La Plata. Una chica denunció que "pai umbanda" la abusó con la excusa de "curarla": "Me decía que si no me entregaba, me iba a morir"

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Una joven de 21 años, denunció en diálogo exclusivo con cronica.com.ar que fue abusada sexualmente por un hombre de 52, que dice ser “pai umbanda”, quien con la excusa de “curarla”, habría manoseado sus partes íntimas. 

Todavía en shock por los aberrantes hechos, Alexandra Gudinio, la denunciante, contó que lo que más le preocupa es que todas las veces que asistió, en la puerta de la casa de acusado había una fila de adolescentes “esperando que él las cure”. 

En paralelo, Gudinio indicó que realizó la correspondiente denuncia el lunes pasado en la DDI de La Plata, por los presuntos episodios de abuso sexual que habrían tenido lugar durante la semana pasada alrededor de las cinco de la tarde, en la vivienda del sospechoso situada entre 209 y 521, en el barrio Abasto, de la ciudad de La Plata. 

Más detalles del testimonio estremecedor de la víctima
Todo comenzó el miércoles pasado, cuando Alexandra acompañó a su mamá a la casa de un “brujo" que le había recomendado una pareja amiga, “para que le cure la enfermedad mental que tiene”. 

 
 “Yo la acompañé a la casa de él, y cuando estoy sentada el hombre me empieza a decir cosas sobre mi vida, me hablaba de problemas familiares, dolores, y pesadillas, entonces yo le creí, porque él acertaba con las cosas que me decía", relató Alexandra. 

Y siguió: "Entonces me tira las cartas,  y me dice que en tres semanas me iba a morir. Que iba a caer en cama y que no iba a durar tres meses”, pero acto seguido, le dijo que en medio de ese supuesto destino final que le esperaba, “él la podía ayudar” y que “no le iba a cobrar el trabajo". 

 “Me dice que para ayudarme solo le tenía que transferir 14 mil pesos para que él compre un gallo, y que de todo lo demás se iba a encargar él, que no me preocupara”, relató Alexandra. Según las palabras del presunto abusador, para salvarla “tenía que hacerle cinco baños”.

Al día siguiente, es decir, el último jueves, la citó en su casa, “para arrancar con el ritual y así salvarla". La mamá de Alexandra la acompañó a la vivienda del “pai” y el sujeto la hizo esperar en la cocina, mientras que a ella la llevó al baño. 

“Mientras él preparaba el agua con la que me iba a curar. Me dice que me sacara toda la ropa, hasta la ropa interior, y que no me preocupara porque no me iba a ver nadie nadie”, contó compungida la víctima. 

 Y expresó:“Ahí me dice que lo que baja en él, es lo que me iba a curar. Yo ya no estoy, me decía”. 

“Desde la pieza contigua hacía sonar una campana y entraba en el baño, me hacia sacarme la toalla y me tiraba el agua, me pasaba como una loción con perfume y me decía que era para que los hombres no me vieran como un pedazo de carne”, relató Alexandra que recordó que mientras le decía eso le habría manoseado los pechos y le untaba la loción. 

La joven estaba inmovilizada del miedo. 

 Luego, le dijo que se ponga la ropa, y le "tiró" las cartas. “Me dijo que todo iba bien, en el proceso de la felicidad, pero que tenía que sacar algo que tenía adentro mío. Me dijo que el mai de una prostituta se metía adentro mío, esto hacía que los hombres me vieran como carne”, relató Alexandra. Al otro día la citó y le dijo que cuando bajara el pai durante el ritual, ella le tenía que decir “sácame eso y hacéme lo que me tengas que hacer”.

Al otro día se volvió a repetir la misma secuencia. Su mamá la acompañó, el hombre le “tiró” las cartas y la hizo entrar al baño. 

“Entra al baño con un balde, me pasa el perfume por el cuerpo, tocándome mis pechos, agarra un aceite y me quiere meter los dedos abajo y le digo que no, me dice que me seque y me cambie, salgo y se sentó y me dijo que me fue mal, que me eché para atrás, me dice que si o si lo tenía que hacer, agarra una vela y me lleva  a la habitación, me dice que me baje los pantalones, y me pasa la vela por las piernas, y me hace dar vuelta, y me las pasa por atrás, me dice que no me de vuelta por nada del mundo, y yo me doy vuelta y lo miro y estaba respirando en mi cola”, contó la joven. 

Luego le dijo que se vista. Al día siguiente, sábado pasado, la hizo volver y nuevamente le “tiró” las cartas. 

“Me dijo que si o sí me tenía que sacar de adentro esa mai que era prostituta, y me insistía con eso”, relató. Una vez más la hizo entrar al baño, donde la habría embadurnado con el agua y la loción. Según recordó la víctima, le preguntó en portugués si quería ser feliz. 

“Me pasa la loción por las piernas, y me pide que abra los brazos y las piernas y que cierre los ojos, me dice que él se iba, que piense cosas lindas, y de repente siento que viene hacia mí, y mete sus dedos en mis partes, yo me lo quiero sacar, y me agarra de la cadera, seguía haciendo lo mismo, me quería besar los pechos y la boca, yo le decía que salga, quería que ponga mi pierna arriba del inodoro, para hacerme sexo oral, yo lo empujé y lo saco de encima, y se quedó parado frente a mi, respirando como excitado”, explicó la denunciante que se quedó en estado de shock, sin poder hablar. 

“Él me quería convencer, me decía que tenía miedo a ser feliz”, recordó Alexandra. Luego le dijo que vaya al baño, para ver como le "había cambiado su cuerpo". 

En ese momento, llegaron a la casa del hombre, otras dos chicas, una de ellas que habría sido menor de edad. “Para convencerme, me dice que ellas se habían entregado y que hoy gozaban de la felicidad”, relató la joven. Luego hizo salir a todos afuera. 

“Me tira las cartas y me dice que me salió todo mal, y para que los hombres no me vean como una prostituta, si o sí tenía que ir el domingo, porque si no me entregaba me iba a morir", contó Alexandra, sin embargo, el domingo no fue. 

No obstante, él la habría interceptado en un auto que conducía otro hombre, cuando ella salía de la casa de su madrina. “Me hizo señas para que suba pero yo me fui”. Al día siguiente hizo la denuncia que está en manos de la Justicia, además, la joven denunció que el presunto abusador hostiga a su mamá a quien se le aparece en la casa. Sin embargo, Alexandra remarcó que lo que más le preocupa es que "todas las veces que asistió, en la puerta de la casa de él, había una fila de adolescentes esperando que él las cure”. 

 

Fuente: Cronica

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