El veto y el drama de Javier Milei

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El apoyo del PRO en el Senado a la reforma jubilatoria impulsada por la oposición fue un dato más de la tensión entre Mauricio Macriy Javier Milei, pero no es medular para el destino de un veto presidencial: en ninguna cámara el partido amarillo es decisivo para que el Presidente puede evitar los dos tercios.

Se trata de la mayoría necesaria para ratificar una ley desechada por el Poder Ejecutivo. De esta manera, el anuncio de este viernes del expresidente de apoyar un veto cuando el debate se retome en el Congresoresulta más una trampa discursiva para ganar las primera planas. Los números son claros: en Diputados, sobre 257 bancas, se necesitan 172 para llegar a los dos tercios. Lo mismo pero a la inversa: son necesarias 86 para evitarlos. La suma de bancas de La Libertad Avanza (LLA) (38) y del PRO (37) da 75.

Hacen falta otras 11, que el oficialismo podría reunir con quienes supieron moverse como aliados fijos, pero estos ya mostraron que son capaces de desmarcarse. Son el bloque tucumano Independencia (3), el de exlibertarios MID (3), Buenos Aires Libre (2) -el bloque de Carolina Piparo-, la tucumana Paula Omodeo y la dupla de San Juan.


El oficialismo no pudo reunir a su favor a todo este grupo cuando la reforma jubilatoria se trató en Diputados: Omodeo se abstuvo -lo que baja el número para conseguir dos tercios- y las bancas de Tucumán y San Juan quedaron vacías. La relación entre el MID de Oscar Zago y Piparo con el Gobierno está rota.
Los números de Javier Milei
En la sesión de Diputados que aprobó la reforma previsional, el PRO dejó siete bancas vacías, entre ellas las de María Eugenia Vidal, que son las que Macri dice garantizar cuando se trate el veto. Serían necesarias, pero insuficientes para que Milei no tenga que promulgar de prepo la reforma. El Presidente no tiene otra opción que pedirle a un sector de la UCR y de los partidos provinciales que se sienten a defender el veto a una ley que sancionaron.
Por caso, este jueves, en el Senado sólo los gobernadores Gustavo Valdés (Corrientes) y Leandro Zdero (Chaco) trabajaron para impedir la ley. En la cámara alta la presencia del PRO es aún más insignificante: reúne siete votos sobre 72, incluida su aliada Beatriz Ávila. En ese recinto son necesarios 48 votos para los dos tercios o 25 para evitarlos. LLA tiene sólo siete, o sea, con el partido amarillo adentro, requeriría 11 aliados más para sostener un veto.

La reforma previsional tuvo en el Senado el respaldo del PRO en la votación en general, mientras que los artículos 2 y 4, los que más son resistidos por el Gobierno, sólo fueron acompañados por Guadalupe Tagliaferri, una outsider que se mueve en tándem con Martín Lousteau. Por fuera del partido amarillo, para voltear estos artículos el gobierno sólo sumó al salteño Juan Carlos Romero (Cambia Federal) y al correntino Carlos Espínola.

El artículo dos dispone un aumento anual de las jubilaciones atado al 50% de la variación real de los salarios y el cuatro, un piso a las jubilaciones de 9% por encima de la canasta básica. El jefe del bloque radical, Eduardo Vischi, gestionó modificarlos, pero no pudo. Se aprobaron con 49 votos, uno por encima de los dos tercios del recinto, sin importar las ausencias.

Con estos consensos, para rechazar un veto, ni siquiera hace falta Tagliaferri, mucho más si se suman tres figuras ausentes este jueves: Silvina García Larraburu (UP), Maximiliano Abad (UCR) y Alejandra Vigo (Unidad Federal).

Guillermo Francos y los números finos
En el Senado, Milei no tiene otra opción que sumar un sector de la UCR (13 bancas), donde no será fácil torcer voluntades. Ni siquiera quisieron apoyar al Gobierno la dupla mendocina que responde al gobernador Alfredo Cornejo y la santafesina Carolina Losada. Tienen el teléfono abierto para el Presidente.

La amplia paleta de partidos provinciales está en el mejor momento de su relación con el Gobierno, que en este tema no quieren dar la cara a favor del superávit fiscal. Consideran que, tarde o temprano, la etiqueta de haber votado en contra de los jubilados les puede jugar en contra electoralmente.

El único compromiso que estas fuerzas tomaron con Guillermo Francos es no empujar una sesión para sancionar la reforma jubilatoria, pero le aclararon que votarían a favor cuando se abriera el recinto. Así fue.

El tratamiento del veto presidencial, de esta manera, se convertirá en un obstáculo para el Gobierno en el Congreso, porque en algún momento llegará al recinto: alcanza con pedidos de sesiones especiales de cualquier sector.

El combate al discurso del déficit fiscal será sencillo: en estos casos, la oposición de turno propone eliminar partidas para que alcance la plata. La de fondos reservados de la SIDE es una de ellas. Hay varias más. Milei se siente cómodo con este debate. Sus eventuales aliados no.

CON INFORMACION DE LETRA P.

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