Martín Menem arma de urgencia la bicameral de inteligencia para evitar una embestida del kirchnerismo

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Por una orden que le llegó desde la Casa Rosada, Martín Menem apuró este miércoles la conformación de la bicameral de fiscalización de organismos de inteligencia, comisión que no funciona desde diciembre porque faltaban definir los siete miembros de la Cámara de Diputados.

La urgencia del riojano en completar el trámite se debe a una posible maniobra del kirchnerismo para aprovechar la acefalia, prolongar la presidencia del diputado Leopoldo Moreau y pedir informes sobre las tareas de espionaje del Gobierno. Advirtió la jugada la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y en pleno festejo por el 9 de julio le pidió a Menem conformar la comisión cuanto antes.
 
Tanta era la preocupación del presidente de la cámara baja en dominar la bicameral que nombró a dos diputados de La Libertad Avanza cercanos a su línea interna, que lidera Karina Milei. Fueron elegidos el jefe de bloque Gabriel Bornoroni y el chubutense César Treffinger. Menem Ignoró su compromiso con el libertario Carlos D'Alessandro, el único oficialista con estudios sobre inteligencia.


Además, para asegurarse esos dos lugares, el riojano le quitó el cupo que le había prometido a Hacemos Coalición Federal, el bloque coordinado por Miguel Pichetto. El designado era Emilio Monzó. Las discusiones entre los referentes de esa bancada y Menem seguían al cierre de esta nota, con amenazas de un boicot a la sesión citada por el oficialismo para el 7 de agosto.
Martín Menem y Angelici
El PRO designó como vocal de la bicameral al jefe de su bloque en Diputados, Cristian Ritondo. La UCR a Mariela Coletta, cercana a Emiliano Yacobitti, a quien siempre le interesó está comisión. El motivo sería su cercanía al lobby judicial, donde abundan los nexos con la inteligencia. Uno de los principales socios en ese ámbito del vicerrector de la UBA es Daniel Angelici, expresidente de Boca Juniors, dueño de Bingos y conocido entre otras cosas por intercambiar favores con jueces federales.
El kirchnerismo nombró en la bicameral a los diputados Eduardo Valdés, Rodolfo Tailhade y Leopoldo Moreau. Tanto era el apuro de Menem por controlar la comisión que intentó conformarla este mismo miércoles, pero la reunión no se hizo porque no todos pudieron llegar.

La otra urgencia de Menem es también por arruinar el acuerdo de Victoria Villarruel y Mauricio Macri para manejar la agenda. Ocurre que, como anticipó LetraP, la vicepresidenta no incluyó a senadores de La Libertad Avanza en la bicameral, aun cuando, por un sistema de rotación, la presidencia de la comisión le corresponde a la cámara alta.

En una resolución firmada el 6 de abril, Villarruel propuso pasar ese cargo a Enrique Martín Goerling Lara, del PRO, cercano al expresidente Macri. El resto de los representantes de la cámara alta que integrarán la bicameral son Mariana Juri (UCR, cercana al gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, Edith Terenzi (chubutense, radical y socia del gobernador Ignacio Torres) y el entrerriano Edgardo Kueider, de Unidad Federal, un experonista que suele tener gestos con el Gobierno. Unión por la Patria aún no definió sus tres integrantes del Senado.

Según una versión que llegó a la oposición, Menem tenía la orden de forzar la presidencia para para la cámara baja. La persona elegida era Coletta, como parte de una nueva negociación entre la Casa Rosada y Yacobitti. Otro rumor que circuló este miércoles fue que Bullrich visitó el Congreso para apurar los trámites de la bicameral y tuvo una reunión con Villarruel. Voceros de la vicepresidenta lo desmintieron.

Sesiones secretas
La bicameral de fiscalización de organismos de inteligencia tiene la misión de controlar el espionaje argentino, ya sea en la AFI como en las fuerzas armadas. Sus miembros sesionan en secreto, en una oficina del quinto piso del edificio anexo del Senado, donde reciben a los agentes y estudian la documentación enviada por los funcionarios.

Por ser el único ámbito de contralor de inteligencia, ningún espía se anima a faltar a la comisión cuando es convocado. En los últimos cuatro años Moreau la presidió y la citó cada semana. Se investigó el sistema de inteligencia durante la gestión de Macri, que derivó en una denuncia penal por supuesta persecución política. La justicia ignoró las pruebas.

Al no estar conformada la bicameral, en este semestre el Congreso no estudió los informes de gastos que cada mes envía la AFI, que por si fuera poco fue protagonista de la interna del Gobierno, con la salida de su exinterventor, Silvestre Sívori, quien abandonó el cargo junto al exjefe de gabinete, Nicolás Posse.

La sospecha de Karina Milei es que ambos usaron recursos del organismo para espiar a funcionarios. Moreau, aparentemente, quería tener más datos de esas versiones. Menem tiene la misión de impedirlo. Cuanto antes.

CON INFORMACION DE LETRA P.

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