El Papa que fue una revolución

MUNDO Sebastián Fest*
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Francisco, que ha muerto este lunes en el Vaticano, fue ya una enorme revolución en sí mismo, y sin necesidad de mover un dedo. Por el mero hecho de ser. Jorge Bergoglio, el primer Papa argentino de la historia, el primer latinoamericano, el primer no europeo desde el año 754 d.C. ¿Cómo definir su llegada al trono de San Pedro, por el que pasaron 265 Papas, más de 200 de ellos italianos? Una revolución. No hay otra palabra.

Durante el Pontificado que inició el 13 de marzo de 2013 se vio a un Papa obsesionado con que la Iglesia no se sometiera al poder político, pero sobre todo convencido de que su deber era servir a los pobres.

 
Es lo que le pidió aquel día de marzo el cardenal brasileño Claudio Hummes mientras lo abrazaba segundos después de escuchar ambos que el nuevo Papa llegaba desde el fin del mundo: "No te olvides de los pobres".

Francisco no se olvidó, hasta tal punto que una de sus primeras actividades como Papa fue lavarle los pies a un grupo de presos y situarse él mismo como un "Papa pobre". Renunció a los lujosos apartamentos pontificios del Vaticano y vivió todo su Papado en una habitación de 40 metros cuadrados en la residencia de Santa Marta dentro de los muros del Vaticano. "Una Iglesia pobre y para los pobres", decía, en inevitable contradicción con el lujo que hay en la pequeña ciudad estado desde la que se gobierna a los 1.360 millones de católicos que se calcula que hay en el mundo.

"Fue la única persona que conocí cuyo trabajo es estar al servicio de los demás el cien por ciento de su tiempo", dijo a EL MUNDO la argentina Florencia Cambariere, editora de varios libros publicados por el Papa, tiempo antes de que muriera.

"Y lo más increíble aún, al servicio sobre todo de los que no conoce. Siempre recibe a todos, no importa si está de acuerdo con ellos o no. Así era Bergoglio y así es Francisco. Por mi trabajo conozco personas destacadas en distintos ámbitos todo el tiempo, pero nadie generó un impacto tan fuerte y positivo en mí como Jorge Bergoglio el día en que lo conocí. Y ese impacto no deja de crecer".

Ese impacto se frenó: Francisco, nacido el 17 de diciembre de 1936 en el barrio de Flores, en Buenos Aires, murió este lunes 21 de abril.

Bergoglio era profundamente argentino, entendiendo la "argentinidad" clásica como una conjunción de calidez, verborragia, informalidad, pasión por el fútbol, frases ingeniosas, profundidad, superficialidad, contradicciones y riesgo. Todo aquello que aborrecen los poderes permanentes en el Vaticano, todo aquello que al ala más conservadora de la Iglesia le generaba rechazo, espanto y cierta burla. Francisco no era como ellos.

Arminda Aragón, amiga suya en los años de juventud en el barrio de Flores, en el que el joven Jorge jugaba al fútbol en las calles, tenía bien presente en aquel 2013 el recuerdo del joven que se convirtió en Papa: "Era un muchachito simple, tenía una expresión muy linda de paz, de alegría".

El Jorge adolescente tenía 12 años cuando le dijo a una chica de su edad, Amalia, una frase que le quedó grabada: "Si no me caso con vos, me hago cura". Tomó ese camino nueve años más tarde, con 21, cuando decidió abrazar la vocación religiosa.

Durante todo su Pontificado se lo señaló como un "Papa peronista", pero en sus años finales negó haber sido afín a ese movimiento indefinido creado en los años 40 en Argentina por Juan Perón.

"Nunca estuve afiliado al partido peronista, ni siquiera fui militante o simpatizante del peronismo", asegura en 'El Pastor', un libro de los periodistas Francesca Ambrogetti y Sergio Rubín. "Pero en la hipótesis de tener una concepción peronista de la política, ¿qué tendría de malo?", añadió.

Una vez más, la ambigüedad, una de las grandes características de Bergoglio y de Francisco, que en ocasiones hacía gala de un espíritu joven y revolucionario ("¡hagan lío!", le decía a los jóvenes), pero en otras mostraba ramalazos fuertemente conservadores: al fin y al cabo era un sacerdote católico nacido casi un siglo atrás.

La salud fue una cuestión recurrente a lo largo de su Papado. Durante buena parte de 2022 se lo vio en silla de ruedas, debido a un dolor crónico en una de sus rodillas, y también fue sometido a una operación de colón -se le extirparon 33 centímetros de intestino- y de cataratas, entre otras. Recibía fisioterapia cada dos semanas, le analizaban la sangre y la orina y lo estudiaban para desentrañar la razón de su sobrepeso.

