Juan Méndez: “La CGT estuvo durmiendo 4 años con Alberto Fernández y ahora se despertó porque pierde las cajas”

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En mayo de 2020, Juan Méndez apareció en los medios cuando su pyme de logística de Villa Adelina fue bloqueada por activistas del Sindicato de Camioneros en reclamo del pago de una deuda por aportes gremiales. Menos de cuatro años después, el nombre del mismo empresario se convirtió en noticia porque es uno de los cerebros del Comité de Pymes, Emprendedores y Productores (PEP) que apoyó la reforma laboral del Gobierno y recibió el reconocimiento del propio Javier Milei.


Presidente del Movimiento Empresarial Anti Bloqueos (MEAB) desde diciembre pasado, en reemplazo de Verónica Razzini, actual diputada nacional, Méndez y otros empresarios pyme como Gustavo Lázzari (el gestor de la idea de agruparse), Alejandra Bada Vázquez y Rodolfo Llanos, entre otros, apoyaron públicamente los cambios en la legislación laboral que promueve la Casa Rosada a través del DNU y en 48 horas lograron la adhesión de 2039 pequeñas y medianas empresas.

 
La repercusión del flamante Comité PEP deja en evidencia la necesidad de este sector clave de que desde el Estado se faciliten las condiciones para contratar más empleados y para evitar algunos riesgos económicos al hacerlo. “Soy empresario logístico, actualmente empleo a 100 personas aproximadamente y no contrato gente para despedir sino para desarrollar mi oficio -afirmó en una entrevista con Infobae-. Incluso quiero gente contenta, que haga a gusto la tarea de todos los días y que esté con una sonrisa porque demuestra que hay de respaldo detrás de ellos”.

Este empresario, junto con sus colegas pyme, comenzó una ronda de reuniones con legisladores nacionales y jueces de la cámara de feria del fuero laboral para expresarles el apoyo a las desregulaciones propuestas por el Gobierno y la urgencia para ponerlas en práctica. Y, a la vez, puso en la mira a la CGT por haber declarado el paro de 12 horas con movilización: “Estuvieron cuatro años durmiendo con (Alberto) Fernández y ahora de repente se despiertan preocupándose: ¿es porque los trabajadores están mal o porque van por sus cajas, porque las están perdiendo?”, se preguntó.


 
— ¿Cómo crearon el comité PEP?

— En diciembre, luego de la reunión anual del MEAB en la que me eligieron presidente, empezó una charla informal entre Gustavo Lázzari, Alejandro Bada Vázquez y Rodolfo Llanos, de la Unión de Emprendedores, donde coincidimos en que la reforma laboral que figura en el DNU era excelente. Es conveniente desde cualquier arista en que se la mire. Desde ahí salió la decisión de apoyar el DNU porque para las pymes es formidable, es necesario para sacarnos la soga al cuello.


— ¿De qué forma beneficia a las pymes?

— Para generar empleo, sobre todo. En primer lugar, el DNU termina con la industria del juicio al resolver las grandes multas que te meten judicialmente y que hacen que una pequeña pyme, al caerle un juicio con una suma muy alta y no tener crédito, termine atada de manos y quebrando. Un juicio contra una pyme de tres empleados que arrancó en 2018 en $700.000 terminó en $30 millones. Automáticamente, así la quebrás y la cerrás. Por eso a partir de esa charla empezamos a tratar de difundir nuestra palabra como pymes a los diputados y senadores, llevando la voz de las pymes en favor del DNU, no en su totalidad, pero sí exclusivamente en la reforma laboral. Aunque te confieso que me parece muy rígido el título de reforma: se trata de una modernización y actualización laboral.

— ¿Cómo fue la experiencia de plantearle su posición a los legisladores?

— Arrancamos hablando con dos senadores que no apoyan el DNU porque afecta sus intereses regionales, pero sí acompañan la reforma laboral, y después estuvimos con todo el bloque de senadores de la UCR, que apoya la modernización laboral, aunque le pone muchas trabas.

— ¿Qué objetan en particular?

— Dicen que atenta contra los derechos democráticos y constitucionales, pero la realidad es que el país está prendido fuego y necesita un poco más de velocidad. Estamos en una situación muy endeble que requiere decisiones y jugársela un poquito. Hay mucha gente que ya se está ahogando y necesita rescatistas, no empujarlos para que se vayan más adentro y se ahoguen, como dice Llanos.

— ¿Cómo fue la repercusión que tuvieron en el resto de las pymes?

