La metamorfosis

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En medio de un hiperajuste que se promete perpetuo, de un derrumbe de ingresos que se intuye perdurable, de una depresión económica de duración incierta y de los indicios preliminares de erosión del respaldo al gobierno de Javier Milei, llamó la atención en los últimos días un cambio paulatino pero perceptible en la narrativa oficial.

Por primera vez abraza conceptos propios de las derechas radicales y extremas de Europa y Estados Unidos y que, hasta ahora, o bien estaban ausentes o no le resultaban centrales. Se trata de una apelación exacerbada a lo nacional, rasgos de xenofobia y homofobia, y sobre todo una prédica antiinmigración que no había formado parte de un core ideológico que ha hecho eje en una peculiar idea de libertad.
 
Tras el torpe arranque antichino de Diana Mondino, Letra P analizó la irrupción de Nicolás Márquez, uno de los principales panfletistas de la ultraderecha, en medios mainstream que no se sabe si lo terminan por retratar como un fenómeno de circo o como una voz legítima en la era del fetichismo del diálogo. Lo primero supuso un ataque ya no a China por la ideología de su régimen, sino una burla a los chinos en tanto miembros de una etnia; lo segundo, una exposición amplísima de motivos homofóbicos, macartistas y apologéticos del terrorismo del Estado en boca de alguien que no solo acaba de biografiar al Presidente, sino que es cercano a él y hasta suena como posible candidato a diputado por La Libertad Avanza(LLA) en los comicios del año próximo.

El ataque de un ministro español a Milei y la respuesta de este, tan destemplada que le hizo perder la razón que le asistía, suman de modo llamativo a la transformación de la cepa actualmente existente de la ultraderecha, tan argentina como el malbec.

Javier Milei y el enemigo español
Como se sabe, el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible de España, Óscar Puente, sugirió que Milei estuvo bajo el efecto de alguna droga en una aparición pública. Esos dichos efectivamente merecían una respuesta oficial, pero esta fue tan destemplada que se tornó indefendible.

A su vez, Madrid emitió un repudio de compromiso, tendiente a no complicar más la relación bilateral y la situación de las empresas españolas en el país.

El comunicado oficial de Presidencia –no de Cancillería, que está pintada al óleo– no se limitó a repudiar a Puente por sus "calumnias e injurias", sino que avanzó en los problemas que le recomendó atender a Pedro Sánchez, entre los que citó la reciente acusación de tráfico de influencias contra su esposa, Begoña Gómez, la "estabilidad de su nación", el pacto con los separatistas de Cataluña –que, dice, puso a España en "peligro de disolución"– y, claro, las "políticas socialistas que sólo traen pobreza y muerte".

A esa sarta de desmesuras, hay que añadir, muy especialmente, la alusión al "riesgo" al que Sánchez supuestamente somete "a las mujeres españolas permitiendo la inmigración ilegal de quienes atentan contra su integridad física". ¡Voilà!

Una pila de interpretaciones
Por un lado, la pluma del comunicado de la Oficina del Presidente parece, si no directamente española, muy conocedora de las críticas con las que la ultraderecha de Vox ametralla al socialismo gobernante en Madrid.

Por ejemplo, no es inocente que se refiera al tema catalán y –tal vez menos evidente para el observador argentino no avisado– a la estabilidad de la "nación". La nación española, claro, lo que niega, alla Francisco Franco, el estatus de "nación" justamente a catalanes, vascos, gallegos y otras minorías de lo que desde el fondo de los tiempos ha sido una monarquía compósita, incluso desde lo lingüístico y lo cultural.

Eso podría considerarse una referencia exclusiva a España, pero no es así; volveremos sobre esto. Sin embargo, lo que llama más la atención es la referencia a la inmigración ilegal, algo que no ha sido parte explícita o fundamental del programa paleolibertario en nuestro país. Una inmigración que, además, es presentada como una amenaza de seguridad, mientras que sus protagonistas, víctimas de infinitas injusticias, son estigmatizados como violadores.

El subsuelo del giro
Surgen así trazas de un viraje de la ultraderecha argentina hacia posiciones que no le eran constitutivas, no al menos en el sector predominante, el mileísta, definido mejor por el anarcocapitalismo o por su sucedáneo menos lisérgico, el minarquismo.

Va de suyo que el Presidente no ha sido ajeno a esas narrativas; todo lo contrario. Sí, con todo, que las mismas tenían un lugar lateral en un ideario predominantemente económico, algo dado tanto por el perfil del protagonista como por el tipo de problemática más urgente en el país, la que explica su propia emergencia.

Si se presta atención, la cuestión de las personas extranjeras en el país ha tenido hasta el momento expresiones más o menos tímidas, presentadas justamente en clave económica: si deben pagar o no por las prestaciones de educación y salud que reciben del Estado, por ejemplo. Ha sido, hasta ahora, una xenofobia tímida y camuflada.

Sin embargo, ha surgido una novedad.

En tanto fenómeno de una era, Milei piensa la organización social –por llamarla de algún modo– a partir de un homo economicus estrictamente individual, egoísta y racional. Para él, la sociedad es una abstracción incomprensible.

