Los sindicalistas revisan el GPS para resistir a la ofensiva de Javier Milei

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“Estamos totalmente atónitos, no logramos entender a este muchacho que nos quiere llevar puestos como si fuéramos blancas palomitas”, reflexiona con preocupación un veterano dirigente de uno de los gremios más pesados enrolados en la CGT. En el mundo sindical asisten con perplejidad al avance del presidente Javier Milei sobre las cajas que manejaron toda la vida en medio de una profunda recesión que golpea los ingresos de sus afiliados. “No se da cuenta que con nosotros no pudieron ni los militares”, agrega otro dirigente de un gremio vinculado a la producción industrial. 

Más allá de bravuconadas y especulaciones en privado, lo cierto es que en el amplio ecosistema del sindicalismo reina la preocupación y se percibe un creciente temor por los escasos indicios que le llegan de la Casa Rosada y de la Secretaria de Trabajo. “No hablan con nadie y encima no nos quieren homologar los convenios que cerramos con las peatonales”, se queja un vocero de la Confederación General del Trabajo.  Piden a los gritos un interlocutor confiable. Hoy no parece estar disponible. “Necesitamos un Jorgito Triaca como en los tiempos de Mauricio Macri”, confiesa otra fuente gremial. 

El recorte de los fondos a las obras sociales de los sindicatos es una movida del Ejecutivo que pega en la víscera más sensible de la toda dirigencia. Todo parece indicar que el desfinanciamiento y la desregulación del sistema de salud inquietan mucho más al universo gremial que la licuación de los salarios. “Nos va a llevar a la quiebra y vamos a perder afiliados”, rezonga el secretario general de una organización enrolada con los famosos 'Gordos' de la CGT. Se encendieron todas las luces rojas y muchos sindicalistas peleados en forma irreconciliable empezaron a implementar “tabula rasa”. Cuenten que Hugo Moyano y el jefe de los maquinistas de los Trenes Omar Maturano, enfrentados desde hace años, están dispuestos a dialogar.

El secretario general de La Fraternidad que arrancó hace semanas con un paro salvaje en los trenes contra el resto de los gremios. Apalancado en su alianza con Roberto Fernández de la UTA y el gastronómico Luis Barrionuevo, Maturano le mojó la oreja al moyanismo y volverá con otra medida de fuerza. “Ahora los une el espanto”, dicen en la CGT. Tienen previsto algún tipo de encuentro frente al enorme desconcierto que genera la administración de La Libertad Avanza. 

No solo están inquietos por el recorte de fondos; saben que la no homologación de los acuerdos en las paritarias y la amenaza del regreso del impuesto a las Ganancias les va a generar más de un dolor de cabeza con las bases. Una vez más, como suele ocurrir en momentos de recesión, todas las miradas del sindicalismo apuntan a los próximos movimientos de Moyano porque, hasta ahora, los camioneros no van a recibir el aumento acordado con el sector empresario. El expresidente de Independiente suele ser la figura que adquiere más centralidad y protagonismo en contextos como el actual. Siempre fue un tiempista. ¿Pisará ahora el acelerador del camión?

Los gremios del transporte deben convivir con un estrés adicional porque el área con competencia en el sector está prácticamente sin funcionarios. Se mantiene al frente de la Secretaría el cordobés Franco Mogetta, pero sin cubrir el resto de las áreas más estratégicas. Colectivos, trenes, camiones, puertos y aviones no tienen siquiera controles del Gobierno, además la mayoría de esas empresas son privadas y reciben subsidios estatales para poder pagar salarios. La deuda se va a acumulando por decisión del ministro de Economía, Luis Caputo. Algunas de esas compañías son internacionales y, según trasciende, si no se regulariza la situación analizan dejar de operar en el país. 

Otro síntoma de preocupación en el sindicalismo: los delegados en las terminales del puerto de Buenos Aires y en las automotrices perciben una grieta inesperada entre los operarios que votaron a Sergio Massa contra los que se hicieron libertarios. “Hay un clima de tensión permanente, se hacen bullying y los compañeros le vandalizan las taquillas a los que son de Milei, nunca visto”, revela una fuente gremial. Evidentemente esto nunca había pasado porque los gobiernos no peronistas nunca lograron quedarse con una porción del electorado tradicional del PJ. 

CON INFORMACION DE MDZOL.COM

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