A lo Carlos Reutemann con su memorable “vi algo que no me gustó”, el senador Felipe Michlig renunció al Ministerio de Gobierno que había acordado comandar desde el 10 de diciembre. Uno de los padres políticos del flamante frente Unidos para Cambiar Santa Fe venía trabajando desde hace meses en las incumbencias de la cartera, pero a tres días de posar para la foto presentación de ministros y ministras decidió comunicarle al gobernador electo Maximiliano Pullaro que no formará parte de su gestión.
Michlig y su entorno nunca confiaron on u off the record que iban a liderar Gobierno. Pero, en rigor, el senador ya trabajaba en la creación de una mega cartera bajo su tutela. Deportes y el regreso del Plan Abre habían sido dos pedidos específicos de Michlig para su futuro ministerio. Desde allí podría regalar pelotas, abrir calles e iluminar caminos por los pueblos. Para sus detractores internos ya había solicitado demasiado y hasta buscaba empardar el liderazgo del gobernador electo.
Reconstruir lo que pasó las últimas 72 horas en la cumbre del poder santafesino no luce sencillo. El último jueves, en una reunión con senadores estadounidenses oriundos del estado de California, Michlig se había comportado como quien sabe con seguridad que será el engranaje más importante del gobierno que asumirá en un mes. Algo se rompió en la ventana temporal entre ese encuentro y la entrevista que le concedió el senador a El Litoral, publicada a las 22.17 de este sábado.
Las circunstancias desprolijas del anuncio, hecho una noche de fin de semana en un medio del centro-norte provincial -la zona en la que Michlig se mueve como pez en el agua- son indicios de que el quiebre no fue ordenado. Urgía darlo a conocer y, en una situación crítica, el senador eligió hacerlo por los canales en los que se siente más cómodo. “Maxi le dio todo lo que pidió y más, pero a él siempre le tironeó el departamento”, reveló una fuente que forma parte de la mesa más chica del radicalismo santafesino. “No se puede con caprichos, todos hacemos esfuerzos”, se quejó la misma garganta.
El pullarismo intentó desdramatizar la situación: hasta el propio gobernador electo subió una historia a Instagram corriendo por la Calle Recreativa en Rosario este domingo por la mañana, cuando los teléfonos ya ardían en busca de información.
Desde el entorno del gobernador confirmaron que lo de Michlig a Gobierno nunca se había confirmado. “Felipe tenía muchas dudas de dejar el Senado”, agregó una persona de extrema confianza de Pullaro. Se asegura, a la vez, que el vínculo no quedó dañado y que el senador se apuró en anunciarlo porque se había filtrado que su reemplazante ya estaba en funciones.
Algunos dicen que hace semanas se olfateaba un clima extraño. Caminar entre las esquirlas de la bomba en busca de motivos arroja una primera tesis que se condice con eso: una disputa por algunas competencias dentro del gabinete. Un proceso de ruptura que se desarrolló silenciosamente y estalló a tres días de presentar oficialmente el gabinete.
También es cierto que Michlig es un hombre de la corporación política santafesina. Camino a cumplir sus bodas de plata como senador, construyó desde la Cámara alta una red de vínculos que le permiten tender constantes puentes con otros polos de poder, como el peronismo y la Corte Suprema provincial. La misma Corte que Pullaro está decidido a destituir, por las buenas o por las malas. Suena lógico que ese afán reformista del gobernador electo para con las estructuras de poder anquilosadas incomoda al veterano senador. Es un saco cuya sisa no le queda bien.
Michlig anunció que se quedará en el Senado e intentará ser revalidado como jefe del Comité provincial de la UCR. En sus declaraciones coló un dardo venenoso: “Si me hubiera decidido a ocupar otro rol habría renunciado a la banca”. Sabemos que se habían alcanzado los acuerdos políticos para que dos senadores se tomen licencia para ir al gabinete y, aun así, asuman sus suplentes. Eran Michlig y Lisandro Enrico -próximo ministro de Obras Públicas-. En un solo movimiento, entonces, el de San Cristóbal dejó solo y expuso al de Venado Tuerto.
Tras la ruptura de la sociedad que fue el pilar para construir el apabullante triunfo del millón de votos comenzó el scouting de posibles candidatos a reemplazar a Michlig. El propio Enrico y Gustavo Puccini -confirmado como ministro de Desarrollo Productivo- aparecieron en una primera lectura, pero se los descartó por ya tener carteras asignadas.
Surgió entonces el nombre de Fabián Bastía, cuyo destino era la jefatura de bloque de la UCR en Diputados. Desde el viernes a última hora ya trabaja en el armado de su propio equipo para comandar el ministerio.
Bastía fue titular de la Empresa Provincial de la Energía (EPE) durante la gestión del socialista Miguel Lifschitz y ocupó, durante la campaña Pullaro gobernador, la tarea de armador y estratega en el centro norte, lo que balancea territorialmente un gobierno en el cual el sur tiene mucho peso.
Su lugar en la Cámara lo asumirá Germán Scavuzzo, de “Arriba Rosario”, el espacio que lideran el intendente rosarino Pablo Javkin y su socia radical María Eugenia Schmuck.
Con información de Letra P, sobre una nota de Pablo Fornero y Lucio Di Giuseppe