El Plan Primavera de Toto Caputo

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Complicado por una inflación que se amesetó en torno al 4% mensual y por los costos de ese éxito relativo –el desplome del consumo y la recesión– Javier Mileiy Toto Caputo relanzaron su programa con medidas que podrían considerarse un pequeño Plan Primavera. Su foco excluyente es retomar la desinflación, pero también reactivar, algo asimismo clave para que las elecciones de 2025 ofrezcan augurios más confiables.

Como se dijo, el programa privilegiará más que nunca el objetivo de bajar la inflación, para lo cual el jefe del Palacio de Hacienda decidió no sentarse a esperar que surtan efecto las medidas de ajuste fiscal y monetario ya dispuestas, camino que había sugerido el también economista Manuel Adorni al declarar que, "para nosotros, la inflación es un tema que, desde lo técnico, está terminado".

Al contrario, con los dos focos mencionados en el tablero, la arriesgada política de atrasar el dólar sigue más firme que nunca, los aumentos tarifarios –y la consiguiente reducción de subsidios con criterio fiscalista– se dosifican y se comienza a bajar impuestos para abaratar las importaciones y darles cierto aire a algunos segmentos de la estropeada industria nacional. Además, se le han hecho retoques reglamentarios al blanqueo impositivo, a la vez que se avanza, lentamente pero sin pausa, en el camino dolarizador, destinado a remonetizar la economía con los billetes verdes guardados bajo los colchones de muchas familias. He ahí el módico Plan Primavera de Milei y Caputo.

Bajo el radar de la política, vuela Toto Caputo
El ruido político, que involucra a todos los partidos y alianzas, es atronador, pero bajo el radar que sólo parece captar ese fenómeno se configura una coyuntura económica de alto voltaje, hecha de decisiones arriesgadas. Básicamente, el peligro es el de un atraso cambiario que, más temprano o más tarde, derive en una nueva devaluación brusca, una segunda ronda de remarcaciones de precios, una demolición ulterior de los ingresos populares, más recesión y, de rebote, una bomba política. Como dijo el economista filomileísta Ricardo Arriazu: "La mayoría de los economistas cree que hay que devaluar. Yo creo que no y que, si devaluamos, chau, se acabó todo el programa, se acabó Milei, se acabó todo".
Dado que la inflación de agosto podría quedar apenas por debajo del 4%, el Gobierno apunta a que la de este mes se acerque más decididamente al 3% maldito, ese piso que cuesta tanto perforar.

Dicho piso es de hormigón duro y está dado por una inercia de muchos precios difícil de quebrar.

Las naftas y las tarifas de luz y gas, aunque se frene su recomposición para reducir los subsidios, se actualizan cuando menos en línea con la inflación. Asimismo, los salarios –atrasadísimos– empujan en paritarias que la Secretaría de Trabajo pisa de nuevo y la cuestión jubilatoria volverá al Congreso, con pronóstico reservado, tras el veto total del Presidente.

Javier Milei, Toto Caputo y el corazón del Círculo Rojo
El dólar planchado es una de las bases de la desinflación alla Caputo. Portfolio Personal Inversiones calculó que "se habrían utilizado alrededor de 107 millones de dólares para contener la brecha (cambiaria) en la última semana, un monto no observado desde las primeras cinco jornadas tras el anuncio de intervención del 13 de julio".

Eso acotó a 300 millones de dólares el saldo neto conseguido el mes pasado por el Banco Central en el mercado, algo a todas luces insuficiente cuando las reservas netas siguen en rojo, según fuentes del mercado, en alrededor de 7.000 millones de dólares, y en función del tamaño de lo que haría falta para darlas vuelta.

Si el Gobierno pisa, mediante una intervención tan activa, la cotización del dólar MEP –o bolsa–, es natural que el blue también se desinfle. Esto es así porque los compradores no asumen una brecha desmedida entre ambos y, a la hora de dolarizar excedentes, los vuelcan a la cotización más barata. Ese arbitraje, que tiende a acercar ambas puntas, resulta particularmente sencillo en momentos en que rige un blanqueo impositivo que, encima, hace posibles rulos que consisten en vender blue más arriba, hacerse de pesos para blanquear y recomprar MEP con ganancia.

Se insiste: la clave, entre otros factores –el propio blanqueo y cierta disipación de las hipótesis de megadevaluación en el corto plazo– está dada por esa intervención oficial.

Claro que esto tiene un costo, que inquieta al Círculo Rojo: la detención de la política de acumulación de reservas, exigencia del FMI y clave para que el país mejore su rating de riesgo y alguna vez pueda volver al mercado voluntario a refinanciar vencimientos.

Ese indicador también ha cedido en medio del reciente y por ahora breve rally de los activos nacionales, pero sigue siendo demasiado elevado para la necesidad de hacer rollover de un programa que deberá atender el año que viene pagos de deuda por unos 12.000 millones de dólares, dinero que hoy no está en el Banco Central.

