El guardaespaldas de Mauricio Macri

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Con 29 años de edad, Martín Yeza fue el intendente electo más joven del país en 2015, cuando la ola amarilla inundó el mapa bonaerense de macrismo. Gobernó Pinamar ocho años sin correrse una coma del perfil de gestión PRO, alineado a María Eugenia Vidalprimero y a Horacio Rodríguez Larreta después y acompañando a Patricia Bullrichen 2023, pero siempre fiel al liderazgo de Mauricio Macri, el fundador del partido.

Casi diez años después de su aparición en la vida pública, Macri volvió a elegirlo; ahora, para confiarle la política de alianzas electorales en medio de la feroz interna con la ministra de Seguridad de Javier Milei. Macrista de Macri, Yeza presidirá la Asamblea nacional del PRO, máximo órgano del partido que el ingeniero había acordado dejarle a Bullrich antes de romper relaciones.

El juego de Martín Yeza
El exintendente no dudó en jugar fuerte cuando estalló la interna amarilla con el portazo de los legisladores de Bullrich -armaron PRO Libertad, un bloque por fuera del PRO-, tras el vaciamiento del Consejo Directivo bonaerense que dejó en soledad a la bullrichista Daniela Reich, entonces presidenta del partido. “Si te vas del PRO, no sos del PRO”, declaró entonces y cruzó vía Twitter a la ministra cuando denunció “un golpe” a manos de Cristian Ritondo, flamante presidente del órgano: “Es un argumento artero el que utilizó Patricia de ‘estás con el cambio o estás en contra del cambio’”, señaló en ese momento.

Hincha de Estudiantes de La Plata, el joven dirigente decidió no ir por la reelección en Pinamar a pesar de que legalmente podía hacerlo, apoyándose en la narrativa con la que llegó al poder local. En aquella oportunidad, cuando apenas asomaba marzo de 2023, sostuvo que había que cambiar la cultura de poder y ser consecuente con lo que lo había llevado a la intendencia: hacer lo que había dicho que iba a hacer. Le avisó a su joven gabinete que no iría por otro mandato y apoyó a su amigo Juan Ibarguren, en la ajustada elección que lo dejó como ganador para continuar el modelo iniciado hace nueve años.

De la Ciudad a la casa de verano del poder
Yeza fue funcionario en el gobierno porteño de Macri como coordinador de Políticas de Juventud hasta 2015, cuando se volvió a Pinamar para dar la pelea en un municipio que arrastraba escándalos de corrupción y una sucesión de destituciones a jefes comunales que posicionaron a la ciudad al tope del ránking de imagen negativa. Hasta su llegada al sillón municipal, habían pasado seis intendentes en ocho años, el mismo tiempo que gobernó él al distrito de verano preferido por el círculo del poder, la política y el empresariado argentino, ícono de la pizza y el champán de los 90 y trístemente célebre por el asesinato de José Luis Cabezas en 1997.
Cuando Vidal dejó la gobernación bonaerense en 2019, Yeza se acercó a Ritondo, pero nunca se alejó de Macri, a quien visitó varias veces en su quinta en el exclusivo barrio Los Abrojos, en el partido de Malvinas Argentinas. No se esforzó por estar en la conversación para pelear por la gobernación, como hicieron sus pares Diego Valenzuela, Julio Garro y Néstor Grindetti. Tampoco se lo oyó candidatearse para un puesto cuando dejara la intendencia. Su genotipo PRO fue el que lo metió en la lista amarilla al Congreso el año pasado, cuando accedió a la banca de diputado nacional.

Redes y exposición mediática
Full usuario de las redes sociales, Yeza tuitea y retuitea, cuida sus perfiles y responde a los comentarios que lo cuestionan. Respeta los formatos de las distintas plataformas y se muestra activo y genuino. Incluye en sus biografías a su esposa y sus hijos y postea videos realizados por él mismo o entrevistas en los medios, donde mantiene una alta exposición.

Desde este jueves tiene la responsabilidad de manejar una tribu de asambleístas partidarios de todo el país. Deberá cuidar la figura del presidente del partido y sumar adhesiones que lo sostengan en el poder y no vuelvan a poner en riesgo su liderazgo. Presidir la asamblea, probablemente, hable más de su perfil hacia adentro del PRO que hacia afuera, donde Doña Rosa no sabe qué funciones cumplirá. Macri sí sabe quién quiere que le cuide la espalda (y los votos).

CON INFORMACION DE LETRA P.

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