La ruptura del PRO no tiene retorno: la primera víctima será Javier Milei

POLÍTICAAgencia 24 NoticiasAgencia 24 Noticias
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El mundo de la política y el periodismo debate desde hace 72 horas sobre la intensidad de las batallas que explotaron adentro del PRO por el armado del Gobierno de Javier Milei. La realidad es que hoy esas batallas casi ya no existen y no porque se haya logrado la paz interna sino porque el PRO ya está roto; mantener alguna esperanza sobre el futuro el PRO parece ya un error metodológico. Es imposible pensar que Mauricio Macri, Patricia Bullrich, Jorge Macri y Horacio Rodríguez Larreta vuelvan a funcionar como grupo, al menos como lo conocíamos hasta ahora.

La pelea en el PRO ya hizo lugar a la ruptura, es un hecho y Mauricio Macri no lo oculta, como tampoco esconde su nula relación actual con Javier Milei en estos días. El presidente electo dejó muy en claro que la selección de grupos y nombres para armar su Gobierno no es una tarea que este dispuesto a tercerizar. Su relación con los gobernadores de Juntos por el Cambio por un lado y peronistas por el otro ya está en manos de su ministro del Interior, Guilermo Francos. Sabe que la adhesión o no de los diputados de cada provincia a las leyes que debe sancionar desde diciembre dependerá mas de su lapicera presidencial que del apoyo que le dé Mauricio Macri. En otros términos: no le alcanza solo con lo que le prometió el expresidente; necesita salir a la caza de votos sin comprometerse con incompatibilidades políticas. 

El PRO de este momento parece, una vez más, un partido que se refugia en la Ciudad de Buenos Aires y se aleja de cualquier armado nacional. Es curioso porque esta vuelta electoral le garantizó a JxC el poder de comandar casi 10 provincias, con dos de control directo del PRO, y al mismo tiempo condenó al grupo a su disgregación. Frente a este panorama, el rol de Jorge Macri se vuelve gigante, no solo para consolidar el Gobierno porteño del macrismo (ya no es PRO en esos términos), sino también para mantener unida una forma de Gobierno en sociedad con el radicalismo que permitió cuidar esa nave madre de la oposición.

El jueves pasado Horacio Rodríguez Larreta tuvo su despedida de la gestión con un emotivo acto en el teatro Colón. La ocasión tuvo un cóctel previo en el Salón Dorado donde el registro público más notorio fue el rechazo a saludarse que evidenciaron Mauricio Macri y Patricia Bullrich. Nunca llegaron a estar a menos de 5 metros de distancia y se cuidaron muy bien de no estar en situación de tener que saludarse a la fuerza.

Ese juego de posturas, de todas formas, fue lo menos importante de la noche en cuanto a pruebas de la ruptura final en el PRO. Esa noche Macri estaba más contento en hablar sobre la crisis por la suspendida elección en Boca Juniors y como Juan Román Riquelme le quería robar a Andrés Ibarra y a él la elección, que sobre cualquier alternativa del Gobierno de Javier Milei. Macri compara esa batalla boquense con la que mantuvo con el kirchnerismo y se divierte ahora con esa guerra minimizando su participación en la política nacional.

“Con Milei no hablo desde que volví de Arabia Saudita”, dijo a quien quisiera escucharlo esa noche. El propio Macri se despega también del Gobierno que ayudó a formar cuando precipitó el Pacto de Acassuso y empezó a romper su propio partido forzando el voto a Milei de la mano de Patricia Bullrich marcando lejanía: “No veo la hora de irme al sur”, dice riendo, “es mi lugar en el mundo”. En pocos días se instalará en su casa del country Cumelén en Villa la Angostura y, de acuerdo a como venga el inicio del Gobierno de Milei, hasta febrero quizás se lo vea solo en un par de  breves incursiones a alguna provincia.

Macri escenifica ahora una elegante queja ante lo que parece ser un portazo de Milei y Bullrich a su intento de comandar el armado del nuevo Gobierno y también un ahora imposible relanzamiento del PRO. “Patricia negocio sola yo no tuve nada que ver con eso”, dice en la intimidad sobre el acuerdo con Milei de la ya confirmada nueva ministra de Defensa.

Por el contrario, Macri hace una sutil distinción con Luis “Toto” Caputo, que habiendo sido secretario de Finanzas y presidente del Banco Central en su gobierno llega ahora al gobierno de Javier Milei por caminos que no comunican directamente con expresidente. “Toto” es un grande, fue funcionario mío, pero tiene una tarea enorme por delante,  dice.

El expresidente no perdona lo que interpreta como traiciones y sus mensajes siempre vienen con un dardo activado si lo que tiene adelante lo irrita. El tuit de felicitación a Bullrich y Caputo es la prueba de eso: “me pone contento que Javier Milei cuente con la probada experiencia de Patricia Bullrich en el Ministerio de Seguridad y con la capacidad que demostró Toto Caputo en momentos muy difíciles de la economía argentina. Les deseo a ambos el mayor de los éxitos en este compromiso personal que asumen”, dijo allí.

Más claro imposible: no solo el radicalismo quedó formalmente afuera de Juntos por el Cambio y su relación con Javier Milei; ahora también lo hizo Mauricio Macri.

Con informacion de MDZOL.com

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