Villarruel vs. Milei: una estrategia para sobrevivir en medio de la tormenta

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Javier Milei avanza en su estilo de gobierno cada día con menos límites. La nominación de Ariel Lijo a la Corte Suprema en tándem con la de Manuel García-Mansilla es la prueba más clara de su decisión de continuar rompiendo estructuras como hizo en toda la campaña, pero aplicando cada día más las reglas básicas de la política clásica.

El Gobierno comenzó a reconocer que debe apelar a la negociación clásica para solucionar problemas. La primera prueba de ese aprendizaje la dio con la convocatoria a gobernadores tras el fracaso en la votación de la ley ómnibus. Guillermo Francos dio un paso al frente y se hizo cargo, junto a Nicolás Posse, del bordado de un nuevo esquema para aprobar todas las medidas que quedaron colgando tras las caída de esa mega norma.

Aprendió también Milei que debe dialogar con algunos sectores aunque sin mostrar debilidad. Lo está haciendo ahora el Gobierno al anunciar un decreto para actualizar jubilaciones en lugar de esperar a la posible votación de la nueva Ley Bases. El tiempo aceleró la decisión ya que es imperativo que en abril estuviera aclarado el nuevo esquema para los haberes previsionales.

En medio de ese ejercicio de realidad política contra estrategia libertaria apareció ayer Victoria Villarruel como una voz revisora de casi todas las decisiones que tomó el Ejecutivo en las últimas semanas con un reportaje donde mostró un cuidado ejercicio profesional de la comunicación, quizás el mejor exponente del gobierno en ese sentido, pero al mismo tiempo marcó la cancha al Ejecutivo como pocos.


Las declaraciones de la vicepresidenta llegaron precedidas de una estudiada foto junto a Milei tomada por Santiago Oría, publicista de campaña de Milei y Villarruel y ahora encargado de cuidar la imagen presidencial, en la Casa Rosada con la que se quiso poner fin a todas las especulaciones sobre una guerra entre ambos.

Villarruel, sin demasiados frenos, le dijo a Milei que no está de acuerdo en la nominación de Ariel Lijo para la Corte Suprema. Utilizó como argumento de esa postura la actuación del juez federal en la causa por la investigación del asesinato de José Ignacio Rucci en septiembre de 1973 y no tuvo problemas en recordar que trabaja con la hija del exjefe de la CGT, Claudia Rucci.  Esa primera diferencia llegó con otro contenido extra: la ausencia presidencial de una mirara hacia la chance de una candidata mujer.

Esa definición de Villarruel es mucho más dura hacia la interna libertaria de lo que parece. Las nominaciones de Milei a Lijo y García-Mansilla suponen un ejercicio de política del presidente con una apuesta a negociar con el kirchnerismo el acuerdo el sillón de la Corte que esta vacante desde la salida de Elena Highton de Nolasco. Ese ejercicio de uno por uno tuvo también el anuncio anticipado a Juan Carlos Maqueda para que avance en su proceso de jubilación ya que cumple 75 años el próximo 29 de diciembre.

Villarruel conoce a la perfección toda esa estrategia presidencial y de todas formas decide poner diferencias de una forma magistral, sobre todo porque ella misma deberá garantizar en el futuro la votación de los acuerdos a los nuevos miembros de la Corte Suprema cuando se ventilen en el Senado. No está claro que la rebeldía que mostró anoche la vicepresidenta le complique el camino a Milei o, por el contrario, forma parte del mismo juego que lleva adelante la Casa Rosada.

El mismo camino siguió Villarruel con su oposición a la participación de las Fuerzas Armadas en el combate al narcotráfico en Rosario, tema en el que claramente le “factura” a Milei su decisión de dejarla afuera de la política de defensa o cuando enfrenta al presidente al reconocer que acató su decisión de dar marcha atrás con la suba de las dietas a senadores a pesar de no compartir esa visión presidencial.

CON INFORMACION DE MDZOL.COM

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