El futuro en punto muerto del peronismo

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La semana política que se inicia será intensa, pero el punto fuerte de la agenda pasará por el futuro de Cristina Fernández de Kirchner: la nueva presidenta del PJ enfrentaría este miércoles la confirmación en Casación de la sentencia de primera instancia en la causa "Vialidad".

La Nación La Nación anticipa con lujo de detalles ese fallo, que, de concretarse, implicaría una condena a seis años de prisión por direccionamiento de la obra pública y la inhabilitación a perpetuidad para ejercer cargos públicos. La sentencia no quedará firme y seguirá en la Corte Suprema por el camino que habilite el tribunal de alzada: apelación o queja. En otras palabras, CFK no irá presa –de hecho, eso no ocurrirá en ningún caso por tener ya 71 años– y mantendrá provisionalmente su elegibilidad, pero la decisión la dejará como rehén permanente del alto tribunal y supondrá un hito en el debate político.
 
Cuando eso ocurra, tal vez la política deje de fingir demencia y asuma que el país ingresará en un escenario político totalmente diferente.


Debate cantado en el Congreso
Cuando se pronuncie Casación, puede esperarse que arrecien las presiones en los sectores políticos más antikirchneristas para que el Congreso le dé tratamiento al proyecto de ley de "ficha limpia", que establece la inelegibilidad de personas condenadas por delitos de corrupción en segunda instancia.
La ficha limpia ya tiene dictamen de comisión en la Cámara de Diputados y está en condiciones de ser tratada ni bien el cuerpo la introduzca en su agenda.

Para el oficialismo, darle la estocada final a CFK es tan tentador como mantenerla en un limbo funcional a una polarización de mutua conveniencia, pero el Círculo Rojo le recuerda al Presidente que este último curso de acción le salió muy mal a Mauricio Macri, cuyo gobierno entró en crisis en 2018 y terminó cediéndole el poder a una fórmula integrada por Cristina, gancho descollante entonces en la taquilla electoral.

De hecho, el escenario más temido por el grueso del poder real del país y el del que, desde el exterior, se interesa por los asuntos argentinos es el de una victoria peronista en la provincia de Buenos Aires que sea presagio de un posible retorno del "populismo" en 2027. Como si el de Javier Milei no fuera tal cosa, encima tan antirrepublicano…

Avanzar, además, le daría a Milei dos incentivos extras.

Por un lado, exponer todo el tiempo que cualquier avance de la exmandataria hacia una candidatura en las elecciones de mitad de mandato implicaría un intento de obtener fueros para escapar a la acción de la Justicia. ¿Cuánto podría dañar eso la campaña del principal sector de la oposición?

Por el otro, a partir del inicio de sesiones ordinarias en marzo próximo, introducir un elemento de discordia en una oposición legislativa que encuentra motivos de unidad cuando se trata de frenar algunos avances del Gobierno, pero que se dividiría fatalmente si se tratara el futuro de la mencionada.

En efecto, el radicalismo violeta y la Coalición Cívica no dudarían en votar el proyecto y probablemente tampoco el pichettismo y hasta el radicalismo más crítico del Gobierno.

La "ficha limpia", en el horizonte
Puede decirse mucho sobre la ficha limpia, una mala idea que, por caso, en Brasil dislocó el normal funcionamiento de la vida política y electoral al proscribir a Luiz Inácio Lula da Silva en 2018 para que, años más tarde, el Supremo Tribunal Federal (STF) determinara que sus condenas habían sido impropias por violar las garantías del debido proceso.

Para media biblioteca de especialistas, la ficha limpia es un mal sucedáneo de una Justicia imparcial y veloz, a la vez que ignora el principio de presunción de inocencia al establecer sanciones previas a una condena firme. Al hacerlo, además, no sólo conculca el derecho de quien se ofrece como candidato, sino de los ciudadanos que desean elegir a esa persona.

Sin embargo, la realidad puede ser caprichosa. ¿Qué chances habría de que una Corte Suprema que desde el 29 de diciembre quedará integrada sólo por Carlos Rosenkrantz, Horacio Rosatti y Ricardo Lorenzetti declare inconstitucional esa eventual ley? ¿Cambiaría el panorama la llegada al tribunal de Ariel Lijo y de Manuel García-Mansilla, a esta altura supeditada a la posibilidad de que Milei decida aprovechar el receso estival para designarlos en comisión por decreto simple?

Tal cosa, hay que insistir, supondría una violación grave de la vida democrática.

Los sinuosos caminos de la Segunda Renovación
Si la condena por "Vialidad" quedara firme o si la ficha limpia avanzara, ¿sería capaz, la expresidenta, de impulsar una Segunda Renovación del peronismo? Eso no parece seguro, porque implicaría la hazaña de la voluntad –difícil para cualquier persona– de aggiornar sus propios pensamiento y legado.

Las polémicas que implicó su salto a la conducción formal del peronismo, el desafío de patas cortas de Ricardo Quintela, el silencio de Axel Kicillof, los tiroteos entre La Cámpora y el resto del mundo peronista y, sobre todo, el clamor que no fue dan cuenta de una capacidad de tracción menguada.

Eso tendrá una demostración palpable este mismo miércoles, cuando la previsible ratificación de su condena encuentre una módica expresión militante frente a los tribunales de Comodoro Py. Ya nadie canta "si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar".

Más allá de lo anterior,los bolsones de contestación a su liderazgo son más perceptibles en la dirigencia que en las encuestas, que la siguen posicionando como la figura opositora más nítida y de mejor ránking.

Mientras la posible proscripción hace su camino y La Jefa multiplica su activismo con probable destino electoral el año próximo, lo que no cambia es la remanida cuestión de su control de un núcleo duro cercano al 30%, su techo bajo y la definición albertista de que "sin Cristina no se puede y con Cristina sola no alcanza".

Las últimas encuestas sobre el voto potencial al peronismo del futuro ratifican esa presunción.

La teoría indica que la heterogeneidad de los sectores sociales dañados por la mileinomía llama a la construcción de una coalición política de muy amplia base y de salvación democrática, inevitablemente centrista por promedio. Sin embargo, en la práctica parece inevitable, como como dice Gabriela Pepe en Letra P, que la política nacional se siga dirimiendo entre polos, y que el centro siga constituyendo un no lugar.

Mientras Kicillof decide sacarle el cuerpo a controversias prematuras y se concentra en la gestión –lo que, al final, definirá si puede ser un presidenciable–, la Segunda Renovación del peronismo permanece como un proyecto en veremos.

El futuro aún debe esperar.

CON INFORMACION DE LETRA P.

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