— Esto arrancó con una convocatoria informal que en un rato logró la adhesión de 700 pymes. Y desde el momento en que lo hicimos público hasta hoy hay casi 4000 pymes de todo el país que se han sumado. Por ejemplo, nos escriben para decirnos: “Vamos para adelante. Necesitamos gente como ustedes que ponga la cara e impulse esto porque estamos solos, no nos escuchan”. Es maravilloso.

— ¿Qué efecto puede lograr la reforma laboral si queda en pie?

— Si se termina el miedo a la industria del juicio, el miedo a la opresión sindical y la gente empieza a tener seguridad para poder contratar personal, no hay ni una sola pyme que no se anime a darle empleo a menos de dos personas. Multiplicalo por 800.000 pymes para que veas la importancia.

— “Estamos diseñados para contratar, no para echar gente”, dijo Lázzari en el Congreso.

— Claro, y me molesta que crean lo contrario. Soy empresario logístico, actualmente empleo a 100 personas aproximadamente y no contrato gente para despedir sino para desarrollar mi oficio. Incluso quiero gente contenta, que haga a gusto la tarea de todos los días y que esté con una sonrisa porque demuestra que hay de respaldo detrás de ellos. Por lo menos en mi empresa se respetan los convenios laborales y les tengo mucho respeto. Pagamos todo absolutamente al día.

— ¿Están de acuerdo con extender el período de prueba de 3 a 8 meses?


— Eso es algo excepcional. Esto es como los que dicen: ¿quién conoce a una novia en sólo tres meses? Al extender el período de prueba hay dos ventajas: una, que el empleador tiene la posibilidad de conocer mejor a su empleado porque en definitiva si lo va a dejar firme en su empresa quiere saber que tiene una persona sólida y que ponga lo mejor de sí para desarrollar su tarea. Pero por el otro lado, el empleado, más hoy con la precariedad que hay en el empleo porque gente capacitada, tiene más posibilidades y tiempo para demostrar su capacidad. A algunos les costará menos porque tendrán mayores virtudes, pero ese tiempo permite hacerse conocer mejor, adaptarse y darle más posibilidad de afirmarse en el empleo sólido. A veces viene un chico en busca de su primer empleo y en tres meses le pesa el susto que tiene de enfrentar algo que desconoce. Y 3 meses tampoco le alcanzan para demostrar su capacidad. Esos 8 meses, en los cuales el empleador no tiene la presión de tomar una decisión sobre si lo deja o no en la empresa, le darán más posibilidad al empleado.

— ¿Está de acuerdo con el nuevo sistema de indemnizaciones que crea el DNU, similar al Fondo de Cese Laboral que rige en la UOCRA?

— A nosotros no nos favorece porque el sistema de la UOCRA está pensado para trabajos eventuales. Entonces vos saltás de un empleo a otro en forma constante, pero para empleos que son fijos, como en nuestro caso, no nos conviene porque el porcentual que están poniendo es demasiado alto y nosotros tenemos estabilidad constante. Imaginate que yo tengo 100 empleados, multiplícalo por el porcentual, multiplícalo por el año y pensá cuánto dinero sale de la empresa. Eso se traduce a costo, no es una cosa menor. Nosotros tenemos que tratar entre todos de gastar lo menos posible desde el punto de vista de los riesgos y los impuestos para ser más competitivos y bajar los costos. Por ende, de esa forma baja la inflación. De todas formas, en el DNU dice que el sistema UOCRA es optativo.

— Al empresario le quita el miedo a contratar. A alguien que tiene dos o tres empleados, sacándole todos esos riesgos que recaen sobre su espalda, que son una mochila muy grande, le da la posibilidad de contratar más gente. Hay gente que no está creciendo por miedo a contratar. El crecimiento económico que pueda traer todo esto es inmenso. Y la verdad es que en este país todo lo que venimos haciendo no funciona. Por eso tenemos que abrir la cabeza y pensar en algo diferente.

— Si realmente tendrá ese efecto en la generación de empleo, ¿cómo se entiende el rechazo de la CGT a la reforma laboral que contiene el DNU de Milei?

