Israel le dice un rotundo "NO" a las locuras de Benjamin Netanyahu

Decenas de miles de personas salieron a las calles en varias ciudades del país. Las manifestaciones se dan como muestra del desacuerdo de muchos israelíes ante la propuesta de reforma judicial expuesta por el Gobierno de Netanyahu. A pesar del descontento, el Ejecutivo se muestra determinado a seguir adelante con los cambios.

Por noveno sábado consecutivo los israelíes mostraron su descontento ante las reformas judiciales que intenta llevar a cabo el Gobierno del primer ministro, Benjamin Netanyahu. De acuerdo a la agencia Reuters las protestas congregaron decenas de miles de personas.

El núcleo de las protestas se desarrolló en Tel Aviv, la capital, mientras que otros miles de ciudadanos se manifestaron en Haifa y Jerusalén y otras ciudades. En la concentración capitalina se observaron cientos de banderas nacionales y carteles con la imagen de Netanyahu acompañado de varios dictadores.

“Vine a manifestarme contra la revolución del régimen, que el Gobierno de Israel nos impuso (…) Espero que esta gran manifestación tenga efecto y demuestre que no nos vamos a rendir”, declaró un profesor de historia, Ronen Cohen, para la agencia Reuters.

También se observaron banderas palestinas y carteles. "De la nación emergente a la nación cerrada", decía uno de estos. En este sentido, un grupo importante de asistentes hicieron ver su preocupación en cuanto al actuar de las autoridades del orden, quienes esta semana comenzaron a usar la fuerza para disipar a los presentes.

 
 
 
“Existe el peligro de que Israel se convierta en otra dictadura”, aseveró un ciudadano de 68 años. Ophir Kubitsky, también profesor, dijo que asistirán “una y otra vez” hasta que logren que el Ejecutivo se retracte de sus aspiraciones. Pero, a pesar de la voluntad de quienes se oponen a las reformas judiciales, el Ejecutivo ratificó que continuará adelante con ellas.

La reforma de la discordia

Entre los aspectos que conforman los cambios propuestos por el Gobierno, uno en particular ha exacerbado los ánimos en las calles israelíes: la cláusula de anulación. Esta podría eliminar las sentencias del Tribunal Supremo con una mayoría simple de diputados al Parlamento local.

Como consecuencia, esta medida podría afectar la principal atribución con que cuenta el organismo, que es velar por la constitucionalidad de las leyes que apruebe el Legislativo, que actualmente cuenta con una mayoría de apoyos a la gestión de Netanyahu.

Otras reformas propuestas otorgarían al Gobierno el poder de seleccionar magistrados. Los opositores arguyen que debilitaría la separación de poderes, pondría en peligro las libertades civiles y las muestras de oposición.

Quienes aplauden la propuesta de la coalición de derecha y ultraderecha, alegan que debe frenarse la influencia de la Corte Suprema para que no se extralimite en la escena política.

Escalada de las protestas

En los últimos días, la policía ha disparado gases lacrimógenos y arremetido contra los manifestantes.

Las imágenes que dejaron el enfrentamiento fue un medidor de la intensidad de los disturbios. Una bandera israelí yacía en el piso manchada en sangre, mientras su portador se llevaba las manos a la cabeza, para detener el sangrado presuntamente provocado por el golpe de una granada.

 

En otra muestra de descontento, cientos de personas rodearon un local de belleza al que asistía Sara Netanyahu, la esposa del primer ministro. La cónyuge del jefe del Ejecutivo no pudo salir durante horas, hasta que fue rescatada por agentes policiales.

En este marco, Netanyahu afirmó que apoyaba el debate, pero dejando claro que no se permitiría ninguna muestra de anarquía o de violencia.

Hace décadas no se desarrollaban protestas a estos niveles de convocatoria, más en un contexto complejo ante el aumento de la violencia y enfrentamientos con los palestinos, lo que polariza aún más la sociedad.

Fuente: France24