El talón de Aquiles de Toto Caputo
De que haya reservas depende también que alguna vez pueda soltarse el cepo cambiario, algo que, según sugirió un gráfico mostrado en Estados Unidos por el vicepresidente del Banco Central, Vladimir Werning, no podría suceder, de acuerdo a las condiciones que pone el propio Gobierno, al menos hasta 2026.

La realidad se puede hacer tapa o se puede tapar, claro, y la autoridad monetaria decidió retocar ese cuadro… borrando las fechas que llaman al pesimismo.

Como eso no basta para dar confianza, sino todo lo contrario, el Tesoro dice avanzar en el giro al Bank of New York Mellon (BoNY) de más de 1.500 millones que se deben pagar, en concepto de intereses, por deuda pública que recién vence en enero. La demora respecto de lo prometido, atribuida a "problemas técnicos", ha metido cierto ruido, el que amainará cuando el dinero fluya. Después de eso, claro, recurrirá la pregunta de siempre: ¿de dónde sacará dólares el Gobierno para pagar los abultados compromisos del resto del año próximo?

De todo lo mencionado, surge que son dos las mantas cortas de la mileinomía. Una, la de la inflación, bajada en buena medida a fuerza del conocido y peligroso camino del dólar barato, y sus efectos negativos sobre las reservas del Banco Central. Dos, la de las medidas prorreactivación versus el dogma del déficit cero.

Ajuste, desinflación y reactivación: ¿caminos paralelos?
El equilibrio fiscal a rajatabla será ratificado en el proyecto de Presupuesto 2025 que el Gobierno enviará este mes al Congreso. Ese es, junto al mantenimiento del veto a la módica recomposición de las jubilaciones, lo que Milei buscó en su promocionada reunión con los jefes de los bloques propios y afines de la Cámara de Diputados.

Pocos hechos ejemplifican mejor los dos efectos de manta corta mencionados que la rebaja del impuesto PAIS, que regirá para las importaciones, pero no para los gastos de particulares con tarjeta en el exterior y para la compra de dólares oficiales.

El mismo pasará del 17,5% establecido al inicio de la actual gestión por el jefe de Estado, quien no cumplió su promesa de cortarse un brazo antes de subir impuestos, al 7,5% en que se lo había dejado Sergio Massa. Sus efectos, en tanto, serían, según cálculos del economista Fernando Marull, los de un recorte de 0,7 punto porcentual (pp) en la inflación a partir de este mes, una pérdida de recaudación de 0,4 pp –casi lo mismo que insumiría aliviar a los jubilados– y un incremento de las importaciones –más presión sobre las reservas– de 1.000 millones de dólares

Eso llevó a Caputo a afirmar que "en septiembre" se producirá "una baja de precios", algo que, mejor expresado, sería una reducción de su ritmo de aumento. Para el ministro, el IPC de este mes se acercaría al deseado 3%.

La reducción del impuesto PAIS presenta, todavía, otro costado del Plan Primavera: el intento de reactivar, ya no a partir de la mejora del consumo, sino del incentivo a la inversión en base a reducciones tributarias. La inversión, argumenta el oficialismo, comienza a remontar, aunque sea desde el tercer subsuelo.

El Gobierno vio, por fin, "brotes verdes" en las estadísticas de julio, lo que debe ser puesto en el contexto de que cualquier abismo, en algún momento, se detiene en el centro de la Tierra.

Si ya en julio las importaciones crecieron 14% –por primera vez en diez meses–, lo harían más, justamente, en base al abaratamiento del tipo de cambio oficial generado por la retracción del impuesto PAIS. Además, de acuerdo con la consultora Eco Go, el crédito para las empresas se expande al 10% mensual y, ya en agosto, las ventas de autos cero kilómetro rebotaron 4,8%.

Milei hablará este lunes en la Unión Industrial Argentina (UIA); se verá entonces si los ceos ven los mismos brotes verdes que él y si el Presidente empieza a escuchar los elogios que espera.

Mientras, los gestos a la inversión se multiplican.

La reglamentación del blanqueo impositivo se flexibilizó –aun más– para incluir inmuebles en construcción y meter en la bolsa bienes de "parientes a cargo". Asimismo, las importaciones de acero y aluminio deberían abaratarse por la eliminación de una serie de simplificaciones burocráticas, lo mismo que las compras de vehículos. Por último, Caputo anunció que VISA trabaja en la emisión de una tarjeta de débito bimonetaria que permitiría realizar pagos tanto en la moneda nacional como en la estadounidense. ¿Otro paso, limitado, hacia la dolarización endógena? Sí, pero, más en lo inmediato, un modo de tonificar el consumo, aunque sea en base al recurso ya confesado de que sea a costa de quemar ahorros familiares.

La mileinomía avanza y cruza los dedos para que sus flaquezas no queden expuestas antes de las elecciones de mitad de mandato.

¡Aguante, país, aguante!

CON INFORMACION DE LETRAP

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