"El bótox me convirtió en un engendro de Satán", dijo la actriz de Laura Ingalls

ESPECTÁCULO 11/11/2023 Leticia FERNÁNDEZ Leticia FERNÁNDEZ
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Melissa Gilbert, la actriz que durante años encarnó a la amada Laura Ingalls en la serie que encabezaba Michael Landon, aseguró que en la edad adulta, y con ánimo de recuperar la lozanía perdida se aplicó bótox: "Me convertí en un engendro de Satán, con cejas y ojos puntiagudos".

En una entrevista, dio a conocer detalles del proceso que desembocó en lo que considera una de sus peores decisiones. "Me acercaba a los 50 y eso me llenaba de pánico. Pensaba: ‘Esto es todo. Tengo que exprimir el tiempo que me queda’”, recordó.

 

Eso la llevó a tomar una serie de “malas decisiones”, incluidos procedimientos cosméticos de los que llegó a arrepentirse: “Es agotador mantener ese tipo de fachada”, dice. “Creo que me sometí a todas esas prácticas porque estaba muy insegura”.

Cuando La familia Ingalls llegó a su fin, Gilbert, que había sido nominada a un Globo de Oro por su trabajo en la serie y a un Emmy por interpretar a Helen Keller en una adaptación de The Miracle Worker, tenía sólo 19 años. 

“Cuando era niña actriz, me convertí en lo que todos querían que fuera. Y eso me creó mucha angustia mental y emocional. Realmente nunca me permití ser yo misma”,  señaló en la nota que le concedió a People.

La primera vez que tomó conciencia de que debía parar con los retoques que empezó a hacerse para recuperar su juventud, fue cuando vio una foto suya en una alfombra roja y se horrorizó: “Literalmente me parecía al comediante Carrot Top: mi cabello era demasiado rojo... Y cuando me puse bótox, me convertí en un engendro de Satán con ojos y cejas puntiagudos. No tenía expresión facial, lo cual es un pecado mortal, considerando a qué me dedico”.

 

Melissa, que en la actualidad tiene 59 años, asegura que decidió parar por decisión  propia y con la ayuda de su marido, Timothy Bufield.

“Hoy en día, ya no me tiño el pelo. No me pongo rellenos ni bótox en la cara. Me cuido lo mejor que puedo, pero soy lo que soy. No voy a sacrificar mi propio bienestar porque alguien espera que sea algo que no soy”.

Y concluyó: “Todos los productos destinados a nosotras se anuncian como ‘antienvejecimiento’. ¡No existe tal cosa! Es despectivo y degradante. Enseñarle a la gente a tener miedo de envejecer es un error. Envejecer es un regalo. Me gusta decir que estoy envejeciendo con gratitud “.

 

Fuente: Cadena 3

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