Cristina Kirchner, la única sobreviviente, Mauricio Macri en la casa de todos y la endemoniada deuda

POLÍTICA Ignacio Zuleta
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Deuda y Corte, campañas para minorías 

El Gobierno amaga en estas horas abrir otra tronera para montar artillería contra la oposición en el Congreso. Aprovechará el dictamen de rechazo de la cuenta de inversión de Mauricio Macri para el año 2018, para abrir otra ventanilla de escarnio a Juntos por el Cambio por la deuda ese año con el FMI.

La presidencia de la cámara avisó a los bloques que una de la primeras comisiones que pondrá en funcionamiento apenas comience el año legislativo en marzo, será la bicameral revisora de cuentas que preside el cristinista Mariano Recalde. Es la comisión que gerencia la Auditoría General de la Nación y que debe aprobar o rechazar el gasto público a ejercicio vencido.

En la sesión de la AGN de la semana anterior, la mayoría peronista de ese organismo rechazó la ejecución de cuentas de la presidencia Macri en 2018 por haber tomado la deuda con el FMI. Como en los matrimonios reincidentes, es una apuesta a la esperanza por sobre la experiencia. En 2021, el peronismo apostó a la eficacia de confrontar con Juntos por el Cambio acusándolo de ese endeudamiento, y perdió las elecciones por amplia diferencia. Tampoco ha conmovido a las multitudes con los ataques a la justicia.

Nadie ha revisado si es prudente apostar de nuevo a agitar una bandera que no impacta en las mayorías. Sí en las minorías propias. Es motivo del cisma interno que divide a las tribus del Frente de Todos. Cristina de Kirchner ha condenado aquel acuerdo, y el que negociaron los ministros de Alberto Fernández, Martín Guzmán y Sergio Massa -cree que es un acuerdo ruinoso y que llevará la derrota del FdT este año-. Motivó, además la renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque de diputados.

Esa división es profunda, pero no amenaza con quebrar al electorado del oficialismo como lo hizo la disidencia massista entre 2009 y 2019. Se manifiesta hasta en fruslerías como el llamado para esta semana a una “mesa política” del PJ, para mostrar a Alberto en el centro de la foto. Alberto preside el partido, pero la contratación de las vallas para proteger la sede de la calle Matheu estaba, en la semana que pasó, a cargo de la presidencia de la Nación, a través de la oficina de Juan Manuel Olmos, vicejefe de gabinete.

El público de JxC, en cambio, no tiene reproches a sus dirigentes en material institucional ni de salud económica. Pese a las campañas anti-Corte y anti FMI, la oposición ha crecido en votos.

Los pactos perdidos

El rechazo de la cuenta de inversión de 2018 busca exhibir a un Macri endeudador, pese a que los técnicos de la AGN no le reprocharon nada grave en el manejo de los fondos presupuestados. La confianza en la herramienta de la demonización del endeudamiento es tan fuerte en el oficialismo, que lo ha llevado a quebrar un pacto no escrito, que consistía en que la bicameral aprobaría las cuentas de inversión pendientes de Cristina de Kirchner, y la oposición lograría la de las cuentas de Macri.

Cuando uno de los vicarios del acuerdo entre Miguel Pichetto y José Mayans pidió su cumplimiento, el senador formoseño y jefe de uno de los bloques cristinistas, respondió: "No voy a respetar un acuerdo cerrado con alguien que se fue con ustedes".

Las cuentas en orden, pero la deuda...

La mayoría del colegio de auditores rechazó la aprobación de ese año, cuando los técnicos de la Auditoría General de la Nación, en la minuta de gastos y recursos, imponía una aprobación del 90% de lo actuado. El voto en minoría de Jesús Rodríguez, Miguel Pichetto y Alejandro Nieva, sostiene que con relación a la rendición de cuentas "corresponde aprobar la Cuenta de Inversión ejercicio fiscal 2018, cuyo dictamen es favorable con salvedades tanto en lo referido a los registros contables y presupuestarios, como así también al cumplimiento de la normativa vigente. Dicho voto y los informes que lo sustentan fueron elaborados y suscriptos por las áreas sustantivas de la Gerencia de Control de Cuenta de Inversión de la AGN".

Pero la bancada peronista de la Auditoría General de la Nación impuso el rechazo, por haber tomado ese año el gobierno de Macri un préstamo del FMI. El reproche fue que no se dio intervención oportuna al Congreso, como si el FMI no se hubiera ocupado de revisar la legalidad del compromiso.

