





Cuando Maximiliano Pullaro y Clara García salgan juntos a recorrer la provincia durante la campaña de las elecciones generales, llevarán con ellos a Miguel Lifschitz. A diferencia de las internas, no habrá digresiones ni objeciones sobre esa representatividad: ambos fueron compañeros de ruta del ex gobernador, y ambos han sido sostenidamente opositores a la gestión de Omar Perotti.
«La gente unió lo que ellos no habían conseguido unir», me dice un colega porteño, cuando recibe los resultados del escrutinio general. Le respondo sin pensarlo: «si, puede ser», y él contesta desde la ajenidad :» No, leelo bien, ganó Lifschitz. ¿ Cómo que puede ser? Es así»
Y aunque los protagonistas no tienen necesidad de volver sobre sus pasos, ni hace falta que lo hagan, la reflexión vale: Los santafesinos que concurrieron a las urnas el domingo 16 de julio, terminaron ordenando las diferencias que los distintos precandidatos habían desordenado y la figura del ex gobernador, cobra mucha fuerza.
La linea invisible de ese orden, teje coherencia: Quienes ( seguramente) van a gobernar Santa Fe desde el 11 de diciembre, comparten la experiencia cercana de la gestión de Miguel Lifschitz, lo recuerdan en cada discurso, e interpretan – con sus naturales diferencias- a la política desde la misma lógica: incansable compromiso cotidiano con lo público, defensa de la educación, la salud, la cultura y la seguridad pública. Una larga historia de militancia, y la convicción de que no existe gobierno posible sin planificación y sólidos grupos técnicos que apliquen ese plan.
La victoria de Maximiliano Pullaro, ex ministro de seguridad del socialista, se terminó consumando con más de medio millón de votos propios. La suma de las dos precandidatas que compitieron contra él, no alcanzaban para ganarle. Tampoco los votos que obtuvo el peronismo, sumado. Lo de Pullaro, junto a Gisela Scaglia, es una base de votos que bien podría garantizarle la victoria en septiembre, aunque se descuenta que el casi millón de votos de UNIDOS, lo elegirá en las generales.
A ellos, los va a acompañar Clara García. La socialista que se terminó imponiendo sobre sus adversarios internos, aún por más votos que en el escrutinio provisorio. García, será quien encabece una lista que incluye a muchos socialistas ,radicales, y PRO, que tendrán que ganarle al aparato provincial que encabeza el debilitado Omar Perotti.
Todos necesitan ese triunfo, y no hay lugar para rencillas ni especulaciones.
Con ellos, un grupo importante de senadores provinciales que defenderán sus bancas, y otro grupo importante de candidatos de UNIDOS, que intentarán repetir los números de julio, para conquistar una mayoría en el senado, que no tiene antecedentes en la historia política santafesina, desde el retorno a la democracia.
La elección interna, les otorgó resultados que no dejan muchas dudas: los santafesinos, quieren al radical gobernando y a los socialistas acompañando a ese gobierno desde la legislatura.
El espíritu político de Miguel Lifschitz estuvo claramente reflejado en ese ordenamiento.
Si no cometen errores, si algunos egos se aparcan al costado del camino y se prioriza el trabajo por sobre cualquier otra especulación sobre temas que sólo podrán ser resueltos después de los próximos resultados, Santa Fe tiene una oportunidad histórica de recuperar algunas de las políticas que la distinguieron durante los doce años del Frente Progresista, y devolverle a la ciudadanía lo que se perdió con la temprana muerte de Miguel Lifschitz: un nuevo liderazgo político, que contagie, que entusiasme y que comprometa al grueso de la sociedad, para que los acompañe.
Por Coni Cherep, para conicherep.com



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