Se confirma un dato de la sequía que aumenta la presión sobre todos los dólares

ECONOMÍA Daniel Fernández Canedo
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La Bolsa de Cereales Buenos Aires confirmó lo que se había pronosticado y es que este año ingresarán US$ 14.000 millones menos que en la campaña agrícola anterior. 

La sequía que viene afectando desde fines de año pasado la siembra y la producción tuvo un pico el fin de semana a partir de temperaturas récord que explican, por ejemplo, la merma de 45% en la producción de trigo respecto de la campaña anterior.

Para el Banco Central la sequía desvela a los funcionarios que ya en enero registraron una importante baja en las liquidaciones de divisas que, en promedio, alcanzaron US$ 42 millones por día cayendo 64% respecto al mismo mes del año anterior.

Para ese resultado confluyeron negativamente las menores exportaciones por la sequía y las liquidaciones anticipadas de fines del año pasado de los dólares soja 1 y 2 que le aportaron US$ 11.000 millones.

La confirmación de los pronósticos sobre la merma del ingreso de dólares agrega presión al mercado cambiario y, especialmente, al Banco Central que viene perdiendo reservas.

Un informe reciente de la Fundación Capital pone el foco de atención en que las "reservas netas" del BCRA rondan los US$ 2.000 millones, y que están lejos de poder alcanzar la meta de acumulación acordada con el Fondo Monetario Internacional de US$ 5.500 millones para marzo.

El dilema cambiario se agudiza para el Gobierno en el año electoral.

La intención firme del ministro de Economía es evitar un salto del dólar oficial a toda costa porque sabe que una devaluación aumenta los precios de los alimentos y eso hace caer aún más el poder de compra de los salarios.

Con la lógica de la política electoral, el Gobierno buscaría retrasar un poco más al dólar hacia mediados de año si las condiciones del mercado se lo permitiesen pero los datos de los últimos años de gestión no lo favorecen.

Agrega el informe: "tras dos años en que el tipo de cambio oficial verificó atrasos no hay margen para continuar con esa dinámica" de utilizar al dólar como ancla para contener la inflación.

En 2021 el "tipo de cambio se deslizó 22,15% frente a una suba del índice del costo de vida de 50,9%" y el año pasado, a pesar de aumentar el ritmo de devaluación, el dólar subió 72,4% mientras que la inflación terminó en 94,8%.

Para esa Fundación, el dólar oficial está 26% atrás respeto del tipo de cambio promedio de los socios comerciales de la Argentina y 38% retrasado con relación a un buen momento de ventas externas que fue el período 2003-2011.

Y a eso se agrega el 6% de la inflación de enero que le agregaría presión a Massa que, por un lado, necesitaría bajar el ritmo de suba del dólar oficial en el intento de aquietar los índices de precios pero, por otro, aumentarlo para tratar de reducir la brecha con los dólares libres.

En esa encrucijada, insisten en el gobierno en que es inminente la firma de un acuerdo con un banco internacional para obtener US$1.000 millones por un Repo.

Un Repo es un contrato de transacción de un activo con cláusula de recompra y ahí hay un punto delicado para la operación por parte del gobierno argentino.

En general, los Repo, imponen una garantía de 2 a 1, o sea que para que le presten US$ 1.000 millones, el Tesoro debería poner US$ 3.000 millones nominales en bonos al 100% pero, como los bonos cotizan en torno de US$ 33, el Tesoro debería otorgar en garantía una cifra aproximada a los US$ 6.000 millones en bonos además de pagar una tasa de 9%.

La apuesta del Gobierno es a conseguir el Repo y a lograr a corto plazo un acuerdo con Brasil para avanzar en las compensaciones en el comercio bilateral como medio para utilizar menos dólares pero, en este caso, los tiempos los maneja Itamaraty.

La inflación de enero, por otra parte, le pega fuerte al costado de los pesos y mete presión sobre el nivel de la tasa de interés que fija el Banco Central.

Hasta ahora la tasa de referencia en 75% anual viene actuando como una aspiradora eficiente de pesos por parte del Banco Central y así lo demuestra la suba de los plazo fijo en los bancos.

También viene permitiendo que el Tesoro se financie para cubrir los vencimientos de deuda de corto plazo en lo que constituye otro punto sensible. Al Tesoro le sigue costando mucho prorrogar vencimientos de deuda más allá de julio y eso viene de antes de que Juntos por el Cambio alertara sobre el monto de la deuda en pesos que podría recibir el futuro gobierno como herencia financiera.

La tasa de interés en 6,2% mensual (¿será suficiente para contener a los pesos?) y la brecha entre los dólares oficial y libre de 94% vuelven al centro de la escena.

La fugaz idea del Gobierno de haber quebrado, aún en las alturas, la inercia inflacionaria bajándola de 6/7% a 4/5% mensual a fin de 2022 volvió a demostrar que los parches, en esta materia, duran poco. El 6% de suba del costo de vida de enero agrega presión tanto al costado de los pesos como al de los dólares y, sobre todo, sigue golpeando con fuerza a los bolsillos. Otra vez y van...

Fuente: Clarin

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