El informe de la oposición dice que "la evidencia concluyente y definitiva a favor de la legalidad observada en el proceso de aprobación del préstamo Stand-by, la constituye la aprobación del nuevo acuerdo de facilidades extendidas por parte del Congreso de la Nación en 2022. Esto, teniendo en cuenta que el objeto principal de dicho acuerdo fue hacer frente a los vencimientos del Stand-by, expresando el principio de continuidad del Estado y dando validez a lo actuado durante 2018".

Hoy un juramento, mañana una traición

Estos lodos tienen su origen en las polvorientas relaciones del macrismo con Massa en el primer tramo del gobierno de Mauricio. Aquel oficialismo le dio una banca de auditor a un representante de Massa, que, cuando viró la perinola hacia la reunificación del peronismo, pasó a integrar la bancada oficialista. La razón de ser de la AGN es que sea presidida por un representante de la oposición.

Hoy se cumple esa cláusula, pero en la bancada oficialista hay un auditor que entró como oficialismo del gobierno Macri y ahora es oficialismo del gobierno de los Fernández. Se trata de Gabriel Mihura Estrada, que hasta ingresar en la AGN era uno de los apoderados partidarios del Frente Renovador. Hoy la oposición lamenta la ligereza de aquel acuerdo Macri-Massa, que nació del viaje a Davos en enero de 2016 y del cual fue víctima, además, María Eugenia Vidal, que cogobernó con el massismo hasta que se terminó el amor, y perdió las elecciones. Fue una decisión imprudente, porque puso demasiada confianza en los amores de estudiante que cantó el vals de Le Pera. Había razones de Estado, pero también sinrazones atribuibles a los protagonistas.

Cuando un senador macrista lo interesó a Macri, mientras gobernaba, en la necesidad de negociar la aprobación de las cuentas de inversión, preguntó: ¿Qué es la cuenta de inversión? La misma simpleza mostró con cuestiones judiciales. Cuando un dirigente fue a reclamarle el apoyo para ingresar al Consejo de la Magistratura, preguntó: ¿Me pueden decir qué diablos hay en el Consejo de la Magistratura que todos quieren estar ahí? Por esas trivialidades de antaño este gobierno tiene mayoría en el órgano que debe controlarlo.

Es un clásico de las democracias no liberales, que juegan a reglamento: el regulado lo primero que hace es capturar al regulador que debe controlarlo. El peronismo confirmó que su plan de campaña es atacar al gobierno que terminó en 2019, con el objetivo de que el público no se tiente y lo vote como en 2021. Es más sencillo eso que coordinar a las tribus que integran el FdT, que basculan entre las eternas fantasías revolucionarias de Cristina y Kicillof y la ortodoxia de la derecha económica que encarna Sergio Massa.

Cristina, sobreviviente del último juicio a la Corte

La tronera de la bicameral hará disparos de artificio junto a la que el oficialismo tiene habilitada para el juicio a la Corte. Esta semana este escenario reabre funciones después de 20 años de receso. La última vez que se trabajó en faenas de este tipo fue para enjuiciar a los supremos que habían integrado el tribunal que nació de la reforma constitucional, comprometidos con la era menemista, y a quienes hizo caducar la entente Duhalde-Kirchner en 2002 y 2023.

El paso de los años ha borrado de la memoria legislativa, y ya no queda casi nadie de aquel tiempo que tenga experiencia en juicios políticos. La única supérstite es Cristina de Kirchner, agente activa en aquella asonada contra los ministros que integraban la Corte, y que habían sido designados con el acuerdo del Senado que respondía al Menem gobernante. El empujón que emprendió Kirchner, entiéndase, tenía como propósito doblegar a aquel Senado, forzándolo al perjurio de voltear a los mismos jueces que ellos habían designado. El llamado kichnerismo es una tribu del peronismo construida mediante el método de quebrar adversarios y traerlos a la propia causa. Un traidor vale más en esos elencos que un paladar negro –lo prueban los Albertos y los Massa-.

Un ejército de paleontología legislativa

De los protagonistas de aquellos juicios, no queda nadie además de Cristina, que habrá que ver si se acuerda de algo. "Del salón en el ángulo oscuro, /de su dueña tal vez olvidada, /silenciosa y cubierta de polvo, / veíase el arpa", diría la rima de Bécquer de la oxidada herramienta de la vicepresidenta, gerenta de este empujón.

