Cristina Fernández de Kirchner insiste en sus errores económicos para enviar una señal al PJ

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Repareció Cristina Fernández de Kirchner y no sorprende demasiado que lo haya hecho en este momento. La expresidenta  intenta desembarcar en las conciencias argentinas con un particular análisis de la historia económica reciente del país en el dia de San Valentín (una celebración que se presume que poco tiene que ver con la política) y utilizando una pieza argumental de 33 páginas que llega justo en medio de la crisis de conducción que muestra el peronismo. Las críticas al actual Gobierno y su diagnóstico no deberían sorprender, sobre todo por su particular visión, casi única, de los fenómenos económicos, sumado a la absoluta ausencia de alguna autocrítica real sobre su paso por el poder en cualquiera de los cuatro mandatos kirchneristas.

En esos términos la aparición del documento parece plantar una bandera con la que Cristina exige un protagonismo y jefatura que el peronismo de estos días le retacea o, mejor dicho, le quita. Mas allá de los argumentos económicos y las críticas a Javier Milei y Luis Caputo, cabe preguntarse ahora si el PJ continuará un proceso de renovación tras la crisis que detonó el Gobierno del triuvirato de Alberto Fernández, Sergio Massa y Cristina Fernández de Kirchner o volverá a encolumnarse tras las órdenes de la expresidenta. Las preguntas abundan. ¿Qué pensará Sergio Massa sobre la teoría de Cristina que vuelve a sostener que el déficit y la emisión no son culpables de nuestros males económicos y si el endeudamiento en dólares y la intervención del FMI? El ministro candidato se comprometió durante la campaña a metas con el Fondo que ahora Cristina considera casi una promesa al demonio.

En esos términos el documento que esta mañana dio a conocer la expresidenta parece más un ejercicio de protagonismo de la desorientada interna peronista que una clase de historia económica que, sin cuestionar a nadie, parece tener baches insalvables. En esa línea, Cristina aparece necesitada a reforzar poder con el agravamiento de sus problemas judiciales, tras el pedido del fiscal Mario Villar (a cargo de la causa por la obra pública de Vialidad Nacional en Santa Cruz) que eleva a 12 años su condena.

El escrito de la exvicepresidenta viene, además con un riesgoso ejercicio docente: relata la historia argentina desde su particular versión y la intención de hacer impacto en la conciencia de los jóvenes que no vivieron y en muchos casos ni leyeron sobre que pasó realmente en este país desde 1983 a la fecha.

Luis Caputo salió a contestarle hoy, el primero que lo hizo desde el Gobierno, con un razonamiento más que obvio y que va en contra de toda esa argumentación kirchnerista: “Deuda solo se toma cuando hay déficit fiscal”, le dijo vía X (antes Twitter).  

Es un hecho que el FMI, con sus recetas erradas o no y sus bajas tasas de interés, aparece solo cuando lo llaman y esto normalmente fue cuando la economía del país estaba en estado explosivo. Olvida Cristina Kirchner que el organismo, con todos sus enormes defectos, no aparece antes de nuestras crisis como un ángel destructor de la vida de los argentinos, sino después de los desmadres que sistemáticamente vienen cometiendo los Gobiernos de los últimos 30 años y antes también.

El análisis de la expresidenta viene, como es obvio, con una ausencia casi total de autocrítica sobre los cuatro gobiernos que de una u otra forma protagonizó y la insistencia casi dolosa de hipótesis que llevaron históricamente a la Argentina a su situación de degradación economica y social actual.

Este párrafo es prueba de eso: “A diferencia de lo que se afirma habitualmente, en cuanto a que el principal  problema de la economía argentina es el déficit fiscal y la principal causa de la  inflación, la emisión monetaria necesaria para cubrirlo; nosotros sostenemos que la inflación en Argentina se dispara ante la escasez de dólares y que el endeudamiento compulsivo en dicha moneda no hace más que agravar dicha escasez al profundizar la ya conocida y estructural restricción externa de nuestra economía bi-monetaria”.  Aquí Cristina da vuelta la ecuación de las crisis argentinas de una manera que imposible pensar fue solo por error, otra característica que recorre todo el documento.

Hay olvidos técnicos que, además, parecen casi dolosos: “No es el propósito de este documento analizar las causas del fracaso del Plan Austral ni de su sustituto, el Plan Primavera, que fue más efímero aún; pero es un lugar común en el 'mainstream' asignar como razón de ese fracaso no haber realizado las  reformas estructurales que demandaba el mercado (léase: privatizaciones). Lo cierto es que, en realidad, el proceso de hiperinflación y la caída de los planes de estabilización se produjo cuando el FMI se negó a desembolsar un tramo del préstamo con el que se debían pagar los vencimientos de bonos de deuda”, dice en otro párrafo.

Es imposible analizar el fracaso del Plan Austral si no se toman en cuenta los desvíos que tuvo la política monetaria, la ausencia de reformas estructurales que quedaron pendientes en la administración de Raúl Alfonsín y Juan Vital Sourrouille y el descontrol en el gasto que terminó detonando el plan. Al contrario de lo que sostiene Cristina, el antecedente del fracaso del Plan Austral solo sirve a la historia si se analizan las causas de su colapso.

Nada nuevo en el mundo de Cristina Fernández de Kirchner, ni siquiera su negación a la responsabilidad que le corresponde en el armado del Gobierno de Alberto Fernández; solo otra muestra de lo que ya se conoce.

CON INFORMACION DE MDZOL.COM

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