El Gobierno se enfrenta a un duro camino para lograr que la inflación mensual empiece con 3

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No llegó a ser un mazazo, pero tampoco fue la noticia esperada. Y ahora todos los focos están puestos en lo que vaya a suceder en septiembre. La noticia de un alza de la inflación de 4,2% en agosto representó el golpe más duro para el gobierno de Javier Milei desde que asumió el 10 de diciembre del año pasado, justo en el capítulo en el que, sabe el jefe de Estado, que no habrá contemplaciones para medir el éxito o fracaso de su gestión.


Comprende el libertario, y acepta el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, que podrá esta gestión no tener datos brillantes en cuanto a la reducción de la pobreza y hasta subas no tan importantes en la economía real. Pero donde no podrá fallar en estos cuatro años, es en vencer la inflación. Esto es, que para el 2027 haya, sí o sí, un dígito anual en el IPC.


Los datos de agosto, aunque explicables, comprensibles y hasta normales para la situación, no van en ese sentido. Ya se sabe que Milei y su ministro de Economía esperaban un índice con un tres por delante. No pudo ser. 

Ahora las esperanzas están puestas en septiembre, donde hasta aquí las noticias son neutras. La primera semana del mes no fue halagüeña. Según las principales consultoras serias que miden la evolución de la inflación, y por impulso de cierta inestabilidad en los precios de algunos alimentos de variación inevitable por cuestiones estacionales, sumado a un nuevo incremento en los valores de los combustibles, llegó al 1,2%.


Este porcentaje proyectaba más de un 4% para el mes. ¡Danger! Sin embargo, todo parece haberse acomodado la semana pasada, con un alza total que no superaba el 0,5%. Nuevamente renació la esperanza en un menos de 4% final. Ahora habrá que jugarse el todo por el todo en la última quincena de septiembre, en la que al menos dos factores operarán en contra: la decisión de incrementar un 40% el pasaje de los trenes del AMBA y subas en algunos servicios como seguros.

Esto, además de un nuevo sacudón en las tarifas de servicios públicos. Tendrá que agradecer el tándem Milei- Caputo a Jorge Macri, y su decisión de asumir como propia, la quita de subsidios por parte de la Nación para los colectivos que circulan exclusivamente por la Ciudad de Buenos Aires. Sólo la quita de ese 22% del precio del boleto porteño, habría implicado un punto de inflación más en septiembre.

La situación es estudiada por la mayoría de las consultoras privadas. Es el caso de la Fundación Capital, que en su último informe trata con profundidad la evolución futura de la lucha contra la inflación y los problemas de competitividad de la evolución del IPC sobre la política cambiaria de mediano plazo.

El informe preparado por el equipo del economista Carlos Pérez, titulado “La desinflación se demora y se complica la deseada convergencia”, indica entre otros conceptos que “la persistencia de registros en el 4% mensual por cuarto mes consecutivo pone de manifiesto la dificultad de reducir la inercia inflacionaria y la dilación en cobrar los beneficios de la astringencia fiscal y monetaria”.

Los principales puntos del informe de la Fundación Capital son los siguientes: 

- La demora en la desinflación complejiza alcanzar la convergencia nominal de variables deseada por las autoridades. 

- Las autoridades mostraron habilidad para reducir rápidamente los registros desde el 25,5% de diciembre al 4,2% en mayo, pero la política económica no encontró la sintonía fina necesaria para romper esa barrera.

- El ancla fiscal es clave, pero el freno en el proceso de desinflación obliga a repensar la estrategia, dado que llevar las expectativas al 2% deseado parece requerir más que la baja del Impuesto PAIS (inflación break even en 3,7% mensual). Prevemos que se insista con las anclas fiscal, monetaria y cambiaria, manteniendo la brecha bajo control, y sumando el intento de matizar los reclamos salariales y cuotificar los aumentos de servicios regulados. 

- En definitiva, el contexto demanda recalibrar la sintonía fina para reanudar la baja de la inflación y explorar los caminos (RIGI, dólar blend, blanqueo, repo, FMI) que financien la transición hasta que la desregulación de la economía dé sus frutos.

- Prevemos que la ortodoxia monetaria y fiscal se mantendrá, el ancla cambiaria continuará y que las autoridades seguirán dispuestas a contener la brecha. Aún más, la magra evolución de la actividad económica limita la dinámica de los precios, a la vez que condiciona los reclamos salariales. En este sentido, las autoridades apuntan a lograr una moderación en las paritarias, mencionando que no se homologarán acuerdos por encima del 2% mensual en octubre y habiendo cerrado con el sector público una suba del sólo el 2% para septiembre y 1% para octubre.

- Nuestro escenario continúa apuntando a una desaceleración de la inflación en el último cuatrimestre, aunque más lenta, llegando al 3% mensual en diciembre. No obstante, este recorrido requiere una desaceleración importante en los precios de los servicios. Así, las autoridades buscarán balancear la corrección de tarifas con el objetivo fiscal, y alinear los precios de los demás servicios a una expectativa de inflación menor. 

- Incluso lográndose la convergencia al 2% mensual, ésta llevará más de tiempo. El resultado es una economía con un tipo de cambio real más limitado hacia delante. En efecto, el tipo de cambio real bilateral con Estados Unidos quedaría a fin de
año sólo un 11% por encima de aquel previo a la devaluación de diciembre de 2023, en un marco donde recomponer las reservas internacionales resulta clave. En definitiva, la demora en la convergencia de las variables complejiza alcanzar el escenario objetivo de las autoridades.

CON INFORMACION DE MDZOL.COM

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