"La experiencia de la última gestión de gobierno muestra que no hay" una visión compartida sobre la economía en el peronismo, pero que "es necesario construirla", afirmó Fernando Morra, secretario de Política Económica durante la gestión de Martín Guzmán al frente del Palacio de Hacienda.
"Los que creemos en el rol de la acción colectiva y en la necesidad de un sector público fuerte, también debemos reconocer sus límites", advirtió, en lo que supone una declaración de principios, el hombre que en la actualidad permanece junto al exministro como director de Análisis Macro en la consultora Suramericana Visión.
Letra P continúa la publicación de entrevistas a referencias del peronismo, destinadas a detectar puntos de contacto y diferencias en el principal grupo de la oposición y explorar sus chances de mantener la unidad.
Esa decepción llamada Frente de Todos
–La gestión del Frente de Todos resultó decepcionante y hoy, cuando el peronismo está en la oposición, se reabre la cuestión de su unidad. ¿Hay una base común en sus diferentes sectores sobre el rumbo deseable para la economía?
–La experiencia de la última gestión de gobierno muestra que no, pero es necesario construirla. Los balances macroeconómicos son fundamentales para evitar las crisis recurrentes que han marcado el último medio siglo de nuestra historia. Los que creemos en el rol de la acción colectiva y en la necesidad de un sector público fuerte, también debemos reconocer sus límites y las acciones necesarias para que el mismo no afecte la iniciativa privada, generando inflación y estancamiento. Si para evitar el déficit se aumentan los impuestos, en un sistema tributario como el nuestro, donde se recauda mucho sobre la producción y poco sobre los ingresos o el patrimonio, el resultado es la falta de incentivos a la producción y un aumento de la informalidad. Por esta razón es fundamental reordenar la política tributaria. Pero además, si los recursos son escasos, es necesario establecer prioridades y ser muy cuidadoso con la asignación del gasto. Pasar de un Estado cuyas erogaciones son mayoritariamente transferencias a uno que potencie la infraestructura, la educación, la salud, la ciencia y la tecnología debería ser la prioridad de un gobierno que tenga una vocación de desarrollo.
Inflación: ¿hay alternativa a la receta de Javier Milei?
–¿Cuál sería el modo más virtuoso de combatir la inflación que el aplicado por el presidente Javier Milei?
–La inflación crónica, como la que tiene nuestro país hace más de 15 años, afecta la forma en la que funciona la economía. En los niveles actuales no hay espacio para el gradualismo. Un programa de estabilización debe incluir tanto elementos ortodoxos, como disminución del déficit, reacomodamiento de precios relativos y acumulación de reservas, y como heterodoxos, es decir acuerdos de precios e ingresos y eliminación de prácticas indexatorias, además de medidas que protejan a los más vulnerables. Además, este tipo de programas tiene etapas, en las que se buscan ciertos objetivos y se ordenan y explican los siguientes pasos, corrigiendo los desvíos. Es un proceso de prueba y error. Por el momento, el Gobierno sólo ha hecho uso de medidas ortodoxas y el resultado es una brutal caída de la actividad, una aceleración inicial de la inflación y una fuerte apreciación cambiaria. No disminuyó la incertidumbre. Esto hace pensar que lo que vemos es una transición hacia otra cosa, que, tomando las palabras del Presidente, sería la búsqueda de una dolarización de la economía. Y allí si es necesario marcar que existen alternativas. Una dolarización implicaría bajar la inflación cercenando cualquier posibilidad de desarrollo del país en el mediano plazo.
Los caminos del ajuste
–¿Un ajuste fiscal es inevitable?
–En un país con una moneda débil y un financiamiento local acotado, mantener déficits fiscales recurrentes lleva a inflación y estancamiento. Ahora, el ajuste fiscal no es la solución a todos los problemas, ya que como se dijo, la inflación crónica modifica la forma en la que funciona la economía. Esto no cambia de un día para el otro, mucho menos por el solo hecho de reducir el déficit. Por el contrario, un programa muy ambicioso en sus metas fiscales tiene efectos sociales de gran magnitud y suele tener efectos acotados sobre la inflación. Por eso un programa para reducir la inflación debe ser integral y utilizar múltiples instrumentos, y cada uno debe graduarse para generar el mayor impacto positivo con los menores efectos colaterales. No es un juego a todo o nada, en el que más es mejor.
–¿En la experiencia del Frente de Todos, durante la gestión de Martín Guzmán en Economía, fallaron las políticas o la articulación política de sus referentes?
–Una visión compartida es una condición necesaria para la gestión de la política económica. Su ausencia provoca que los esfuerzos de unos se vean afectados por la resistencia de otros, debilitando el conjunto. Creo que hubo y habrá mucho debate sobre las diferentes políticas de esa experiencia, pero sin lugar a dudas la falta de articulación política le hizo mucho daño al país. Eso no puede volver a repetirse.
CON INFORMACION DE LETRA P.