Massa logró una paz de 48 horas, pero todo atado con saliva

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Después del tembladeral que causó el tifón de operaciones que derivó el la salida del efímero jefe de asesores, Antonio Aracre, Sergio Massa dio por terminada la tensión y mandó un mensaje claro a la city: el que asegura el valor y ritmo del dólar y su conscuente devaluación es él y no otra persona. Así lo entendió el mercado y el sobreviviente de la gran reyerta, el líder del Banco Central, estoico radical Miguel Pesce que sigue en su cargo. 

La cotización del blue y el contado con liqui se pensaba más calma para hoy, pero apenas abrieron las cuevas, el salto llegó a los 324 y en lugares del interior no se consiguió a menos de 430 para el blue y 437 para el CCL respectivamente, un delirio de improvisación propio del espiral inflacionario y el correlato con la moneda norteamericana que Sergio Massa no logra contener. Nadie cree que lo que viene sea bueno, y la city se lo dejó en claro a Massa con tensión cambiaria y un "soja" que no es lo que esperaban. 

 
 

Tras haber logrado hacerse de unos pocos dólares, menos de mil millones, se pararon todas las operaciones y se espera que mañana se retome la activdad, por eso Massa hoy le dio entidad al campo y lo dejó claro en redes, por si alguno no se enteraba. El entrerriano Juan José Bahillo puso el gancho para sacarse la foto y explicar cómo están incentivando las exportaciones agrícolas rezando a la lluvia para que no se suspenda ni se sobrepase. 

 
Massa está seguro que su salvación está ahí, y lo explicitó sin eufemismos en la red del pajarito: "Más de 20 economías regionales ya están participando del Programa de Incremento Exportador que lanzamos junto a @JuanjoBahillo y que permitirá fomentar su producción, crear más puestos de trabajo y garantizar el abastecimiento interno de alimentos", planteó. Massa amenazó directamente a su gobierno a través de un retuit filoso de su mujer, Malena Galmarini. "Massa se queda al final, si se va Massa es el final", reza el tuit que dejó perplejo a más de un funcionario de la Rosada. Se acabaron los eufemismos en el Frente de Todos.

Lo cierto es que la gobernabilidad hoy tiene un nombre y es el de Massa, que cumple la rara función de asegurar la fecha electoral, pero a la vez ser fronting necesario para que él no pueda ser candidato. Cristina Kirchner y Alberto Fernández están fuera de la gestión, política exterior y causas judiciales son los dos ejes que le sacan tiempo al presidente y la vice, cada uno atiende a su juego. 

Sólo una mirada sesgada o parcial puede pensar que la paz de Massa con la city pueda perdurar más de 48 horas, mientras el campo no liquida ni con cambio a favor, y los opositores empiezan a delinear quién se pondrá la máscara de verdugo y prepara el garrote vil para terminar con el populismo, siempre y cuando la sociedad coincida.

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Fuente: MDZ, sobre una nota de PEDRO PAULIN

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