Las incógnitas sobre el Gobierno de Javier Milei que abruman al mercado

POLÍTICA RUBÉN RABANAL*
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Los nervios del mercado se sintieron como nunca la semana pasada. Por primera vez en meses la confianza absoluta en el futuro de la economía dio paso a una simple e inquietante pregunta: ¿Y? Con esa incógnita, operadores, banqueros o empresarios buscaban datos en una semana donde, además, hubo más cruces y comunicación que en otros momentos gracias a los múltiples encuentros que se dan tradicionalmente en esta época del año por el Día del Periodista.

 
Las dudas no se quedaron solamente en preguntas e intercambio de datos en un momento en que el Gobierno acelera con la votación de la Ley Bases y la Ley Fiscal en medio de peleas, operaciones y cruces internos que, esencialmente, plantearon la duda sobre la operatividad política de la Libertad Avanza para seguir adelante con su plan de gobierno. Y todo ese movimiento se vio claramente en el mercado con caídas en los bonos en dólares y las acciones argentinas en Nueva York, especialmente las de bancos.

 
Las dudas sobran, Javier Milei intenta despejarlas continuamente ratificando en su estilo directo y concreto que no habrá cambios. No es eso lo que cuestiona el mercado y menos las medidas y el sentido de la política económica y financiera que llevan adelante Milei y Luis “Toto” Caputo. El apoyo es absoluto e inclusive los números que miden la imagen del presidente siguen manteniéndose increíblemente altos, tomando en cuenta la dimensión del esfuerzo que lleva adelante la sociedad argentina en medio del ajuste.

Todo parece ser ahora una cuestión de tiempos e intensidades; es decir, cuánto aguanta el cuerpo social el tratamiento casi sin anestesia que aplica el Gobierno. ¿Por qué el aguante, entonces, en medio de semejante esfuerzo que aún demandará un tramo más con subas de tarifas que están pendientes?

 
La explicación parece ser una sola: el kirchnerismo (que aún parece ser la única versión del peronismo con capacidad de alguna maniobra) minimiza el impacto del desastre económico que provocó primero lentamente y luego en forma acelerada en los cuatro mandatos presidenciales que protagonizó.

La reacción popular ante lo vivido en esos años y el hartazgo con la corrupción y el manejo fraudulento de la asistencia social no solo pusieron a Milei (un desconocido en realidad para buena parte de la sociedad) en la Casa Rosada sino que es la fuerza que aún lo mantiene con niveles altos de popularidad, habida cuenta el ajuste que vive la sociedad y las dudas políticas y operativas que todos los días genera su gobierno.

Cristina Fernández de Kirchner comenzó hace un tiempo a hablar con frecuencia (generalmente lo hace temprano y vía X o TikTok), pero hasta ahora parece que todas sus críticas no hacen otra cosa que darle aire a Javier Milei. Cuando la expresidenta hace referencia a los tres mandatos K habilita siempre a que se le marque su mala memoria por la participación protagónica que tuvo en el armado y la integración de todo el Gobierno de Alberto Fernández.

Otro ejemplo: cuando Cristina critica la política energética del actual Gobierno deja abierta la puerta para que se le recuerde que sus gobiernos tuvieron el récord de haber llevado al país desde el autoabastecimiento que heredó su marido hasta la dependencia absoluta de la compra de decenas de barcos de GNL con un costo de hasta U$S 34.000 millones en compras si tomamos el cálculo de punta a punta.

Cristina ayuda a Milei también cuando en medio de las desprolijidades, acusaciones y absurdos que se registran en el Ministerio de Capital Humano critica la política de planes sociales haciendo una poco creíble comparación con su gobierno en cuanto a la reducción de planes sociales.

Capital Humano se transformó en un dolor de cabeza sin solución inmediata para el Gobierno de Milei. El viernes la ministra Sandra Pettovello sufrió otra baja, la de su jefe de asesores Fernando Szereszevsky. Esa cartera ya acumula una cuarentena de renunciados o echados, que se suman a la investigación judicial por la forma en que se manejó la cuestión de la distribución de alimentos a comedores y la firma de contratos con la OEI.

Demasiados conflictos para una cartera que debería darle buenas noticias a Milei, sobre todo porque los chanchullos con la compra de alimentos son heredados de los desaguisados del antiguo Ministerio de Desarrollo Social por lo que Petovello no debería haber sumado otra carga al gobierno con ese tema.

Todo ese manejo sigue siendo extraño. El Gobierno denuncia la existencia de un “topo” dentro del ministerio que opera en contra del oficialismo desde la propia estructura de LLA. La realidad es que en realidad hay cientos de infiltrados en el gobierno y son producto de su propia deficiencia en ocupar todos los cargos dentro del Estado que implica asumir un gobierno. La pelea escandalosa entre Juan Grabois y Leila Gianni, la secretaria legal de Petobello milagrosamente reconvertida de kirchnerista en libertaria, en los pasillos de la Cámara Federal en Comodoro Py.y luego ante los jueces Martín Irurzun, Eduardo Farah y Roberto Boico, pareció mas una batalla entre camporistas que entre opositores. 

Hasta ahora se calcula que un 60% de los cargos en ministerios, empresas públicas o controladas por el Estado, entes reguladores u organismos descentralizados están en manos de funcionarios nombrados por el kirchnerismo o el massismo. Por lo tanto, no hace falta que Milei busque “topos”: aún tiene la mayoría del Estado colonizada por el kirchnerismo y jugándole en contra. Ese déficit en ocupar los puestos pendientes es parte también de la falta de gestión que muestra el gobierno

Hay datos sobre Capital Humano que llaman la atención. Nada de lo que sucedió en materia de administración de alimentos y planes sociales era desconocido en enero. La primera semana de febrero comenzó el éxodo de algunos de los funcionarios que iniciaron el camino junto a Petovello. Se había pedido al Gobierno que fijara reglas de juego internas para la relación con las organizaciones sociales y aparentemente no se respetaron.

