Catástrofe del “Plan Platita” de Massa

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El mes de septiembre registró una de las explosiones fiscales más grandes de la historia argentina. El ministro Sergio Massa, en el rol de candidato a la presidencia por el kirchnerismo, decidió lanzar una maniobra irresponsable para tratar de ingresar en el ballotage que tendrá lugar el próximo domingo.

En el marco del llamado “plan platita”, el déficit primario de la Administración Nacional (AN) se disparó hasta un 758,6% en el mes de septiembre, en comparación con el mismo mes del año 2022. En el mismo período de 12 meses, acumuló un aumento del 260,3% en términos reales, es decir, por encima de lo que subieron los precios minoristas.

Por otra parte, el déficit financiero total (incluyendo el pago de intereses) acumuló un aumento interanual que llegó al 378,6% frente a septiembre del año pasado, una cifra verdaderamente escandalosa. Asimismo, el rojo financiero aumentó un 100,8% en términos reales a lo largo de los últimos 12 meses.

  

Estos datos publicados por la Administración Nacional solo anticipan lo que podrá publicarse para el propio Sector Público Nacional, que incluye a organismos descentralizados, empresas estatales, y las instituciones de la seguridad social. El déficit se disparó enormemente incluso sin considerar a todos estos elementos adicionales, que también fueron alcanzados por el “plan platita”.

Los gastos de la AN totalizaron los $3.343.784 millones en septiembre, acumulando un alza del 130,7% interanual desde septiembre del año pasado. Por otra parte, los ingresos corrientes alcanzaron $2.769.824 millones y solo crecieron un 104,6% interanual en los últimos 12 meses, por lo que sufrieron una estrepitosa caída del 14,1% en términos reales.

Las medidas de Massa tuvieron un gran impacto en este sentido, pero en lugar de compensar las rebajas impositivas, los gastos solo se comportaron atendiendo motivos electoralistas para favorecer la campaña del kirchnerismo.

  

De hecho, los gastos volvieron a crecer en términos reales desde el mes de julio. El Gobierno amplió los bonos para jubilados y pensionados, amplió transferencias sociales básicas, otorgó bonos de suma fija para empleados de la administración pública, absorbió una parte de la suma fija para empresas pyme, anticipó un bono para empleados informales y congeló tarifas de servicios públicos, entre muchas otras medidas.

El segmento de las “transferencias corrientes” dentro de los gastos llegó a dispararse hasta un 305,3% interanual en septiembre, acumulando un crecimiento superior al 70% en términos reales. En esta partida se incluyen la mayor parte de las ayudas sociales que Massa desplegó con el objetivo de tratar de comprar los votos.

También aumentaron fuertemente las transferencias discrecionales a las Provincias, en alrededor de un 305,8% respectivamente. Esto se debe a la gran diferencia entre las pautas nominales originales del Presupuesto 2023 (que a duras penas esperaba una inflación del 60%) y las que efectivamente llegaron a aplicarse, con una tasa de inflación que podría fácilmente triplicar la proyección oficial para fin de año.

Fuente: La Derecha Diario

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