Alberto Fernández derrumbado, Cristina Kirchner resiste y Javier Milei se ilusiona con comerse a dos partidos
POLÍTICA Gabriel Ziblat*Javier Milei tiene cada vez más claro el panorama y el rumbo que quiere encarar. Lo demuestra en las exposiciones públicas pero, sobre todo, en conversaciones privadas. Está confiado con el rumbo económico pero sabe dónde están los puntos débiles. Está confiado en la fuerza política que significa el apoyo social pero es consciente también de que deberá sumar aliados en 2025. Y, en el contexto actual, está convencido de que tienen que evitar cometer errores que distraigan a la sociedad de los problemas en los que está el kirchnerismo.
De algo puede estar seguro Milei: el escandaloso caso de violencia de género que denunció Fabiola Yañez no solo terminó de sepultar la imagen pública de Alberto Fernández sino que le vino como anillo al dedo a los libertarios para fortalecer su discurso anti feminismo, movimiento al que emparentan con la cultura woke a pesar de que nació más de un siglo antes.
Los números de la última encuesta de Trespuntozero, que forma parte del informe Radar (que hacen junto a CP y AR), dan cuenta del escenario. La imagen positiva de Alberto se derrumbó de 19,1% en marzo a 6,6% en agosto. La negativa ya llegó al inaudito 92,2%. Y apenas un 4,3% aseguró que le cree más a Alberto que a Fabiola.
Sin embargo, hay algo de lo que no deberían confiarse Milei, Santiago Caputo y compañía: los números del núcleo duro kirchnerista se pueden mantener incólumes. “¿A dónde van a ir?”, se pregunta un consultor. Pueden estar decepcionados, tener más dudas, incluso enojarse con Cristina Fernández de Kirchner por haber elegido a Alberto, pero la seguirán respaldando.
En el informe se incluye una pregunta electoral, sobre la predisposición a mantener o cambiar el voto por el escándalo. Solo el 7,8% dijo que pensaba votar a Unión por la Patria pero ahora cambió de opinion. Casi el 36%, en cambio, se mantiene firme. Es el número que sacó Massa en la primera vuelta.
Esto significa un problema para un sector del peronismo que está amenazando con separarse del cristinismo y jugar solo en las próximas elecciones. ¿Cuál es el problema? Que Cristina sigue siendo la figura más convocante y del otro lado no hay nadie que ni siquiera asome en las encuestas como posible líder del peronismo. Axel Kicillof es, después de la exvicepresidenta de Alberto, el único que tiene números para convocar pero no está claro que esté dispuesto a pelear ese trono.
Por otra parte, nadie quiere levantar demasiado la cabeza con este clima tan convulsionado. La nueva comidilla política es que si habla el teléfono de Alberto que secuestró la Justicia más de uno debe estar preocupado. Hasta el viernes, lo único que iban a investigar en Comodoro Py era si había desobedecido la órden judicial y contactado a Fabiola. Un chequeo limitado en el tiempo. Pero el viernes volvieron a sonar las alarmas. Pasó lo esperado, el fiscal Carlos Rívolo, que sigue el caso de los seguros, pidió auditar el celular del expresidente en su totalidad.
De allí no se espera que aparezcan solamente cuestiones éticas que violen la ley, sino que es de prever que terminen sucediendo, como acostumbra Comodoro Py, filtraciones de cuestiones sensibles que ayuden a los libertarios a machacar sobre la imagen que hoy muestra el peronismo: descontrol, falta de cohesión y sobradas cuotas de hipocresía. Un chat, foto o video que se viraliza puede terminar siendo más dañino que la más implacable causa de corrupción.
La confianza de Javier Milei
Cada vez que siente que la realidad le da la razón, Milei se infla y saca pecho. El caso Alberto Fernández es uno de ellos. En los últimos días, gente que estuvo con Milei asegura haberlo visto más sereno, reflexivo y cargado de confianza. Al punto tal de que ya se imagina gobernando dos períodos, algo que al principio era puesto en duda.