"'Antes que operarme, ¡renuncio!'", bromeó el Papa en más de una ocasión. Un Papa de carne y hueso que admitió que décadas antes había recurrido a la psiquiatría para encontrar un balance en su vida.

Salud mental
"El tratamiento con la psiquiatra me ayudó además a ubicarme y a aprender a manejar mi ansiedad y evitar el apresuramiento a la hora de tomar decisiones. El proceso de toma de decisiones es siempre complejo. Y los consejos y observaciones que ella me dio fueron muy útiles".

La revelación fue hecha al periodista argentino Nelson Castro en un libro, 'La salud de los Papas', en el que Francisco incidió en algo que en los primeros compases de su Pontificado fue un problema para él: la relación con la dictadura militar argentina (1976-1983).

"Nunca me psicoanalicé. Siendo provincial de los jesuitas, en los terribles días de la dictadura, en los cuales me tocó llevar gente escondida para sacarla del país y salvar así sus vidas, tuve que manejar situaciones a las que no sabía cómo encarar. Fui a ver entonces a una señora -una gran mujer- que me había ayudado en la lectura de algunos tests psicológicos de los novicios. Entonces, durante seis meses, la consulté una vez por semana".

"A lo largo de esos seis meses me ayudó a ubicarme en cuanto a la forma de manejar los miedos de aquel tiempo. Imagínese usted lo que era llevar una persona oculta en el auto -solo cubierta por una frazada- y pasar tres controles militares en la zona de (el regimiento militar de) Campo de Mayo. La tensión que se generaba era enorme".

Cuando Bergoglio fue hecho Papa, Argentina era presidida por Cristina Fernández de Kirchner, que detestaba al entonces arzobispo de Buenos Aires. Desde la usina kirchnerista surgieron, en especial en redes sociales, falsas historias acerca de Bergoglio como "entregador" de opositores a la dictadura.

Una década después, Bergoglio el devolvió el cumplido a la ex presidenta: "Algunos en el gobierno querían 'cortarme la cabeza'", dijo Francisco en un diálogo difundido en mayo de 2023 por la revista cultural 'La Civiltà Cattolica', fundada en 1850.

Bergoglio era visto como un enemigo por la Casa Rosada. El religioso criticaba el crecimiento del narcotráfico y de la corrupción, así como la ley de matrimonio homosexual y el impulso al aborto libre.

"Vuelos de la muerte"
En 2010, Bergoglio debió declarar como testigo en el juicio a 18 militares de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) por los llamados "vuelos de la muerte", que consistían en arrojar desde aviones a personas aún vivas a las aguas del río de la Plata o del mar. Bergoglio era acusado de haber delatado a dos curas jesuitas que trabajaban en barrios populares y simpatizaban con la guerrilla Montonera. Ferenc Jálics y Orlando Yorio fueron detenidos y torturados.

"Jálics fue mi padre espiritual y mi confesor durante los primeros dos años de teología", recordó el Papa. "En el barrio en que trabajaba había una célula guerrillera. Pero los dos jesuitas no tenían nada que ver con ellos: eran pastores, no políticos. Pero fueron hechos prisioneros, siendo inocentes. No encontraron nada con que acusarlos, pero tuvieron que cumplir nueve meses de cárcel, sufriendo amenazas y torturas. Luego fueron liberados, pero estas cosas dejan heridas profundas. Jálics vino a verme inmediatamente, y charlamos. Yo le aconsejé ir a ver a su madre a Estados Unidos".

Según Bergoglio, los KIrchner aprovecharon aquella historia. "Sacaron a relucir no tanto este asunto de Jálics, sino que pusieron en duda todo mi modo de actuar durante la dictadura. Entonces, me llamaron a juicio. Me dieron la posibilidad de elegir el lugar en el cual realizar el interrogatorio. Elegí hacerlo en el episcopado. Duró cuatro horas y 10 minutos. Uno de los jueces insistía mucho en mi modo de comportarme. Yo siempre respondí con la verdad. Pero, para mí, la única pregunta seria y bien fundada, fue la del abogado que pertenecía al Partido Comunista. Y gracias a esa pregunta las cosas se aclararon. Al final, se comprobó mi inocencia. Pero en ese juicio no se habló casi nada de Jálics, sino de otros casos de personas que habían pedido ayuda".

Francisco se esforzó por limitar el poder del ala conservadora de la Iglesia, y en los inicios de su Pontificado sorprendió con su postura acerca de los homosexuales. En el vuelo de regreso de un viaje a Brasil, lanzó una frase que hizo temblar a muchos en el Vaticano: "Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?".

