Jorge Macri ya gobierna en modo "tolerancia cero"

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Jorge Macri es reconocido por sus pares y su equipo de trabajo como un dirigente con buena lectura de la política, su experiencia en gestión y su rol como creador del PRO de Buenos Aires lo dotó de la estrategia y la previsibilidad que le permitió llegar a ser jefe de Gobierno porteño junto con Javier Milei a nivel nacional. Ahora el PRO, en una etapa de crisis identitaria y con hemorragia comprobada en distintos lados del país, empieza a recostarse en pocos dirigentes, y Macri es uno. Todo su equipo de Gobierno está en "tolerancia cero" no sólo en seguridad, con ejes de trabajo, y los ojos se posan sobre el potencial armado liberal del año que viene. 

Hay ideas que le quitan el sueño al PRO y tienen asidero. El PRO no es más el cambio, es la experiencia, y eso no siempre es bueno. La Ciudad atraviesa su momento más complejo, tuvo cuatro periodos amarillos de Gobierno con la oposición directamente extinguida, pero ahora a nivel país tiene un Presidente que busca posicionarse también en CABA y que representa el cambio. Es hoy Javier Milei y su armado lo nuevo dentro del mapa político y Jorge Macri se prepara para demostrar la suficiente gestión y dureza que le permita sobrevivir al tifón liberal que barrió con el ecosistema preexistente 176 noches atrás.


Jorge Macri le dio a Waldo Wolff el desafío más complejo de su gestión: tolerancia cero con el incumplimiento de la ley, y por ahora el libro de quejas está vacío. El ex diputado logró sostener niveles de aceptación altos, evitar el señalamiento por parte de los porteños, terminó con la anarquía de las calles porteñas por protestas y piquetes y despejó dudas sobre las responsabilidades de la presencia de delincuentes condenados en alcaldías porteñas, cuyo presente y futuro dependen de Patricia Bullrich y no de Jorge Macri. 

La seguridad y la "tolerancia cero" están como premisa básica del Gobierno. Ahora bien, la convivencia con Patricia Bullrich no es fácil, nunca lo fue, el perfil alto y la necesidad de hacer política con fuerza centrípeta que siempre ejerció la ministra de Seguridad son parte de una colección de migrañas que muchas veces genera en la Ciudad. Hasta ahora, las pulsearas siempre terminaron a favor de CABA, por lo que la gestión hoy está conforme con esa arista. 


Jorge Macri exige resultados con respecto a la mejora de la situación de las calles, visiblemente más sucias y vandalizadas que el año pasado. La crisis nacional tiene su correlato inmediato en las calles porteñas, y por semana, están estudiadas las personas que entran a vivir en las calles de la gran ciudad para volver al Conurbano los fines de semana. Los motivos, esencialmente dos: en CABA el poder adquisitivo es mayor, por lo que las propinas o el dinero que piden en la calle es mucho más que en distritos del pobre conglomerado vecino, y la seguridad es absolutamente superior. Dormir en avenida Libertador no es comparable a la avenida Juan Manuel de Rosas de La Matanza, su principal arteria.

Así entonces, Jorge Macri empieza a bosquejar su gestión con perfil propio, siendo representante de una marca que hoy ya está en un espiral negativo de la que le cuesta salir. Rompimiento parlamentario en Buenos Aires, crisis de liderazgo con Patricia Bullrich ya adoptada por Javier Milei, dudas sobre el comportamiento de diputados nacionales de distinto pelaje y gobernadores como Ignacio Torres encarnando una oposición manifiesta a un gobierno con alta adhesión del votante del PRO. 

Jorge Macri necesita de forma imperiosa una gestión que le permita el año que viene evitar sorpresas cuando Javier Milei ponga a Patricia Bullrich, Karina Milei, Sandra Pettovello o alguna otra mujer a competir representando las ideas liberales. Una "leona" puede ser el mayor desafío en la historia del PRO, que deberá elegir caras notables para hacer frente a semejante batalla: ganar sin ser el cambio, gobernando con austeridad pero con tolerancia cero y un estado presente. 

La crisis del PRO nacional no tiene hasta ahora un gran correlato con CABA, es parte de la capacidad de construcción que tuvo Jorge Macri. Su gabinete es orgánico y no hay jugadores libres, salvo los que están en la mira para ser eyectados. Fernán Quirós está dentro de los ministros que cumplieron su rol, pero que apostaron por los que perdieron en 2023 y necesitan renovar el sistema. Días atrás una pequeña inauguración de Salud no incluyó a Jorge Macri en la lista de invitados, alguno lo leyó como un destrato innecesario y el principio del final del sanitarista. 

Así entonces, Jorge Macri se enfrenta al desafío de ser de nuevo el cambio. Endurecerse para forjar un nuevo liderazgo que hoy está en una etapa embrionaria y que exige volver a conectar al votante porteño con un oficialismo que se renueva y genera expectativas de modernización, eso que caracterizó a Mauricio Macri hace casi veinte años atrás. Hoy la vara está mucho más alta, y el rival el año que viene puede ser letal si la gestión no genera impronta propia y liderazgo siempre más duro.

CON INFORMACION DE MDZOL.COM

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