A pesar de la devaluación y la falta de dólares, en agosto la industria mostró signos de mejora

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En agosto, a pesar del impacto que tuvo la devaluación post PASO en la inflación, la actividad industria podría no haberse visto tan afectada, y hasta habría mostrado una recuperación en comparación con el mes anterior, de acuerdo a un informe de Fundación FIEL. La Unión Industrial Argentina (UIA) reiteró su reclamo por las dificultades para la importación de insumos.

El centro de estudios económicos de FIEL midió en el octavo mes del año un caída interanual de la actividad fabril de 0,7%, lo que implicaría cuatro meses consecutivos de retroceso medidos de esa forma. En la comparación mensual, en relación a julio y quitando la estacionalidad en el análisis, la mejora fue de 2,4 por ciento. Implicaría, con este criterio, una recuperación marcada: en julio la actividad se había contraído 1,5 por ciento.


“Mientras que los sectores líderes continúan recortando crecimiento en el acumulado, en el mes varios factores contribuyeron a reducir el ritmo de caída en la comparación con el año anterior y a mostrar un rebote respecto al mes de julio, comenzando con el aumento en la producción de automóviles. En efecto, en agosto fue nuevamente la industria automotriz la que mostró el mayor avance en la comparación interanual”, explicó FIEL.


En ese sentido, indicaron que “la normalización de la producción en algunas actividades, el efecto de paradas de planta y ampliación de capacidad, explican una menor caída respecto agosto de 2022 y el rebote en la comparación con julio pasado. Con lo anterior, el deterioro de la actual fase recesiva tuvo en el mes un impasse mientras continuó difundiéndose hacia más sectores el retroceso de la producción industrial”, explicó en un informe dado a conocer este miércoles.

En una visión hacia adelante, de todas formas, apuntaron que “en el corto plazo no se tienen señales de una reversión de la caída de la actividad industrial, que continúa afectada por restricciones al acceso a divisas para el pago a proveedores del exterior y la aprobación de SIRA”, indicaron, de todas formas.


Hay algunos sectores puntuales dentro del entramado fabril que empujaron hacia arriba a la industria en lo que va del año. “Respecto al desempeño de los sectores industriales en el acumulado para el periodo enero-agosto, la producción automotriz continúa encabezando el ranking de crecimiento con una mejora del 19,2% en el nivel de actividad respecto al mismo período del año pasado”, registraron.

“Por detrás, la producción de minerales no metálicos acumula un crecimiento del 13,3%, seguida de la refinación de petróleo que aumentó 8,9%, la producción de las industrias metálicas básicas que se expandió 4,2%, la producción de papel y celulosa 1,6% y los despachos de cigarrillos 1,4%, en cada caso para los primeros ocho meses del año y en la comparación interanual”, midieron en FIEL. Con números negativas están alimentos y bebidas, metalmecánica e insumos plásticos y químicos.


Un informe reciente de Invecq había remarcado cómo los vaivenes que muestran los números de la industria son un reflejo de la fragilidad de la macroeconomía, entre un cepo que limita el flujo de importaciones de insumos, una inflación en alza y la volatilidad cambiaria.


“El comportamiento errático de la industria es un síntoma de la inestabilidad macro argentina, y en particular de la discrecionalidad de la política cambiaria: cuando se endurece el cepo para ‘cuidar los dólares’, la actividad se resiente (y viceversa)”, mencionaron.

“En este sentido, cabe destacar que durante el último trimestre -y en particular en julio- hubo un importante ajuste del ‘torniquete importador’, que explica en parte el enfriamiento del sector: la diferencia entre las importaciones devengadas y pagadas promedió los USD 1.584 millones en mayo-julio (USD 2.130 millones en el último mes), cuando venía de USD 727 millones en marzo-abril; diferencia que, en el acumulado anual, ya alcanzó los USD 8.676 millones”, plantearon.

La Unión Industrial le puso números a esa dificultad importadora, en una amplia encuesta reciente entre sus asociados. En cuanto a restricciones a las importaciones de bienes (trámite SIRA): el 71% de las empresas indicó dificultades en la aprobación de solicitudes y 80% observó alargamiento de los tiempos de aprobación de las SIRA. Además, 77% indicó mayores dificultades para el pago a proveedores.


Peor aún les fue a quienes necesitan importar servicios: 87% acusó dificultades con los tiempos de aprobación y 84% con la aprobación de solicitudes. Y a la hora de pagar, solo el 20% de las empresas dijo que pudo pagar sin inconvenientes los servicios tras la espera de 60 días. Una de cada dos empresas directamente no pudo realizar los pagos. Y también hubo dificultades en la aprobación de los fletes de exportación.

La deuda por importaciones también asoma como un tema cada vez más pesado para la estructura de costos de las compañías. “El departamento de Comercio y Negociaciones Internacionales abordó las dificultades que se presentan en el comercio exterior para el sector productivo por la imposibilidad de obtener divisas para pagos en el exterior y la creciente deuda comercial”, expresó la principal entidad fabril a través de un comunicado este martes.

“Esta deuda aumentó en los últimos tres años 16.000 millones de dólares alcanzando los 38 mil millones de dólares en la actualidad. Este incremento está originando complicaciones en el crédito privado que las empresas tienen con sus proveedores y podría ocasionar mayores tensiones en las cadenas productivas”, continuó la UIA.

Con informacion de Infobae.

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