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La exprimera dama, Fabiola Yañez, denunció ante la justicia que su pareja, el kirchnerista Alberto Fernández, la agredía físicamente mientras vivían en la Quinta de Olivos.

 
Por voluntad propia, la madre del niño Francisco Fernández contactó este martes por la mañana al juzgado del doctor Julián Ercolini para solicitar la reapertura del anexo en el cual constan pruebas consistentes de varias situaciones de maltrato físico por parte del expresidente hacia su pareja.

El juez recibió la nueva denuncia y trabajó hasta primeras horas de la tarde para implementar una serie de medidas restrictivas que Alberto Fernández deberá cumplir de inmediato, incluyendo la prohibición de acercarse y limitar los contactos con su expareja y madre de su hijo.

 
Yañez se enteró de que se iba a publicar el contenido de su renuncia a denunciar violencia de género, producto de una audiencia por Zoom que había tenido con Ercolini y otra funcionaria judicial el 27 de junio. En esa reunión, Yañez ni siquiera quiso mirar cuando se le mostraron las fotos y chats con su voz y mensajes de texto que los peritos de la Policía Federal habían encontrado en el teléfono de María Cantero, la secretaria privada de Alberto Fernández y, al menos en algunas ocasiones, su confidente en la angustiosa situación que estaba atravesando.

La joven aún no había superado del todo el mal trago, y sus conocidos la escucharon quejarse sobre el olvido y las supuestas dificultades económicas que enfrenta junto a Francisco en Madrid.

En medio de graves insultos y reproches, Yañez advirtió que reactivaría la denuncia que había decidido no presentar. Inicialmente, había considerado desistir de la denuncia para evitar un escándalo y la posible necesidad de regresar a Argentina para seguir el proceso, lo cual le resultaba incómodo. Pero el escándalo estalló y se intensificó.

 
Fernández todavía no ha logrado salir del estado de shock en el que quedó tras el fin de semana, aunque está convencido de que la madre de su hijo busca "someterlo a una extorsión extrema para obtener dinero". En estas horas, ha considerado ideas oscuras y pensó en responder con una crítica severa sobre Fabiola, sus costumbres y hábitos.

Sin embargo, su círculo de confianza le ha advertido que no sería una buena idea ensuciar a la víctima de su violencia, ya que esto no mejoraría su imagen pública. Además, argumentan que sería difícil enfrentar una extorsión basada en un hecho que Fernández sigue negando frente a unos pocos.

Regresando a los tribunales, con la denuncia formalizada, el juez Ercolini está evaluando junto a su equipo los próximos pasos a seguir. Su principal preocupación es mantener el expediente libre de contaminaciones mientras se desarrolla la investigación sobre el presunto fraude multimillonario al Estado relacionado con la contratación de intermediarios amigos en pólizas de seguros entre organismos públicos.

 
Fernández intenta desplazarlo del caso, y este miércoles se llevará a cabo una audiencia en la Cámara Federal de Casación Penal, donde las partes presentarán sus argumentos a favor y en contra de esa solicitud.

La decisión depende de cómo la Cámara Federal interprete los hechos. La causa podría ser enviada a los tribunales federales de San Isidro, que investigaron el caso de la fiesta en Olivos, o a la justicia penal ordinaria para su sorteo.

La incertidumbre radica en si se enfocará en la víctima, que no era funcionaria pública y cuya denuncia no corresponde tramitar en la justicia federal, o en el lugar donde ocurrieron los supuestos delitos, es decir, la Quinta de Olivos, testigo de reuniones secretas, pactos históricos, eventos memorables y, al parecer, también noches violentas.

Con información de Derecha Diario

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