Busca, hasta que se demuestre lo contrario, atacar a la oposición para identificarla con un organismo dividido y debilitado como es la Corte. Pero también pretende deslegitimar decisiones de la Corte, de interés público -coparticipación, Consejo de la Magistratura– así como las de interés privado de ella misma, empapelada por el código penal.

Reconstruir lo que es un juicio político requiere hoy un ejercicio de paleontología legislativa. El presidente de la Comisión de Juicio Político de aquellos años era Sergio Acevedo, hoy alejado del cristinismo y aliado del peronista Claudio Vidal, y dedicado a la docencia y a su profesión de abogado. Se preguntan hoy los protagonistas si es un juicio penal que terminará en Comodoro Py o será un debate entre sabios constitucionalistas. Los asesores buscan viejos expedientes de juicios picantes, como aquel al juez Augusto Belluscio, a finales de 1989. Juicios picantes requieren abogados picantes y los abogados picantes son caros.

Cada candidato en su casa y Macri en la de todos

Mauricio Macri dilata su estadía en Cumelén hasta el próximo lunes 20, día de comienzo de las clases –su hija está en edad escolar-. Espera retomar la actividad en la oficina de Acassuso, en donde hubo trabajos de refacción que lo obligaron a despachar en el edifico Regatta, en el puerto de Olivos.

Va a estar una semana y reaparecerá el lunes 27 en Rosario. Allí presentará el libro en la Fundación Libertad y atenderá aliados políticos. El 28 se va a Italia, Universidad de Boloña. Y sigue con compromisos FIFA: el más importante es la asamblea de ese organismo para elegir por tercer mando a Gianni Infantino, prevista para el 16 de marzo en Kigali, capital de Ruanda.

Cerró su plan de padrinazgos sobre las tribus del PRO con el blanqueo de las tareas de Hernán Lombardi como jefe de campaña de Patricia Bullrich. Completó el banco de ahijados detrás de cada precandidato presidencial. Lo tiene a Fernando de Andreis con Jorge Macri que es, hasta cierto punto Horacio Rodríguez Larreta. No faltan quieren creen que el pacto Macri-Larreta es el más firme en el PRO y que el resto son redes de contención, para que los dirigentes y sus votantes no se salgan de la pecera.

También puso a Darío Nieto junto a María Eugenia Vidal –se sentaron el viernes en la misma mesa con Mario Negri, Rodrigo de Loredo y Luis Juez en el almuerzo de Jesús María, Córdoba. Quien sobreinterprete esos gestos se equivoca, y también quien los subinterprete. Para unos es un aviso de que jugará y que los quiere a todos en un puño. Para otros, que se va de la candidatura, pero deja una ficha en cada competidor. Y ruega para que nadie lo traicione y le arrebate poder.

Fantasías sobre Mauricio 2027

El merodeo de Macri en estas cumbres es explicable porque ya ser presidente de la fundación FIFA le da una vidriera envidiable a cualquier figura pública. Hay una trama que le atribuye a Macri la intención de ser el sucesor de Infantino cuando termine su tercer mandato, en 2027. Infantino, que lo llevó a Macri a la fundación, no puede reelegir.

Pesa en muchos lo que escucharon de Julio Grondona sobre quién sería su sucesor en la FIFA, cuando respondió: Mauricio Macri. Ocurrió en 2006 en una cena en el hotel de la delegación argentina durante el campeonato mundial de fútbol. ¿Vale más ser presidente de la FIFA que presidente de la Argentina? Hay para todas las respuestas, pero Macri ya fue presidente y puede tener reservas para intentar un segundo tiempo que a otros no les funcionó.

No necesita plata, pero el salario del presidente de la FIFA es de unos USD 2 millones al año, más gastos de representación de más de USD 300 por día trabajado –puede ser un empleo de tiempo completo-. Nadie imagina que además haya gastos en negro, porque ya les cayó una vez la IRS de Estados Unidos. Pero con el blanco le bastaría a cualquier hombre de la política. Tiene avión propio y una justicia propia, más legítima que la que sufren los demás, porque es un tribunal arbitral que resuelve los conflictos por fuera de cualquier jurisdicción nacional. Es una suerte de monarquía que te ofrece una vida loca, de oropeles y destellos.

Mejor que dormirse pensando en Mayans y despertar pensando en Parrilli. ¿Por qué no probarlo?

Fuente: Clarin

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