Javier Milei y sus múltiples facetas: Perón, faro mundial y con US$ 10.000 millones en la mira

POLÍTICA Gabriel Zilbat*
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 “Nos dio una clase de macroeconomía en tres minutos”. La carne jugosa ya había pasado por los platos de la Quinta de Olivos y Javier Milei se mostró abierto a charlar con cada uno de los diputados presentes en el asado que organizó para celebrar haber consolidado un núcleo duro que le garantizará tener un tercio de la Cámara baja que le permita evitar malos tragos. 

 Es el nuevo Milei que va aprendiendo a hacer política y parece disfrutarlo. “Se quedó hasta el final, yo lo comparaba con Macri, que en estos eventos parecía estar con ganas de irse rápido a ver Netflix”, chichanea un diputado del PRO. La interna no tiene fin y algunos aprovechan cada momento para profundizar diferencias y llevar agua para su molino.

 En lo personal, el asado sirvió para que muchos conozcan una faceta desconocida de Milei. Un presidente que muchos tildan como un “aparato” terminó mostrando una personalidad más “cálida”, bien de político tradicional. Los críticos ironizan con que está aprendiendo “de la casta”; sus defensores repiten que “es así, es una buena persona”.

 En lo político, el encuentro en la Quinta de Olivos sirvió para empezar a forjar el vínculo de un espacio que, de no mediar peleas, competirá en un frente electoral en 2025. Lo que no está claro aún es el cómo. En el asado, por ejemplo, estaban los tres diputados que responden al gobernador tucumano Osvaldo Jaldo y también el radical Mariano Campero o Paula Omodeo del partido Creo, quienes nunca terminarían unidos al peronismo local.

 La amplitud del espectro político que abarca Milei es lo que descoloca a muchos de sus potenciales aliados. Hay quienes en el espacio les gusta repetir que es parecido a Juan Domingo Perón, en el sentido de que encabeza un movimiento más que un partido político. El sábado 28 hará el acto formal de oficialización de La Libertad Avanza como partido nacional, aunque se descuenta que será un instrumento para después ir armando alianzas en cada distrito.

 En el PRO, y en la política en general, se da por descontado que esa alianza entre el macrismo y La Libertad Avanza competirá unida en las legislativas. El argumento es que el Gobierno va a necesitar esos votos, sean los que sean, para ganar las elecciones. Sobre todo en la provincia de Buenos Aires.

Pero en LLA empiezan a poner reparos. “Va a haber un tiempo límite para sellar los acuerdos, los que estén adentro, bien, los que no, quedarán afuera”, asegura un funcionario libertario. “Algunos se creen que nos van a poder extorsionar por lugares en las listas, cuando la verdad es que no los necesitamos”, se agrandan. Es cierto que el partido de Milei va a sumar diputados en cualquier escenario (no pone casi nada en juego para renovar), pero hay quienes arriesgan que ni siquiera es necesario que salgan primeros en PBA. Difícil que los mercados tomen bien cualquier resultado electoral que no sea triunfo de Milei. Harán falta más asados para cerrar los acuerdos.

Lo que más le gusta a Milei
Esta semana, sin embargo, Milei va a volver a lo que más le gusta: la tribuna internacional, donde siente que está siendo clave para cambiar el mundo. “Es un faro mundial”, lo suele endulzar Luis “Toto” Caputo.

Ahora viajó a Nueva York, donde el martes hablará ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. “Va a ser un discurso al estilo Davos”, anticipan en el Gobierno, en el sentido de que dirá sus verdades frente a líderes del mundo a los que probablemente acusará de seguir una agenda equivocada.

Es que en el plano internacional hay temas en los que los libertarios están decididos a dejar su impronta. Las estructuras que intentan romper en lo nacional, también se repiten (o incluso se exacerban) en el mundo. Agenda 2030, género, diversidad sexual, cambio climático, aborto, son algunos de los temas donde Milei y compañía están convencidos de que se avanzó con posiciones que gran parte del planeta acepta sin discutir. 

 Ya ha pasado, por ejemplo, que Cancillería rompió el silencio (como se dice técnicamente en la diplomacia cuando un país cuestiona un documento en elaboración). Fue el primero, y después una veintena de países entraron al debate. Mileiquiere lograr eso: desde una tribuna como la ONU poner en discusión conceptos que vienen estando de moda. 

