Filtro ultravioleta en Buenos Aires

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La caida del proyecto de ley ómnibus expuso -aún más- las marcadas diferencias que existen en Juntos por el Cambio (JxC) desde que Mauricio Macri y Javier Milei firmaron el Pacto de Acassuso, una alianza de gobierno de hecho con una fuerte influencia del fundador del PRO que tiñe de violeta a cada vez más dirigentes amarillos. La aprobación del Presidente como "leales" a quienes acompañaron la iniciativa y la acusación de "traidores" a quienes la rechazaron abrió una profunda grieta en la excoalición en la órbita nacional, espacio que aún resiste en la provincia de Buenos Aires, donde su dirigencia concentra todos sus esfuerzos en el adversario que los une sin distinciones: el gobernador Axel Kicillof.

“Estamos full interbloque”, le dice a Letra P una fuente del PRO bonaerense, consultada sobre las posibles derivaciones de la fisura cada vez más abierta, a nivel nacional, entre el PRO y la UCR que terminaría en el certificado de defunción de JxC. El cimbronazo político que provocó el retiro del megaproyecto dejó cierta tendencia de la dirigencia amarilla a romper filas para sumarse a las Fuerzas del Cielo, aunque hasta este momento ese sacudón no hace colapsar las bases del ex-JxC bonaerense, devenido en interbloque de hecho, que pretende fortalecer y cohesionar el espacio.

En una reunión que el bloque PRO realizó el miércoles en la Legislatura bonaerense, se habló mucho de política -más allá de los motivos técnicos y legislativos para los que había sido convocada- con la coincidencia de casi todos los sectores que pretenden “fortalecer el interbloque”, pero también “marcar y recuperar la identidad como partido”. En esa tribu explican que en los años de JxC como bloque único “se perdió un poco la identidad, sobre todo después del internismo feroz”. En diálogo con Letra P, alguien que participó del encuentro señaló: “Queremos volver a nuestros valores dentro de la Cámara”. Como sea, aclaró que, a pesar de diferentes posturas con el radicalismo o la Coalición Cívica, “en lo macro hay acuerdo total”.

Las pequeñas diferencias con algunos representantes del interbloque bonaerense son con algún sector del PRO que responde a Patricia Bullrich, quien este viernes aseguró que “se viene” una alianza entre el partido que preside -lugar al que busca volver el expresidente Mauricio Macri- y LLA. La ministra de Seguridad, exrival en las elecciones generales del anarcocapitalista y quien rápidamente puso el gancho para sumar sel gobierno libertario, abre los brazos para recibir a todo dirigente amarillo que muestre deseos de poder. Su declaración, en la previa de la reunión que tendrán Macri y Milei cuando el Presidente vuelva de su viaje por Israel e Italia, abre una ventana de esperanza en el macrismo para que más hombres y mujeres que responden al exmandatario sean nombrados en el Gobierno.
Lejos de aquello, aunque con un puñado de legisladores PRO coqueteando con los libertarios bonaerenses, la conducción de JxC refuerza la alianza para que no se filtre esa tensión en el cielorraso bonaerense. Allí destacan el rol del presidente del bloque amarillo, Agustín Forchieri, responsable de contener a todas las expresiones del partido, quien firmó a fines del año pasado un acuerdo con el presidente del bloque radical, Diego Garciarena, y la titular de la bancada de la CC, Maricel Etchecoin, para trabajar juntos pero separados en Buenos Aires. Las reuniones de los bloques opositores de esta semana sirven para dejar atrás los rumores de fuga que surgieron el año pasado cuando, foto mediante, amarillos y violetas mostraron un futuro juntos.

En la misma sintonía está el radicalismo, que, según una voz importante del bloque en la Legislatura, “por ahora no” hay indicios de fisuras, al contrario: “Arriba está todo roto, no se entiende mucho lo del Gobierno. Nosotros (en Buenos Aires) estamos más cohesionados como oposición”, le explican a Letra P. En esa línea, la diputada Alejandra Lordén, que participó de la reunión de bloque que la UCR realizó esta semana, señaló: “Al haber trabajado en un bloque juntos, tenemos una dinámica de trabajo presentándonos como una oposición responsable. A pesar de estar en bloques separados, trabajamos en conjunto, a diferencia de lo que pasa en la Nación, donde están desarticulados”.

A la tendencia macrista/bullrichista de arrimarse sin pruritos al partido libertario, la provincia le propone un contrapeso que tiene una explicación: mientras que a nivel nacional no hay una convicción homogénea, en todos los sectores de JxC, de hasta dónde deben acompañarse las ideas de la libertad y hasta dónde no, en Buenos Aires todos son opositores a Kicillof.

Durante todo 2023 intendentes y legisladores del PRO y de la UCR trabajaron en conjunto para pedirle al gobernador el pago de deudas que la provincia mantenía con los municipios y negociaron juntos el tratamiento de los proyectos de ley que el Ejecutivo envió a la Legislatura. Véase aquí otra diferencia: mientras una ley de suma urgencia para el Gobierno nacional (la ómnibus) tuvo al PRO y a la UCR tratándolas con serias diferencias y posturas diversas, el proyecto que Kicillof necesitó como el agua en diciembre del año pasado (endeudamiento y emergencias) encontró a la coalición negociando articulada, exigiendo cambios en el texto y votando a favor.

Según indican las fuentes consultadas por este medio, será un año en el que la Legislatura bonaerense trabajará mucho más que las escasas dos sesiones ordinarias y las dos extraordinarias que se llevaron adelante el año pasado. Si así fuera, la oposición se encontrará -esperan- mucho más sólida que a nivel nacional y siempre a la expectativa del extraño caso libertario en el parlamento bonaerense, que cuenta con cuatro bloques en Diputados y tres en el Senado.

Con informacion de Infobae.

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