“Hijos de puta. Me estuvieron amenazando y me insultaron”. La diputada del PRO Patricia Glize acababa de ingresar, llorando, al salón Eva Perón de la Legislatura porteña. Fue el jueves a la tarde en plena discusión por el Código Urbanístico (CUR), por el cual las tensiones llevaron a peleas abiertas entre Mauricio Macri y Patricia Bullrich, con acusaciones cruzadas, pero también a Karina Milei versus Jorge Macri.
Todo comenzó el miércoles cuando, por la noche, trascendió uno de los múltiples borradores que giraban por los pasillos parlamentarios. En él había un artículo, el 3.3.1.1., por el que se obligaba a los edificios de más de 25 unidades a tener una vivienda para el encargado. Fue un pedido, en comisión, del legislador Matías Barroetaveña, para que recupere más poder aún el gremio Suterh que conduce Víctor Santa María.
Justo ese borrador llevó a una pelea pública, poco frecuente. En el PRO aseguran que nunca estuvo contemplado ese artículo. Pero la filtración llevó a un duro tuit de la ministra de Seguridad que dijo: “no se aceptan pactos corporativos”.
El ex presidente le respondió también por Twitter: “Lamento que la ministra Bullrich manipule la verdad y hable de pactos inexistentes, faltándole el respeto al jefe de Gobierno. El proyecto no incluye la obligación de destinar metros cuadrados para viviendas de los encargados. Podemos discrepar, pero no es aceptable mentir”.
La ministra insistió: “Lamento que el expresidente encubra pactos espurios. Una cosa es discrepar, otra es querer meter por la ventana regulaciones que van en contra de la libertad de quien emprende. Yo no miento, solo revelo lo que pasó”.
Para la votación la propia ministra de Seguridad llamó a Glize para que no acompañe el proyecto de Jorge Macri. Su colega de banca, Juan Pablo Arenaza, fue más allá y le hizo alusiones a su desobediencia (ingresó por el bullrichismo) y a una particular situación hace meses con un fumigador que quedará en la historia parlamentaria.
Por su lado, la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, le hizo llegar su voluntad de no acompañar a Rebecca Fleitas, la legisladora libertaria que hoy está en el bloque que conduce Ramiro Marra, quien apoyó el CUR. Fleitas desconoce la bancada que conduce Pilar Ramírez, la referente porteña de Karina. Ramírez y los legisladores “karinistas” votaron en contra del CUR. Fleitas votó, visiblemente afectada, a favor.
Esa noche del miércoles, cuando el rumor se había diseminado, Graciela Ocaña le avisó al PRO que no iba a acompañar. Por la mañana lo llamó al expresidente y le contó sobre ese artículo. En esas horas la “hormiguita” comenzó a dar notas y a revelar qué podía pasar si ese borrador se transformaba en ley. El expresidente le respondió que el artículo Suterh no estaba. Pero Ocaña no se quedó quieta: cuando se intentaba conseguir el quórum el jueves empezó a solicitar el dictamen de comisión para verificar el contenido. El vicepresidente de la Legislatura, Matías López (de Diego Santilli), la llamó a su oficina con la legisladora Sol Méndez, también de Confianza Pública. Le explicó que ese artículo no estaba, y que por ello el PJ no acompañaría. La charla terminó mal y Ocaña se tuvo que ir de la oficina intempestivamente y enemistada con el vicepresidente de “la casa”.
Tras una noche agitada, Nieto cerró: “No estamos acostumbrados a los aprietes”. Con todo el CUR salió aprobado por 32 votos afirmativos, seis negativos y 18 abstenciones (del PJ y de los bullrichistas). El apoyo de la UCR, la CC y el bloque de Marra (LLA) salvaron la iniciativa.
Al final del debate en el recinto, el legislador larretista Claudio Romero escuchó una crítica de Nieto al exjefe de Gobierno y casi vota en contra. Dejó esperando a todos y no apretaba el botón verde. Lo hizo tras los gritos desesperados de sus compañeros de bloque.
* Para www.perfil.com