Así como pasa en el plano local, también en el internacional el Presidente puede terminar siendo un líder que genere un quiebre en la historia o, si fracasa, quedar como un episodio extravagante de la historia.

Lo que más le cuesta a Milei
Cuando vuelva al país, el libertario se enfrentará de nuevo al terreno más dificultoso. Algunas encuestas, tibiamente, empiezan a dar cuenta de una merma en la imagen de la gestión presidencial. Algo que era esperable desde un arranque del ajuste económico y que se volvió motivo de estudio porque la imagen se mantenía inalterable. 

El veto a las jubilaciones y el inminente a la ley de financiamiento universitario, una inflación que todavía sigue alta, y una actividad económica a la que le cuesta tomar velocidad pueden ser algunos de los motivos del desgaste.

Incluso empiezan a surgir voces internas que plantean críticas al manejo comunicacional. “Hay temas que nos está costando instalar nuestra visión. Universidades o el tema de los medicamentos, por ejemplo. O todas las desregulaciones que se anuncian pero nos falta instalarlas más”, dice un libertario.

 El problema es que en LLA están más acostumbrados al contraataque. “Para nosotros no existe la defensa, es ataque, ataque, ataque”, grafica el libertario sobre como están acostumbrados a reaccionar cuando los presionan. Hay algo que repiten siempre los que están desde los primeros años con Milei: “A nosotros siempre nos menospreciaron y subestimaron, por eso aprendimos a hacernos oír a contracorriente”.

La excepción a la regla se vivió esta semana con las críticas del papa Francisco. Lo natural hubiera sido que le salten todos a la yugular (“ataque, ataque, ataque”) pero Milei hizo primar su nuevo vínculo con el pontífice. La esencia libertaria, sin embargo, quedó para algunos como Agustin Romo, quien lo calificó como “cipayo traidor”. O no le llegó el aviso o dejaron libres a algunos para que digan lo que hoy Milei no quiere decir.

Presupuesto no electoral 
Es en este contexto de tensión política tras la consolidación de los “87 héroes” el Gobierno debe salir a buscar votos para el Presupuesto. En la oposición están convencidos de que los libertarios deberán salir a negociar para conseguir los votos necesarios.

En el Gobierno no lo niegan, pero aseguran que no hay mucho margen de negociación con este nuevo método de confección del presupuesto considerando primero los ingresos después descontar intereses de la deuda y, con el saldo restante, definir las prioridades del gasto.

Esas prioridades son las que va a discutir la oposición, aunque tiene enfrente a un oficialismo convencido del rumbo, y de garantizar el equilibrio fiscal a lo que dé lugar. “Está claro que no es un presupuesto para un año electoral, si hiciéramos eso caeríamos en lo que siempre criticamos”, asegura un funcionario.

 Por otra parte, sectores de la oposición encaran el proceso sabiendo que tampoco tienen mucho margen para rechazarlo. Un Milei sin presupuesto (prorrogando el de 2023) contaría con mucha más discrecionalidad. Con algunos gestos de negociación se encaminarían a aprobarlo.

Conseguir el visto bueno del Congreso al Presupuesto 2025 sería otra señal positiva para los mercados, que vienen teniendo semanas de euforia. La brecha entre dólar oficial y paralelos achicándose, el riesgo país en torno a los 1.300 y bajando, el Banco Central comprando reservas en septiembre, el Merval tocando récords, los depósitos en dólares creciendo a todo ritmo gracias al blanqueo, son algunas de las noticias de las últimas horas.

Sin embargo, Milei sabe que todavía hay un punto débil: el cepo. En su clase de macroeconomía en tres minutos que daba en el asado a diversos interlocutores no se cansaba de destacar los logros de su gestión y su optimismo para lo que viene. Pero en el tintero dejó una salvedad: “Necesitamos 10 mil millones de dólares y salimos. Y no nos frena nadie”. En el mundo de los mercados y el establishment miran ansiosos ese momento. A lo Tom Cruise, en Jerry Maguire, se podrían poner a gritar: “Show me the money”.

*Para MDZ

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