A Manuel Adorni no le faltan followers libertarios ni elogios de Javier Milei; pero sobre todo le sobra una alta exposición que podría llevarlo a una boleta en 2025. Cuando le preguntan, el vocero presidencial niega que ese sea su objetivo y hasta resalta su predilección por el rol ejecutivo, donde oficia de punta de lanza de la batalla cultural.
Detrás del jefe de Estado, es una de las caras más visibles de la Casa Rosada, y uno de los seis integrantes de su mesa chica ampliada de los martes. Es por eso que su nombre suena como posible candidato a senador por la Ciudad de Buenos Aires el próximo año, una opción más que verosímil. Quienes dialogan con él de manera habitual aseguran que Adorni preferiría seguir escoltando a la secretaria General, Karina Milei, que tiene por objetivo profundizar la marca política de su hermano para ganar gobernabilidad.
Una encuesta reciente que encargó el Gobierno a Reyes & Filadoro muestra que Adorni está en el podio de las figuras del espacio libertario, de acuerdo a los participantes de un grupo focal. Lo siguen Martín Menem, Guillermo Francos, Karina Milei, Toto Caputo y Victoria Villarruel. "El vocero presidencial se posiciona como el refente mejor evaluado, específicamente entre los más jóvenes" -concluye el informe- por su defensa del jefe de Estado y "templanza" a la hora de responder cada semana las consultas de la prensa acreditada.
Manuel Adorni, el escolta de los actos mileísta
No sólo es la sombra de El Jefe: Adorno también acompaña al Presidente en la gran mayoría de los actos políticos y de gestión en el país. Estuvo este viernes la tercera edición del Foro Madrid, un encuentro organizado por el partido de ultraderecha Vox, inmediatamente después de la apertura a cargo de Milei, en la que desplegó sus habitual repertorio de críticas hacia la "casta" y el socialismo. No fue la única oportunidad en la que se llevó algunos aplausos y pedidos de selfies del público.
El 22 de mayo fue la persona encargada de presentar a Milei en el acto en el Luna Park y quedó en evidencia que ni Francos ni Bullrich, sólo por mencionar a dos integrantes del gobierno con extensa trayectoria política que también estuvieron presentes, fueron ovacionados de la misma forma.
La fotografía que se difundió de esa gélida noche, con un enardecido Milei sentado entre Adorni -que ofició tanto de presentador como moderador del encuentro- y José Luis Espert, que acompañó la presentación del libro del libertario, fue leído rápidamente como un tándem para competir en las próximas elecciones. El vocero, por la Ciudad de Buenos Aires; y el diputado por la provincia. Karina Milei sólo apoya la primer opción.
El desgaste de una vocería hiper expuesta
Que su nombre haya sido coreado en el mítico estadio porteño o que su cara haya aparecido en un flyer del foro organizado por Santiago Abascal se debe, en gran parte, al rol institucional que cumple cada semana en la Casa Rosada ante la prensa acreditada. El atril en el que se para para responder cinco preguntas de periodistas nacionales y una de colegas extranjeros es, también, un fierro caliente difícil de sostener en el tiempo.
Es por eso que Adorni comenzó con conferencias diarias, pero luego las fue espaciando para hacer dos por semana: una después de la reunión de gabinete los martes y la otra los viernes, para resumir la semana de gestión. Aún así, no pudo evitar los errores no forzados por la sobre exposición mediática, como cuando olvidó mencionar a Diego Maradona en el Día del Zurdo, un hecho que fue tomado como una chicana contra el mayor ídolo del fútbol; pese a que, en privado, el vocero se declara fanático de El Diez y lo pondera incluso por encima de Lionel Messi.
Más allá de eso, sus conferencias no tiene el mismo brillo del inicio, y tampoco la misma repercusión en medios y redes sociales, que ahora giran sin mucho éxito en búsqueda de otras voces del gobierno como Lisandro Catalán, que de manera tímida comenzó a hablar de la reforma electoral que promueve, o José Rolandi, quien heredó la costumbre de Nicolás Posse y todavía no se le conoce la voz.
La silenciosa disputa por la comunicación del gobierno
Hasta ahora Adorni pareciera no tener enemigos internos, aunque se menciona, probablemente con cierta suspicacia, que lo respaldan de manera férrea sólo dos de los tres vértices del triangulo de hierro que componen Javier Milei, su hermana Karina, y el asesor Santiago Caputo. Las - por ahora - sutiles críticas contra el vocero provienen no del despacho del arquitecto del relato libertario sino de algunos de los fundadores del denominado troll center que trabajan bajo su mando.
El enfrentamiento político indisimulable es otro: el que libran Adorni y el secretario de Prensa, Eduardo Serenelli. En rigor, las diferencias comenzaron por las sospechas que comenzó a marcar la secretaria General, después de que el ex-La Nación+ habilitara el pago de pauta a medios amigos y abriera su agenda política sin su consentimiento.
Este rechazo al experiodista del karinismo quizá explique que en el vuelo oficial de ida hacia Córdoba, por el acto del 25 de Mayo, Adorni y Serenellini fueron ubicados uno al lado del otro en el avión, pero en el de regreso a Buenos Aires viajaron separados por un pedido explícito de la cúpula libertaria. "No los vuelvas a sentar juntos o te quedás sin trabajo", le habría dicho un funcionario relevante al encargado del protocolo.
Con Serenellini corrido prácticamente desde el inicio de la gestión, Adorni y Caputo son las dos caras de una misma moneda con la que la administración libertaria libra una batalla cultural para fortalecer la figura del Presidente y atacar a sus enemigos. Uno lo hace desde la sombras, operando en temas sensibles como el Poder Judicial o el espionaje, sin intenciones de asumir como funcionario o integrar una boleta, pese a los reiterados ofrecimientos de cargos que le hizo Milei. El otro lo hace bajo los reflectores de los sets de televisión con la mira puesta en el 2025. Las encuestas asfaltan ese camino.
CON INFORMACION DE LETRAP