Para que se cumpla ese objetivo necesita que se cumplan varias cosas antes. La principal: que se recupere la economía antes de que se agote la paciencia de la gente. Para eso, decidió recostarse sobre dos coroneles que según él están realizando una “gesta histórica”. Luis “Toto” Caputo y Federico “el coloso” Sturzenegger suman cada vez más poder en la gestión libertaria, cada uno con un rol bien específico.
Caputo tiene la macroeconomía en la cabeza. Busca controlar al mango las cuentas para cumplir con el objetivo de déficit cero y al mismo tiempo lograr que la inflación siga con su sendero a la baja. El 4% que dio el IPC de julio es positivo porque volvió a bajar, incluso dando menos que en mayo, en un mes donde hubo turbulencias con el dólar y heladas que impactaron en precios de verduras.
Para Milei y el equipo económico fue clave haber superado el vendaval de la suba de los dólares financieros y el blue a principios de julio. Más allá de las lecturas contra un banco al que acusaron de estar detrás de los movimientos, en LLA saben que el descontrol del dólar atenta contra la credibilidad, tanto en los mercados como en la gente. De hecho, encuestadores que miden todo el tiempo detectaron que en esas semanas se vio el mayor daño a la imagen presidencial, que luego logró recuperarse.
La baja sostenida de la inflación es clave para lograr mejoras en la cuestión social. El gobierno muestra como algo positivo que los aumentos de la AUH (Asignación Universal por Hijo) llevan al valor real a un nivel más alto que durante todo el gobierno de Alberto Fernández. Así y todo, sin embargo, la pobreza y la indigencia vienen escalando de manera sostenida.
Recién en julio parece haber cambiado la tendencia, según el Nowcast de Pobreza que hace todos los meses el econometrista de la Universidad Di Tella Martín Rozada. Tomando los datos de la Canasta Básica, calculó la pobreza a julio en el 50,2%. En junio le daba 51,9%, lo cual en el gráfico termina viéndose como el pico. Apenas seis años atrás, esa cifra estaba en la mitad: 25%. Demasiada degradación social en tan poco tiempo.
Pero esta mejora en la inflación no está logrando mejoras sustanciales en el consumo. Según Scentia, el consumo masivo cayó en julio el 16,1%, la peor baja interanual en los últimos tres años.
El punto débil del plan sigue estando en los dólares. Los mercados miran de reojo las reservas del Banco Central y se preguntan si entrado 2025 estarán los fondos para cubrir los pagos de la deuda. Milei y Caputo repiten ante cada atril que eso ya lo tienen garantizado. El riesgo país parece ser el termómetro que dice que prefiere “ver para creer”.
Para que lleguen más dólares, la apuesta está en el blanqueo y la llegada de nuevas inversiones. Allí es donde entra a jugar Sturzenegger, quien para Milei es el cerebro detrás de todas las desregulaciones que permitan mejorar el clima de negocios. Su protagonismo desde que asumió como ministro, el mes pasado, va in crescendo. Casi todos los días anuncian algún cambio desde su cartera.
Evitar traspiés
En el sendero optimista en el que se ve Milei la clave es evitar los traspiés, los errores no forzados. Aunque la economía en su equipo la vean con esperanza, hay cuestiones sociales que pueden despertar rechazos incontrolables. Nunca se sabe por donde aparecen los cisnes negros.
La visita de diputados de LLA a genocidas presos es uno de esos casos evitables. Generó una reacción inmediata en un universo importante, que excede con creces al kirchnerismo o anti mileísmo. Esa actividad, cuentan en Rosada, despertó la bronca de Milei.
La mirada en el entorno presidencial, una vez más, quedó puesta en Victoria Villarruel, a quien ven como el artífice de esa actividad. En ese vínculo sonó otra vez el mismo mensaje: “no hay vuelta atrás”. Algo que se ratificó el viernes cuando Karina Milei no le cursó la invitación para que participara del cóctel de camaradería de las Fuerzas Armadas.