Así, de modo diferente –aunque complementario– de Márquez o de Agustín Laje -hombre muy influyente en la derecha radical española y conocedor de sus planteos–, el mandatario había planteado hasta el momento la "batalla cultural" en términos básicamente económicos, de refutación del "colectivismo" y el "socialismo empobrecedor". Para él, esa confrontación no ha sido hasta ahora un fin en sí mismo, por lo que sus referencias a la "guerra" de los años 70 y contra la "ideología de género" pueden contarse con los dedos de las manos. Al revés, la misma es un medio para sacar al país, en sus términos, de un ciclo de destrucción de riqueza y decadencia económica. ¿Ya no será así?

Es probable que la realidad que generan sus propias políticas –más miseria y pobreza, declinación de los sectores medios, desigualdad, deterioro educativo y sanitario, megadesempleo y, habría que verlo, estancamiento– lo deslice cada vez más hacia consignas de tipo identitario. Si no hay pan, que haya odio. Aunque la convivencia democrática cruja.

Nomenclaturas y algo más
Si la Argentina maltratada –peronista, progresista, radical, socialista y hasta verdaderamente liberal– fuera la mitad de liviana que la ultraderecha en el uso de categorías políticas, no dudaría en tildar de "fascismo" al paleolibertarismo en boga. Este, recordemos, llama "comunismo" a cualquier cosa, sin pruritos ni complejos, y hasta sin preguntarse si eso todavía existe en algún lado.

Claro, al revés de la cepa argentina de la ultraderecha –pero no de otras, como las europeas–, el fascismo modélico no se construyó desde el individuo, sino desde la comunidad, entendida en términos nacionales, étnicos o raciales. En lo demás, ceteris paribus, no difieren demasiado: base social, política del resentimiento, rechazo a la ciencia y el racionalismo, macartismo, enemigo interno con conexiones externas, defensa de las jerarquías, conservadurismo valórico, praxis violentista… Esto último, tan importante, ha virado en el último siglo de las fuerzas de choque al acoso organizado en las redes, incluso con la plata de los contribuyentes. Pese a lo dicho, le asistiría razón a personas como Cristina Fernández de Kirchner si dudaran del abandono de las apelaciones puras y duras a la violencia física.

Habría que añadir el desprecio por el disenso, lo que hace del libertarismo realmente existente algo diametralmente opuesto al liberalismo del que se disfraza para resultar más presentable. La ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) deploró que el mileísmo implique "un nuevo y preocupante punto de inflexión para la garantía del derecho a la información en el país", lo que le valió a la Argentina una degradación de 26 puestos en su ránking de Libertad de Prensa.

Abusando de la ligereza del lenguaje de la época, ¿estaremos ante el surgimiento de una suerte de "fascismo" sui generis, acaso diferente por haber renacido en una época diferente y sin contexto? ¿Habrá dado la ultraderecha contemporánea una vuelta de campana total para llegar al destino deseado –el mismo de siempre– desde premisas opuestas, funcionales a la fase actual del capitalismo, la de la tecnología aislante?

En la realidad estrictamente argentina cabe reparar en una fina observación de Mario Riorda, uno de los principales especialistas del país en comunicación política. A propósito del video difundido por el Gobierno el último 1º de Mayo, este notó un "cambio narrativo enorme", dado por el paso de la idea del beneficio individual al "sacrificio en pos de la Nación".

¿Será que el beneficio individual se muestra por el momento elusivo?

Relaciones peligrosas
Las conexiones con ultraderechas del exterior, más estructuradas en lo político, se dan de manera cada vez más fluida.

Por un lado, como reveló Letra P, el Presidente se gastó 38 millones de pesos de los contribuyentes –plata que "no hay" para otros fines– para sacarse una foto con Donald Trump, posible –y acaso probable– presidente de los Estados Unidos a partir del 20 de enero.

Por el otro, como se dijo, la mano de los ideólogos de Vox surge nítidamente de la letra del comunicado contra el lenguaraz Óscar Puente. Nos rige un extraño gobierno que hace redactar sus normas internas en estudios de abogados privados y sus posicionamientos diplomáticos en sedes de partidos extremistas del exterior.

Santiago Abascal, el líder de Vox, será candidato a eurodiputado en las elecciones del 9 de junio. Para ello, hará un lanzamiento los próximos 18 y 19 de este mes en el evento Europa Viva 24, que reunirá en Madrid a referentes de la ultraderecha internacional. Milei, que ya había acudido en 2022 en su calidad de diputado nacional, volverá ahora como "estrella", según le prometió al español. Curioso: acompañará a Abascal, pero no está previsto que tenga en agenda ninguna reunión de gobierno o de Estado, ni siquiera para reparar su macana reciente.

En el mensaje con el que comprometió su asistencia a la Internacional de la Intolerancia, Milei reposteó un video de Abascal abundante en imágenes de barcazas llenas de inmigrantes sin papeles, mujeres con velo islámico, personas de color abordadas por policías y políticos como Sánchez y hasta el conservador Alberto Núñez Feijóo.

CON INFORMACION DE LETRA P.

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