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Mientras las campañas electorales se desarrollan, políticos, periodistas y analistas las seguimos (tratando unos de captar y otros de explicar), una nunca vista falta de ilusiones y una crisis económica y social sin precedentes alimenta la anomia colectiva.
Las empresas encuestadoras no consiguen respuestas de los entrevistados. Solo uno de cada siete en las presenciales y uno de cada diez en las telefónicas aceptan contestar sobre sus preferencias de cara al próximo comicio y otras preguntas al respecto.
En las últimas elecciones en España la abstención llegó al 36,07%, en Italia al 37,1%, en Colombia al 41,83%, y los pronósticos indican que (entre voto en blanco y ausentismo) el comportamiento del votante argentino va en ese camino.
Los focus group (con dificultades similares o peores que las encuestas) demuestran que el motivo de este comportamiento es monocausal: ausencia absoluta de esperanza sobre el comportamiento de la clase dirigente.
Conviene advertir, por nuestro futuro colectivo, que cuando tantos evitan participar quienes se favorecen son las estructuras que pueden controlar el voto cautivo.
El manejo de los planes sociales, la entrega de alimentos y bebidas, el poder de la estructura del crimen organizado y (del lado positivo) el de la militancia enamorada de un proyecto o de una ideología, suplanta la espontaneidad y el libre albedrío de la voluntad masiva de los argentinos, cuya matriz histórica estamos abandonando.
Por eso el título de esta nota que, sin negar las deficiencias del sistema en el que vivimos, busca explicar que estamos dejando en manos de minorías organizadas nuestro futuro y propone una conducta diferente; concurrir a votar, aun con dudas, impidiendo que otros decidan por nosotros.
En momentos aciagos para su país Churchill afirmaba “la democracia es el peor sistema de gobierno, a excepción de todos los demás que se han inventado”.
Y la democracia no solo se pierde en manos de los totalitarismos, como en Cuba, Venezuela o Nicaragua, también cuando nos dejamos suplantar.
¿Qué no daría a un habitante de esos torturados países para recobrar la libertad perdida y elegir quien los dirija? Aquí muchos piensan en emigrar, allí solo queda huir. Aunque pertenezcan a minorías privilegiadas por su éxito deportivo. En los últimos días cinco futbolistas de la selección cubana de fútbol,33 deportistas de nivel internacional desde el comienzo de este año, aprovecharon una oportunidad para fugarse.
Basta preguntarle a un venezolano, de los miles que nos atienden en todo tipo de negocios. Los que no han pasado por las mazmorras de Maduro igual te pueden contar lo que allí sucede y lo que añoran la libertad.
La dictadura acaba de prohibir que, en la farsa electoral que preparan, participe quien podía lograr muchos votos. No ganar. Eso no está permitido.
¿Cuánto nos costó, hace solo 40 años recuperar la democracia?
La super exitosa Taylor Swift, llena estadios en todo el mundo. Van a escucharla cantar. Pero ella también opinó sobre las elecciones en su país. Termino este llamado a la participación colectiva con una frase de ella “No es suficiente solo querer un cambio…debes ir y hacer el cambio a través del voto. Te prometo que vas a sentirte maravilloso al ejercer ese derecho que es tuyo”.
* Para www.infobae.com