Lo que hay que ver es si en 2027 impera el pragmatismo y vuelve a ser candidata o queda afuera de todo. Sigue siendo una de las políticas con mejor imagen pública. Tiene algo que también se le reconoce a Milei: da la impresión de ser sincera. Su reacción sobre el caso Fabiola es una clara muestra. Fue la única política que abiertamente dijo que no sentía lástima por ella y agregó: “Perdón por no aceptar más la hipocresía y mirar para el costado. Dejen de subestimar a nuestro pueblo”.
El otro tema que le advirtieron a Milei que no podía permitir que escale es el de las universidades. Está fresco el impacto de la marcha universitaria. Todo lo que pueda ser convocante para personas que eventualmente votaron a Milei en el balotaje es una mala noticia para los libertarios. Por eso el gobierno deberá pensar varias veces si están dispuestos a vetar una ley que permite fondos para universidades.
¿Aliados a la vista?
En este caso, la mirada se posa en el radicalismo, que está viviendo momentos de extrema tensión interna. Así como el peronismo se muestra sin rumbo, nadie conduce hoy en el radicalismo. Su presidente, Martín Lousteau, barrena en la soledad de su bloque en la gran mayoría de los temas. Los gobernadores, por su parte, están cada vez más cerca de Milei gracias a un silencioso trabajo que viene realizando Guillermo Francos. El bloque de Diputados es un hervidero. En las últimas semanas votaron divididos y sin una lógica clara sino según la postura individual ante cada tema. Rodrigo de Loredo y sus diputados van por un lado, los que responden a Lousteau, por otro, y los de Facundo Manes, por afuera. Pero nunca está claro cuántos son de cada uno.
El colmo se vivió en la sesión de esta semana, en la que tres diputados radicales votaron en contra de que la educación sea declarada un servicio esencial, lo que obligaría a que se garantice que las escuelas siempre queden abiertas con una guardia mínima en caso de paros. Manes, Pablo Juliano y Marcela Coli (fue maestra en La Pampa) dieron la pelea dentro del bloque, perdieron y terminaron rechazando en el recinto, bajo la excusa de que la iniciativa tiene problemas jurídicos al afectar el derecho a huelga que rige en la Constitución. A lo Baradel.
“Todos hacen lo que quieren”, dice una fuente del bloque. El problema mayúsculo lo tendrá el radicalismo de cara a las elecciones del año próximo. Hace dos años eran 46 diputados. Ahora son 34. Ya hay quienes temen que terminarán siendo menos de 20 en el próximo recambio. Se prevé que impere un sálvese quien pueda, con los gobernadores haciendo acuerdos con el gobierno (como se espera que hagan también varios peronistas), con Lousteau y Manes jugando abiertamente en la vereda de enfrente con escenarios complicados desde lo electoral, y el resto viendo cómo se acomodan.
En el oficialismo, por ejemplo, hay quienes ven posible un acercamiento en Córdoba con el sector que lidera De Loredo, algo que hasta hace poco tiempo parecía impensado. Hay quienes dicen que Milei estaría dispuesto. Eso incluiría también, claro está, al PRO de Mauricio Macri.
“Están en su mejor momento”, reconocen cerca de Milei. Después del acto de asunción al frente del PRO, Macri y el Presidente lograron reencauzar la relación, con un cambio que terminó dándole la razón al ingeniero: reducir las intervenciones del entorno.
El problema para los que buscan aliarse con Milei es que van a tener que entender que dentro convivirán posturas diversas. Así como en algunas provincias los gobernadores radicales saldrán a cerrar un acuerdo, también se escucha que los peronistas podrían seguir el mismo camino. Es la nueva grieta que viene moldeando la política argentina, donde el clivaje kirchnerismo/anti está empezando a desintegrarse pero se activa el de mileísmo y su anti. Una grieta donde los grandes partidos del siglo XX, el peronismo y el radicalismo, tienen mucho para perder.
*Para MDZ