Comienza una semana que puede abrir un mundo nuevo para la política y para Javier Milei

POLÍTICA RUBÉN RABANAL*
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La rebelión universitaria dejó huellas y heridas que impactaron no solo en los estilos de gobierno de Javier Milei sino también, y especialmente, en los comportamientos de buena parte de la oposición. Los días que tenemos por delante esta semana exigirán definiciones que también pueden moldear el sistema de poder que el país tendrá en el futuro inmediato.

 
El Gobierno debió asumir otro límite tras la protesta por el presupuesto de las universidades nacionales. El primero fue la crisis por el aumento de la medicina prepaga. Es un sistema que el Gobierno desreguló y dejó liberado a una cartelización del mercado que comprometió el bolsillo de miles de argentinos que, aunque dispuestos al ajuste que Milei propone como un camino a la realidad económica, ahora se ven frente al abismo de su capacidad económica.


La masiva movilización fue una muestra del poder que tiene en la historia argentina la educación pública como motor de superación social. El país puede mostrar pocos éxitos en su historia y uno de ellos fue, aunque ahora no esté en su momento de mayor excelencia, el sistema universitario público. Milei no entendió bien el significado social de ese movimiento y aunque dirigió en el buen sentido la negociación inicial por el acuerdo de fondos con los rectores de las universidades, una interna dentro de su propio Gobierno terminó complicando una situación que podría haberse arreglado sin conflictos.

Con una crisis de Gabinete aún en proceso, el Gobierno paga hoy las consecuencias de esa protesta que fue aprovechada por una clase política absolutamente derrotada en las últimas elecciones pero que busca puntos de debilidad en el Gobierno de Milei para volver. El monstruo del populismo demagógico esta allí para volver en cualquier momento y no todos lo entienden.

Para Milei el resultado de la protesta tuvo varias caras, pero hubo una que claramente lo favoreció: la imagen de un tren fantasma de la política que dejó el poder el año pasado marchó por las calles aprovechándose de una protesta genuina que protagonizaron inclusive miles de votantes del propio Javier Milei reforzó la idea de la necesidad de un cambio frente a los desmadres que vivió el país en las últimas décadas. Es lo que votaron millones de argentinos, pero al mismo tiempo fue la prueba de la debilidad que tiene el Gobierno frente a la ausencia de estrategias políticas y equilibrio en varios frentes.

*Para MDZ

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