No pudo, sin embargo, avanzar mucho más allá. En 2022, durante una entrevista con la agencia estadounidense Associated Press (AP), dijo que las leyes que penalizan la homosexualidad son "injustas", porque "ser homosexual no es un delito", pero sí "un pecado".

Tres días después, el propio Papa debió aclarar sus palabras, que generaron críticas y confusión: "Me referí simplemente a la enseñanza de la moral católica, que dice que cada acto sexual fuera del matrimonio es pecado".

Tampoco pudo dar pasos audaces en cuanto al rol de la mujer en la Iglesia católica, donde siguen limitadas a tareas de apoyo a los hombres. Sólo los hombres pueden ejercer el sacerdocio y acceder a los cargos eclesiásticos, sólo ellos pueden impartir los sacramentos. En 2021, mediante un documento pontificio, Francisco permitió a las mujeres acceder al altar para leer en misa y apoyar al sacerdote o diácono en diversas actividades.

Murió sin concretar su deseo de visitar China, tras un Papado en el que sus intervenciones en temas políticos terminaron siendo desafortunadas más de una vez: Bergoglio apostaba por la informalidad y por ser su propio portavoz. Eso le daba un aura de cercanía y humanidad, pero llevaba a un terreno desconocido y perturbador a la minuciosa diplomacia vaticana.

Francisco se fue de boca alguna vez hablando de Kirill, el patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, en los inicios de la guerra de Ucrania desatada por la invasión de Rusia al país vecino en febrero de 2022.
"Tuve una conversación de 40 minutos con el Patriarca Kirill. En la primera parte me leyó una declaración en la que daba razones para justificar la guerra (en Ucrania). Cuando terminó, intervine y le dije: 'Hermano, no somos clérigos del Estado, somos pastores del pueblo'".

Esas declaraciones arruinaron una apuesta en la que el propio Francisco había puesto un gran esfuerzo: relanzar los vínculos entre dos Iglesias cuyos máximos representantes no se reunían desde el año 1054. Francisco y Kirill cambiaron esa historia al verse en La Habana en 2016. Seis años más tarde, el jefe de la Iglesia católica habló de más y el segundo encuentro entre ambos, que debía ser en Jerusalén, se suspendió.

En las primeras horas de la guerra en Ucrania, Francisco visitó la embajada rusa en el Vaticano para mostrar su "preocupación". Le llovieron críticas en las semanas posteriores por lo que se entendió como una postura demasiado comprensiva con Moscú y crítica con la OTAN. Bergoglio reaccionaría explicando que lo suyo es conmoverse con lo más llano.

"Unos pocos años atrás se conmemoró el desembarco de Normandía. Y muchos jefes de Estado y de Gobierno celebraron la victoria. Nadie se acordó de las decenas de miles de jóvenes que murieron en la playa en aquella ocasión. Cuando fui a (el cementerio italiano de) Redipuglia en 2014 para el centenario de la Guerra Mundial -les haré una confidencia personal-, lloré cuando vi la edad de los soldados caídos".

Consciente de que su papado no sería demasiado extenso, debido a razones de edad, Bergoglio se obsesionó con que los mecanismos de reformas que puso en marcha "fueran efectivos", dijo a EL MUNDO Ambrogetti, autora de una de sus biografías.

"Me refiero a todo lo que hizo para garantizar la transparencia de las finanzas del Vaticano, y también para luchar contra los abusos sexuales. Él nos dijo que era consciente de que iba a ser imposible que nunca ocurriera nada, pero que confiaba en que estos mecanismo permitan detectar y combatir esa plaga que tanto le preocupa".

"Hizo una iglesia más universal. La composición del colegio de cardenales cambió mucho desde que está él, leía una estadística en la que se dice que la mitad del colegio provienen de países que antes de que él llegara no tenía representación, el amplio las fronteras del colegio cardenalicio", añadió Ambrogetti, que mantuvo varias conversaciones, extensas y profundas, con el argentino que por más de una década fue el representante de Dios en la Tierra.

Éste fue uno de los diálogos, ya en el tramo final del papado, que refleja con bastante fidelidad quién era Bergoglio, quién era Francisco.

- ¿Es usted feliz?

- ¡Sí, me siento un hombre feliz!

- ¿Sí, por qué?

- ¡Me siento joven!

Pero no lo suficientemente joven como para volver a pisar su país. Bergoglio se fue en 2013 de Argentina, y la enorme tensión política allí lo disuadió de volver en los años posteriores. Tenía previsto hacerlo en 2024, una vez superadas las elecciones presidenciales de 2023.

Nunca regresó a su tierra.

*Para El Mundo

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