Javier Milei está obligando al peronismo kirchnerista renovador a revisar todas sus políticas y relatos. Tal cual anticipó MDZ, el silencio atroz que dominó a los máximos responsables de lo que aún es Unión por la Patria con respecto de lo que sucedía en Venezuela, donde la dictadura de Nicolás Maduro no reconoció la aplastante derrota sufrida, había sido la primera señal que algo había cambiado en ese espacio.
Mientras Sergio Massa y Máximo Kirchner discutían cómo definir y qué decir frente a semejante burla y destrozo a la representación popular instrumentada por la dictadura bolivariana, Axel Kicillof amaneció teniendo que decir algo más que obvio pero no por eso menos dañino a sus aspiraciones políticas y económicas: que Javier Milei no permitió, o sus funcionarios no quisieron sugerirle esa instancia, que la planta de Gas Natural Licuado se instalase en Bahía Blanca, donde el puerto y las refinerías ya funcionan y trabajan para YPF y el resto de las empresas petroleras, y sí lo hará en Río Negro.
Kicillof nunca quiso el RIGI y fue uno de los pocos gobernadores de todo el país que se negó a firmarlo junto con sus pares de La Pampa, Formosa y Tierra del Fuego. Sin embargo, la presión interna era demasiada y hasta el intendente de Bahía Blanca, Federico Susbieles, había impulsado una adhesión en su municipio con el acompañamiento de todo el arco opositor.
Desde hace un mes los partidos opositores le venían sugiriendo, a veces solapadamente, en encuentros privados, y otras a viva voz, una salida para el laberinto en el que el gobernador había ingresado, atado por las taras ideológicas en función del cuidado al extremo del “relato”. Luego de mucho debatirse, esta semana, en la Legislatura bonaerense, iba iniciarse una tortuosa negociación para terminar acordando la sanción de un régimen especial para inversiones de estricto carácter bonaerense y, en el medio, filtrar un artículo o inciso que dejase en claro la adhesión al RIGI nacional. Esta jueves por la tarde, el exministro de Infraestructura, el único de la gestión de Javier Milei, Guillermo Ferraro, explicará por qué era necesario la adhesión y, también, sugerirá algunos puntos por los cuales Bahía Blanca era más conveniente, a contramano de la expresión oficial de YPF y otros operadores que eligieron Punta Colorada, en Río Negro.
Indiscutiblemente, ante la opinión pública, Kicillof perdió. No hay ningún elemento que ayude a sostener que podrá sacar algo de provecho a pesar que, como también es público y notorio basado en declaraciones previas, Milei jamás le iba a dejar el manejo de semejante inversión, US$ 30.000 millones de dólares, a su principal rival ideológico y político. “Está demente, a veces, pero no tanto”, se reía uno de los funcionarios que habló con MDZ al respecto.
Tanto en YPF como en Energía reconocen que pesó más lo político que lo económico. En el último de los aspectos, el valor de la inversión se compensaba siempre entre la cantidad de kilómetros que se desviaba el gasoducto con lo ya instalado en Bahía. “Eran cuatro gobernadores contra uno más los legisladores de todos ellos que, mayoritariamente, terminan votando con nosotros”, reveló una fuente de la Casa Rosada que conoce el punteo de senadores y diputados. Río Negro, la más beneficiada, Neuquén, Chubut y Santa Cruz son proyectos auténticamente provinciales y del PRO.
Kicillof tiene razón cuando dice que la decisión estaba tomada con anterioridad y que la inversión multimillonaria igual iría a Río Negro, hiciera lo que hiciera. Pero si al menos hubiera adherido antes que las petroleras bajaran el martillo hubiera expuesto mucho más esta decisión presidencial. “Imaginate si alguien osaba a decir públicamente que la planta de GNL tenía que venir acá… Lo tiran por el aire en un minuto, como hicieron con todos los que terminaron yéndose”, sostienen en La Plata.
Esta situación, que los priva de un aumento de la recaudación que sigue en caída libre, tendrá, como contrapartida, una decisión política que abroquelará la discutidísima interna de Unión por la Patria. Tener un enemigo los fortalece y frena las fugas, que de ahora en más pasarán a ser, linealmente, consideradas funcionales a Milei.
Donde no hay vuelta atrás es en el caso Venezuela. Tal cual anticipó ayer MDZ, Sergio Massa esperó todo lo que pudo y una vez que consiguió el guiño de su socio Máximo Kirchner avanzó con su primer mensaje en repudio al fraude de Nicolás Maduro, reclamó que el dictador muestre las actas de escrutinio y recordó que desde hace diez años él considera que en el proyecto bolivariano caribeño es una dictadura “que no respeta los derechos humanos”. Cristina Fernández de Kirchner, que durante la gestión de Alberto Fernández escribió diecinueve cartas, tal cual ella dijo, ahora no filtró un párrafo al respecto.
Una hora después, para que no sea un accidente, el bloque de diputados nacionales de Unión por la Patria, integrado mayoritariamente por seguidores de Cristina y Máximo Kirchner y conducido por Germán Martínez, dio a conocer su postura no tan tajante con respecto a las vejaciones institucionales pero reclamó que Maduro diera a conocer las actas de las elecciones y lo responsabilizó, como nunca antes lo había hecho, por la escalada de violencia en ese país. Toda una herejía para los antiguos aliados del régimen.
“Exhortamos a las autoridades venezolanas a que las actuaciones de las Fuerzas Armadas y de Seguridad se realicen bajo los estándares internacionales del derecho”, dijeron desde UxP de manera más que diplomática pero sin dejar margen para la duda del inicio de un despegue del régimen de Nicolás Maduro, hasta ahora, su aliado preferido.
Los pochoclos que comía José Pepe Albistur en el verano esperando la salida anticipada del poder del gobierno libertario quedaron atragantados en más de una garganta opositora que recibió un par de mandobles consecutivos en lo que más cuidaron, el relato.
No obstante, el Gobierno no debe confundirse ante un proyecto que ha sabido sobrevivir cuestiones más gráficas y sonantes como el revoleo de bolsos, cajas fuertes o rutas que nacían y terminaban en ninguna parte.
“Sí, volvieron, pero después lo tuvieron a Alberto, la clandestina de Olivos y no se pudieron levantar más… Hasta nuevo aviso, a Milei le basta y le sobra con esa historia para seguir con su ajuste y dejarlos sin relato”, aseveró un consultor adscripto a la Casa Rosada.
CON INFORMACION DE MDZOL.COM