— Estuvieron cuatro años durmiendo con (Alberto) Fernández y ahora de repente se despiertan preocupándose: ¿es porque los trabajadores están mal o porque van por sus cajas, porque las están perdiendo? Desde el momento en que tenga la libertad de hacer sus aportes, el trabajador va a dejar de aportar: esa plata la van a empezar a valorar porque la necesitarán para comer y de esa forma a ellos (por los sindicalistas) se les terminan las “cajas”. Y si se les terminan las “cajas” sabemos claramente que se les termina el poder. Explicame qué hace el sindicato para los empleados, más allá de utilizarlos para bloqueos, para malas prácticas que no llegan a ningún lado. No estoy en contra del sindicalismo puro que defiende los derechos de los trabajadores, pero en los últimos cuatro años de Fernández ¿quién salió a defender los derechos de los trabajadores si están casi en la pobreza?

— ¿El rechazo de la CGT al DNU es por una cuestión política?

— Totalmente, es por su propio negocio, sus propias cajas. Quieren seguir siendo “gordos”, como siempre, viviendo de la necesidad de los trabajadores. Es más, en la mayoría de los diálogos que tengo con mis empleados todos quieren quedarse con el aporte en el bolsillo porque lo necesitan para darle de comer a la familia. No les interesa más hacerles aportes a sindicalistas que no les dan nada.

— Ustedes también decidieron hacer un cacerolazo contra el paro de la CGT.

— En ese tema tenemos posiciones encontradas. La idea del cacerolazo surgió de una declaración de Rodolfo Llanos que nosotros no compartimos. En vez de estar golpeando una cacerola, prefiero que estén tocando una máquina produciendo. Lo que proponemos es trabajar. La Argentina se levanta hoy con trabajo, no frenándola. Acá no es que le estamos poniendo un pie a la cabeza al Presidente.

— ¿El comité PEP nació para apoyar a Milei?

— Yo no lo voté y soy apartidario, pero quiero ser claro: apuesto a una Argentina pujante y la Argentina se levanta trabajando, empujándola entre todos. Lo hemos hablado mucho con Gustavo Lázzari y Alejandra Bada Vázquez, y nos impulsa es que somos laburantes y estamos orgullosos de lo que hacemos. En mi caso, como empresario logístico, esto es lo que me enseñaron mis viejos: laburar, tratar de que crezca el país, hacer crecer a mis hijos y dejarles un legado. Este es un tema muy importante: estamos preparando a los chicos, pagamos colegios, facultades, los hacemos profesionales para que vayan a dejar todo ese conocimiento a otros países. No podemos ser tan estúpidos. Los queremos trabajando acá, haciendo crecer la Argentina. Yo hace casi un año que estoy renegando porque no consigo mecánico para mis propios camiones. No hay mecánicos. Yo fui a la escuela técnica de mecánica automotriz y salían 100 de mecánicos todos los meses. Y hoy no conseguimos mecánicos. Preferimos un plan social antes que un oficio. También faltan choferes de camiones porque lo que hay dando vueltas son todos acompañados de la manito de Moyano, que lo único que hacen es infiltrarse en la empresa para tratar de romper la paz laboral, algo tan importante que la Argentina necesita.

— ¿Cómo está la lucha del MEAB para enfrentar los bloqueos sindicales?

— Está más fuerte que nunca porque hemos crecido muchísimo. Hoy estamos en plena pelea con un caso muy emblemático en Argentina que es el de Sancor. El señor (Héctor) Ponce, de ATILRA (el sindicato de la industria lechera), no para de tratar de cerrar empresas. Ahora terminó bloqueando otra empresa cordobesa láctea. Nos está pasando algo muy conmovedor: nos están llamando los empleados de Sancor llorando, diciendo “queremos trabajar”, “no queremos saber más nada de la presión del sindicato”. Quieren trabajar porque hay un común denominador en todo esto: detrás de cada empleado hay una familia y la familia pide comida. Y por culpa de estos sindicalistas, por sus propios intereses, están pasando hambre. Son víctimas y rehenes de estos delincuentes.

— El DNU considera los bloqueos sindicales como causal de despido. ¿Qué efecto provocará?

— Se terminarán los bloqueos. Desde el MEAB estamos dando un mensaje muy claro al sindicalismo: bloquear es un delito y es una práctica asociada con la extorsión que tienen que dejar de hacer. Basta con eso. Nosotros queremos trabajar. No estamos en contra del derecho a huelga ni de los derechos de los trabajadores. Al contrario, no hay mejor cuidado de los derechos de los trabajadores que en las pymes. Yo quiero a mi gente feliz y que tengan todo lo que necesitan para vivir como corresponde. Hay mucha gente asustada por los aumentos, por ejemplo, pero también hay mucha expectativa de encontrar una luz al final del túnel. La gente votó eso. Si lo desperdician, este país no tiene más salida.

Con informacion de Infobae.

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