Cuando se hizo el primer arqueo sobre el manejo de fondos públicos y la asistencia con los movimientos sociales quedó en claro que todos tenían los papeles atrasados. Hay un dato estremecedor que habla del desmanejo de Desarrollo Social en el Gobierno de Alberto Fernández: la rendición de cuentas del período 2022/2023 solo alcanzaba al 8,8% de los fondos involucrados. En números redondos poco se sabía sobre qué habían hecho las organizaciones con el 90% de la asistencia recibida.

“El Estado nacional no sabía a quien le daba de comer”, se confesaba un exfuncionario del inicio de la administración Milei que se retiró del cargo a principios de este año. Mientras algunos movimientos reconocieron que en total, incluido Cáritas y las organizaciones evangélicas, se asistió a no mas de 3 millones de personas, Eduardo Belliboni proclama que 6 millones reciben alimentos en los comedores comunitarios. ¿Quién tiene razón?

La industria de la asistencia social fue escandalosa durante los cuatro gobiernos kirchneristas. El problema es que Pettovello terminó enrollándose en una película sobre alimentos, partidas de harina, aceite y leche, donde no se logró poner claridad. Mucho menos cuando se sabe que si Juan Grabois denunció sobre el tema es porque hace años conoce como se maneja ese negocio.

Noticias hay de todo tipo y por donde se las quiera buscar; buenas y malas. Mayo cerró nuevamente con superávit fiscal. Se logró a fuerza de mantener recortes, baja de subsidios y también por la suba en la recaudación en términos reales, primer síntoma de sobrevida del sistema que fue ampliamente festejado. En lo que va del año, el Gobierno consiguió un superávit primario de $ 6,4 billones. De ese monto $2,4 billones se destinaron al pago de intereses.

En la ciudad de Buenos Aires la inflación de mayo dio 4,4%. El organismo estadístico de la Ciudad que se adelanta siempre una semana a la medición nacional indicó también que en materia de alimentos la suba fue de 4,8%. Es un buen indicador de lo que se conocerá esta semana a nivel nacional. Para junio hay muchas incógnitas.

La última semana de mayo no fue la mejor en materia de evolución de precios, pero hubo algún alivio en lo que va de junio. Todo depende de algunas decisiones que el Gobierno debe tomar en materia de aumento de tarifas y suba en combustibles (que se han demorado mostrando en esto un ejemplo de las intenciones del Gobierno en no dejar que se desmadren los precios en el mes que corre) y esencialmente de la marcha del dólar.

El miércoles se debatirán la Ley Bases y la Ley Fiscal en el Senado. Se da casi como un hecho que el Gobierno logrará el número para aprobarlas en general y que luego sufrirán unas cincuenta modificaciones en particular. Eso es descontado por el mercado. El problema fue la demora y las desinteligencias que pusieron en duda la gobernabilidad de Milei.

Preguntas sobran. Si la Ley Bases tuvo tantas complicaciones ¿por qué el Gobierno no avanzó antes con la Ley Fiscal imprescindible para mejorar la recaudación vía la reforma en Ganancias, pero también para las empresas con la moratoria, el blanqueo y la suba del mínimo no imponible en Bienes Personales?

El mercado, entonces, comenzó a mirar la eficiencia en manejar el poder. Y ahí es donde aparecieron las dudas. Pasó demasiado tiempo entre hoy y el momento en que Javier Milei le pidió al Congreso la Ley Bases y la Ley Fiscal. En el Congreso la oposición dialoguista y el kirchnerismo destituyente terminaron aliándose para votar una modificación a la fórmula jubilatoria, con reconocimiento de un 8% por la diferencia inflacionaria de enero, que no solo implica un costo fiscal de casi medio punto del producto, sino que además encendió luces rojas sobre la Argentina en el tablero mundial.

El FMI debe aprobar la última revisión de metas y buena parte de ese ejercicio se debe a mantener el equilibrio fiscal, con paz social y control político de la situación. Esa es la verdad y por eso la duda del organismo que sirvió como excusa para la demora en firmar el OK.

Las demandas y la extorsión se acumulan. Ahora algunos diputados que tenían comprometido el voto a favor en la Ley Bases piden que Milei no vete la nueva fórmula jubilatoria como condición para confirmar ese apoyo. Es otra consecuencia de las demoras en las leyes clave para Milei que si bien no pueden ser imputadas al presidente, sí a la ausencia de una estrategia política clara.

Este miércoles se votarán las leyes pero luego la negociación deberá continuar para la votación en revisión en Diputados. Guillermo Francos, el mayor activo que tiene hoy el Gobierno para garantizar equilibrio, viene cerrando casi en silencio acuerdos clave con las provincias. El último fue con el mendocino Alfredo Cornejo. En todos los casos es para sellar la transferencia de obras públicas suspendidas a las provincias. En algunas situaciones la transferencia involucra fondos, en otras no. Es la acción más concreta para pavimentar el camino a la votación de las leyes que Milei necesita.

Francos comprende mejor que nadie que ya no importa el contenido que tendrá la versión final de la Ley Bases. Hoy el problema es que se apruebe y no haya más demoras. Milei ya no necesita una ley, sino una muestra de gobernabilidad.

*Para MDZ

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