Si hay una certeza, es que el Gobierno no le dejará ni un dólar al que venga

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Otra vez la danza de los dólares soja, probablemente ampliados para favorecer la liquidación de exportaciones de otros productos como el vino, aceitunas, huevos, azúcar, etc. 

Todo en el marco fijado por la firme decisión de la vicepresidenta Cristina Kirchner y del ministro de Economía, Sergio Massa, de no devaluar ante el riesgo palpable de incentivar una inflación anual que ya supera 100%.

No devaluar pero sí recurrir, por tercera vez, a devaluaciones sectoriales y por plazo fijo ante la seria escasez de reservas de divisas en el Banco Central.

En la cabeza de los funcionarios estaría la idea de que se mantiene un 25% atrasado al dólar oficial, en el entendimiento que puede actuar como ancla de precios para los alimentos y los productos que se exportan.

El resultado del aumento del costo de vida en el primer trimestre no le muestra efectividad, pero el temor a una hiper es casi tan potente como el de quedarse sin reservas en el Central.

El dólar soja 1 fue en septiembre del año pasado con un aumento del mayorista de 43% al pasar de $140 a $200, y generó liquidaciones por US$8.000 millones. Un éxito en cuanto a volumen basado en granos que estaban retenidos por parte de productores que esperaba una mejora cambiaria que, finalmente, llegó y abrió la puerta a nuevos saltos cambiarios.

El dólar soja 2 arrancó en diciembre de 2022 con una suba del dólar mayorista de 38% al pasar de $167 a $230 (devaluación del peso de 27,4%) y permitiendo liquidaciones por US$3.000 millones.

La que será, tal vez, la devaluación más cantada de los últimos años responde en gran medida al fuerte golpe de la sequía que reducirá las exportaciones de la agroindustria en US$ 20.000 millones y no encuentra compensación para un gobierno con el crédito externo cortado y sin previsiones de ningún tipo.

Cuando en la campaña anterior, y como consecuencia de la invasión de Rusia a Ucrania, los precios internacionales permitieron un ingreso adicional  por exportaciones del orden de los US$ 20.000 millones, la consigna oficial fue gastar para incentivar el consumo.

Una de las dudas del dólar soja 3, además del precio que se fijará (¿$300 como dicen en el gobierno, con suba de 43%, o $320 al que apuntan los exportadores con aumento de 52%?) es cuánta soja hay para liquidar y cuánto sería adelanto de exportaciones.

Los analistas del sector estiman que el gobierno, de acuerdo al aumento del dólar que disponga, podría lograr liquidaciones de entre US$ 6.000 y US$ 7.500 millones. El viceministro Gabriel Rubinstein deberá afilar bien la punta del lápiz para evitar que los exportadores se decepcionen y apuesten a una ronda de dólares especiales.

Hasta este martes, los mensajes que se dejaban trascender desde Economía indicaban que el denominado Programa de Incentivo a las Exportaciones contemplaría un dólar especial para la liquidación de los exportaciones agropecuarias y de economías regionales. En otras palabras, una devaluación para los elegidos en la que variarían los tiempos de vigencia. ¿Habrá un mecanismo más arbitrario?

Haber abierto la puerta a las devaluaciones sectoriales y temporales tiene la desventaja para el gobierno de que los que venden ya conocen el juego y las necesidades extremas que tiene Economía.

Un dato de esa necesidad es que, según las versiones, Economía aceptaría que las exportaciones que se vendieron pero están pendientes de liquidación, se concreten al nuevo dólar especial.

Frente a tanta incertidumbre y manejo discrecional los agentes económicos empiezan a buscar reaseguros cambiarios y en términos de abastecimiento.

El presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro Exportador de Cereales, Gustavo Idígoras, advirtió esta semana que, por la sequía y la posible falta de granos, es posible que la producción del sector se paralice a mediados del año.

Y los registros preliminares sobre las importaciones en marzo indican un salto importante. Obviamente, nadie quiere perderse la posibilidad de pagar importaciones con el dólar mayorista de $210 cuando el contado con liquidación está en $409.

Tal vez no en esta oportunidad pero se sigue especulando con un desdoblamiento cambiario, un sistema resistido por el FMI y el Gobierno pero que podría llegar a adoptarse. El comercio con dólar controlado y los servicios, libre.

El último informe de coyuntura de la consultora Abeceb sobre las variables que deben observar los empresarios para el resto del año dice que "es posible que se produzca un desdoblamiento en el mercado cambiario forzado por la escasez de divisas".

Y concluye que "la depreciación del peso podría beneficiar con ganancias de capital a los ahorristas posicionados en dólares y ello podría impulsar en algo los consumos más sofisticados y la construcción. Las tenencias de dólares líquidos son enormes; llegan a US$ 261.000 millones según las últimas cifras del INDEC".

Frente a un escenario de alta inflación e incertidumbre cambiaria, sostiene Abeceb, las empresas postergan la toma de decisiones de forma "recargada” con el convencimiento de que el Gobierno dejará una herencia difícil, y con muy pocos dólares en el Banco Central.

Fuente: Clarin

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