporar todo lo nuevo que la provincia necesita. O sea, por eso es el candidato que apoyo a gobernador. En cuanto a la fecha de las elecciones provinciales, hay una legislación que establece que se tienen que hacer entre una determinada cantidad de días, antes de la entrega de mando y lo que estaba claro que siempre iba a hacerse separada de la Nacional, porque en Córdoba tenemos boleta única, y algo que fue un avance para el funcionamiento democrático de la provincia, no lo íbamos a resignar, sea o no sea yo candidato, por eso llamamos al 25 de junio. Y en cuanto a la municipalidad, es algo que evalúa el intendente, porque cada municipio de los que tienen carta orgánica en Córdoba tienen la potestad de decidir ellos la fecha.

—¿O sea que las elecciones para intendente en Córdoba tienen que ser después de las de gobernador? 

—Eso lo va a decidir el intendente, no debo emitir opinión. 

—¿Cómo debería ser la representación del peronismo de Córdoba en el Congreso Nacional? 

—Como estamos funcionando hoy, en un interbloque con quienes piensan igual que nosotros, hay representantes del socialismo, está Randazzo, hay representantes de los equipos de Lavagna, los que tenemos el mismo pensamiento de país que tiene que ser de la producción y el trabajo, y un país normal. Además, un bloque que defiende el federalismo. Los nuestros van a defender Córdoba en primer lugar, como siempre lo hemos hecho, y vamos a defender el federalismo. 

—¿Pensás que es factible un acuerdo con la Nación por la deuda que mantiene con Córdoba? En la instancia judicial hay una negociación interrumpida por ahora. 

—Nosotros hemos hecho un montón de gestiones, hemos enviado todos los documentos. Hay dos tipos de deuda que nosotros tenemos en litigio con la Nación. Una es sobre el déficit de la Caja de Jubilaciones, que la Nación no cumple la ley, y no está cumpliendo con lo que estableció la Ley de Presupuesto, porque nos están mandando creo que el 20% de lo que tendrían que mandar, y nos mandó dos meses cuando tendría que haber mandado ya tres. Esa es una parte. Después, por ley ellos tendrían que haber actualizado el déficit de la Caja de Jubilaciones de Córdoba y está anclado en el año 2019. Falta actualizar 2020, 2021 2022, que eso es algo que indudablemente va a terminar en la Suprema Corte, porque ya hicimos todas las instancias de diálogo posible y nunca nos contestó nada. Es nuestra responsabilidad y no tiene nada que ver la política, es cuidar lo que son los derechos y los recursos de los cordobeses. Otra parte son las obras públicas que lo firmó el anterior gobierno nacional y no cumplió, que también le estamos iniciando juicio por cerca de 210 millones de dólares. Porque ellos firmaron un acuerdo, nosotros lo transformamos en ley, nos reconocieron la deuda hacia finales del anterior gobierno nacional, pero nunca cumplieron ni quisieron tratarlo, así que también estamos litigando por eso.

—Esa deuda que tiene el Estado Nacional con Córdoba, o lo que contabas del aumento de la inmigración en la provincia ¿se relaciona con los niveles de pobreza y pobreza infantil, y si no entiendo mal, una desocupación más alta que el promedio de la Nación, que son fenómenos nuevos en Córdoba?

—Salieron los índices de pobreza del segundo semestre, Córdoba bajó el índice. 

—En el segundo semestre, cuando a nivel nacional aumentó. 

—A nivel nacional aumentó casi dos puntos, Córdoba bajó a 0,9 en relación al segundo semestre del 2021. La indigencia también bajó en Córdoba 0,6 que bajó más de lo que bajó nacionalmente. Los niveles son altos, porque Córdoba no es una isla. Y en relación al empleo, el último índice de desempleo marca dos cosas. Primero, se mide con tres variables, una es la tasa de actividad, la gente que está ocupada y la que busca trabajo, la de Córdoba es más alta que la de Nación. Se puede dar la paradoja de que si nadie busca empleo, la de-socupación es cero, pero nadie trabaja. La tasa de actividad, la de Córdoba es más alta que la nacional. Segundo, la tasa de ocupación, que es cuántos ocupados tenemos sobre la población que está en condiciones de trabajar, la de Córdoba es más alta que la media nacional. Y el desempleo bajó, está alrededor de 6% el último índice que salió hace pocos días, no tengo precisión si es más alto o más bajo que el nacional, pero disminuyó bastante en el último año. Para mí lo que es bueno es que los cordobeses quieran trabajar, y que estemos por arriba de la media nacional. Es bueno que tengamos tantos cordobeses trabajando, porque somos una provincia de producción y trabajo. Nosotros no tenemos los planes sociales que te tiran el índice de desempleo para abajo. Eso en Córdoba son muy pocos. Los planes sociales nacionales, me refiero, sí tenemos los planes sociales provinciales. 

