Malo pero bendecido

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La tregua que sellaron Máximo Kirchner y Axel Kicillof derramó a una parte mayoritaria del peronismo de Buenos Aires que acordó, con más o menos simpatía y pese a un largo rosario de críticas subterráneas, que el líder de La Cámpora continúe al frente del Partido Justicialista (PJ).

La decisión va a contramano de lo que ocurre a gran escala, donde toda la dirigencia empuja la salida del expresidente Alberto Fernández de la cúpula partidaria.
 
El consenso para que Kirchner continúe hasta terminar el mandato, en diciembre de 2025, comenzó a afianzarse en las últimas semanas, cuando las tensiones con el gobernador comenzaron a aflojarse hasta desembocar a una -siempre inestable- tregua.


Los fundamentos para la paz armada son dos y muy básicos:
En Buenos Aires, el peronismo logró un triunfo contundente en la última elección, por lo que no hay motivos para realizar cambios.
Es inconveniente abrir otro frente de conflicto interno; el peronismo debe mostrarse abroquelado para batallar contra las medidas de Javier Milei.
El primer argumento fue defendido ante Letra P por dos intendentes de peso no alineados a Kirchner y por un importante funcionario del entorno cercano del gobernador. El hijo de la expresidenta debe seguir en el cargo hasta el final de su mandato, dicen.
La reunión del PJ bonaerense
Una muestra del esfuerzo por alcanzar puntos de contacto entre ambos dirigentes fue la reunión del sábado pasado en Cañuelas. Allí se planteó la necesidad de convocar a las reuniones de PJ a Kicillof, Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa. Dos días después, el gobernador tuvo una foto de unidad potente al anunciar que iría a la Corte Suprema por los recursos quitados a la provincia: estuvo acompañado por toda la dirigencia, incluido el diputado.

Otra vez, la mano de CFK. Fue en el íntimo festejo de su cumpleaños, la noche previa a la reunión del PJ, donde las tensiones entre su hijo biológico y su hijo político dilecto terminaron de aflojar.

El presidente de la Cámara de Diputados, Alejandro Dichiara, se encargó de plantar bandera antes del arranque de aquella reunión en Cañuelas. "No es algo lógico no terminar los mandatos", dijo y anticipó la postura mayoritaria de los asistentes. Ninguno de los consejeros planteó la necesidad de un cambio de autoridades, pese a las tensiones que hubo durante el encuentro protagonizadas por la albertista Victoria Tolosa Paz.

Un derrotero de críticas que no van (por ahora) a ningún lado
Es cierto que un sector no acuerda con la continuidad de Kirchner. Como contó Letra P, en ese grupo se anotan los intendentes Fernando Gray (Esteban Echeverría) y Julio Zamora (Tigre). Son de los pocos -¿los únicos?- que se animan a exhibir sus críticas públicamente.

Aunque no lo dijo abiertamente, el que más jugó para patear el tablero del PJ fue el jefe comunal de Avellaneda, Jorge Ferraresi. En enero se mostró activo acumulando reunionismo con dirigentes enfrentados a Kirchner. Su nombre sonaba para una posible renovación. Estuvo de vacaciones todo el mes de febrero y las cosas cambiaron. “El que va a Sevilla…”, comentó con sorna a este medio otro intendente.

Otros siguen criticando por lo bajo al presidente del PJ, pero no están dispuestos a hacerlo públicamente ni a abrir un frente de batalla en este momento. Menos aún sin aval del gobernador para avanzar con un movimiento de ese calibre. Con todo, en los territorios comienzan a sentirse las tensiones con La Cámpora por incipientes armados pensando en la elección de 2027, cuando la gran mayoría de los jefes comunales deberá dejar el cargo sin chances de competencia por la reelección.

En otro plano, aunque latente, parecen haber quedado las avanzadas contra Kirchner que surgieron tras un alineamiento de un sector que batalló cuando el presidente del PJ empujó para que Kicillof fuera candidato a presidente, armando a través de la Mesa de Ensenada la campaña para la reelección de Kicillof. Con el resultado de 2023 puesto, esa dirigencia ascendió en el entorno del mandatario.

Pese a esos movimientos, Kirchner quedó fortalecido tras la última elección. Además de comandar PJ, es el dirigente con más poder en la Legislatura. Minó las cámaras con figuras de su estructura. Más poder: La Cámpora gobierna doce municipios bonaerenses, tres de los cuales engrosan la lista de los grandes del conurbano: Quilmes, Lanús y Hurlingham.

“Como siempre, el peronismo va a ir teniendo su propio proceso. Por ahora, Axel y Máximo van a buscar puntos en común para enfrentar a Milei. Mientras tanto, la dirigencia se irá alineando detrás de uno u otro y esto, como siempre, cuando llegue el momento, va a terminar en las manos de Cristina. Los que estaban con el cuchillo entre los dientes van a tener que esperar”, sintetiza un dirigente con silla reservada para el diálogo a un lado y otro de la grieta de la doble K.

CON INFORMACION DE LETRA P.

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