—Córdoba tenía poquísimos barrios populares, nunca tuvo la problemática de la violencia que tuvo Santa Fé, puntualmente en Rosario, ¿hay cierto deterioro en algunos barrios de Córdoba?

—Yo creo que en todo el país ha aumentado la inseguridad y aumenta inclusive la violencia en la convivencia social, y creo que esto es fruto del deterioro que tiene Argentina y la situación socioeconómica. Y Córdoba no es una isla, también sufre esta situación. Lo que me corresponde como gobierno es, en vez de quedarme lamentando, comentándolo, echándole la culpa al otro, es actuar para que esta situación le pegue lo menos posible a los cordobeses. Siempre digo, más que hablar del tema de la inseguridad, nosotros tenemos que trabajar todos los días y lo hacemos en conjunto con las organizaciones no gubernamentales, porque tenemos los consejos de seguridad barriales, tenemos varios tipos de organizaciones, también sociales, para evitar primero que el narcotráfico se meta en la barriada popular. También estamos construyendo polideportivos sociales en barrios populares que los manejan los consejos de seguridad barriales y también estamos urbanizando los bosques más precarizados. Así como te contaba mi historia de que mi barrio era de calle de tierra, que no entraba el colectivo, con el esfuerzo de los vecinos hace ya bastantes décadas, lo pudimos urbanizar. Ahora no se da eso porque tenemos muchos excluidos. Entonces me parece que el Estado tiene que estar urbanizando esas barriadas populares. Son 109 barrios populares en las ciudades de la provincia que estamos urbanizando. Esto es lo que corresponde que hagamos, vamos tomando permanentemente medidas para combatir la inseguridad, porque delitos hay en todo el mundo, inseguridad hay donde hay pobreza y marginación, y en Argentina aumenta la pobreza y la marginación y es lógico que aumente la inseguridad. La responsabilidad del Estado es trabajar permanentemente para lograr bajar el delito y poder irle peleando a la inseguridad cada vez con mayor fuerza.

—Hace pocos días Mauricio Macri te dedicó palabras elogiosas y además dejó en claro que no apoya a Luis Juez como candidato a gobernador de Juntos por el Cambio, ¿cómo es tu relación con Macri, cómo imaginás que esto puede influir en las elecciones dentro de Córdoba? 

—No veo las declaraciones políticas que hace Mauricio Macri. Tengo una relación cordial con él, no es novedad, la tengo desde antes que él participara en política. 

—Incluso cuando vos trabajabas en Fiat. 

—Después, con el grupo Socma fue cuando ya había dejado de trabajar en Fiat Brasil, pero tengo una relación cordial desde aquella época.

—Llegamos al final y me gustaría que dejes el mensaje que te parezca útil, a nivel nacional, a nivel provincial.

—Lo importante es que los argentinos recuperemos nuestra autoestima, que los argentinos tengamos claro que nuestro país tiene todo para salir adelante. Simplemente se trata de que privilegiamos la cultura de la producción y del trabajo y de que funcionemos como un país normal. Si todos, que es el sueño de la inmensa mayoría de nuestro pueblo, vamos en esa dirección, si apoyamos las opciones que van en esa dirección, estoy convencido de que Argentina, mucho más temprano que tarde, va a superar la dificultad y le va a dar oportunidades de progreso y de vida digna a todos sus hijos, como nos merecemos los argentinos. 

Fuente: Perfil, Nota de Jorge Fontevecchia

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